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"Plástico detox": nuestra verdadera cura de
reconocimiento
Por César Javier Palacios
09.05.2019
Botellas de plástico. Foto: Pixabay.El nuevo libro
del divulgador ambiental José Luis Gallego, ‘Plástico detox’, es
un manual práctico para ser un perfecto ‘plasticariano’ y no acabar
plastificado. Para no criminalizar todo el plástico, sino
introducir un urgente cambio hacia hábitos de consumo responsable de
este material. Para poner fin a disparates como la típica bolsa
desechable, con una vida útil inferior a la media hora y que puede
tardar hasta un siglo en descomponerse. Y, ¡atención!, en el mundo se
reparten un
millón de estas bolsas por minuto. La sociedad ya se está
movilizando para no acabar plastificados. Sigamos aplicándonos en ello.
Dentro de 100 años, ni tú ni yo estaremos aquí. Pero
tu basura plástica seguirá en el mundo tan nueva como el primer día,
contaminando ese parque nacional donde te bebiste un refresco o esa playa en
la que apuraste un mojito tan veloz como el amor se escapó aquella noche por
la arena. Nuestros recuerdos de usar y tirar se han convertido en desechos
casi permanentes que, de tenerlos identificados, amontonados, nos
avergonzarían el resto de nuestra existencia. Pero la basura es anónima, a
pesar de que sus responsables no son cuatro guarros que no reciclan. El
pecado es global, es del sistema, es de todos: es nuestro. Salvo que te
hagas plasticariano: activista empeñado en eliminar de tu vida el
uso del plástico.
Plasticariano es un nuevo palabro surgido en
el mundo anglosajón con la intención de poner fin a un problema
relativamente nuevo. Lo promueve un colectivo emergente de activistas que
luchan contra viento y marea para reducir el consumo personal de tan
pernicioso material. Para poner fin a disparates tan disparatados como la
típica bolsa desechable, con una vida útil inferior a la media hora y que
puede tardar hasta un siglo en descomponerse. Toma nota: en el mundo se
reparten un millón de estas bolsas por minuto. O para sustituir las botellas
de plástico de las que cada día consumimos (y tiramos) mil millones.
“No podemos seguir de brazos cruzados. Porque si para
cuidar el medioambiente los pequeños gestos son poderosos, en este caso
resultan fundamentales”. Así concluye la introducción del nuevo libro del
divulgador ambiental José Luis Gallego, Plástico detox (Planeta,
2019). El título no puede ser más sugerente. Olvida los zumos de espinaca,
espirulina, chía y jengibre. El auténtico tratamiento detox, desintoxicador,
no lo necesita nuestro organismo (que también). Lo exige, y con urgencia,
nuestro planeta.
Debemos acabar cuanto antes con toda esa mierda
plástica que cubre océanos, ríos, playas,
montañas, parques, calles, pero también peces, aves, mamíferos
y a nosotros mismos, pobres víctimas de un consumo desaforado que nos ha
inoculado el mal
de los microplásticos en la sangre, las heces y hasta en el
alma.
¿Cómo hemos podido llegar a este desastre planetario
sin darnos cuenta de la que se nos venía encima?, le pregunto al escritor y
naturalista. Su respuesta es tan contundente como el problema: “El error más
grave fue utilizar un material con una vida tan larga como residuo, que no
se biodegrada ni a la de mil, para hacer productos de usar y tirar”.
¡Acabemos entonces con el plástico! Pues tampoco.
Como bien señala Gallego, este material sintético está detrás de los grandes
avances de la humanidad, desde la mejora del transporte hasta la
conservación de alimentos, los tejidos o la construcción, pero especialmente
en la medicina, donde el usar y tirar nos permite utilizar sofisticado
material quirúrgico perfectamente esterilizado que salva nuestras vidas.
El plástico no es malo. Lo verdaderamente malo es su
uso incorrecto, derrochón, ridículo e irresponsable. Ahí es precisamente
donde este libro hace hincapié, en llamar la atención sobre el problema,
proponiendo ideas prácticas y sencillas que nos ayuden a reducir su consumo,
a desintoxicar el planeta y, con ello, a reducir la cantidad de
microplásticos que nos tragamos involuntariamente cada día para destrozo de
nuestro organismo.
“Hay que desplastificar el planeta”, nos propone, nos
urge, nos conmina José Luis Gallego. “El plástico se nos ha ido de las
manos: si no reducimos y razonamos su fabricación y uso puede convertirse en
nuestra kryptonita”, añade preocupado. Ha llegado el momento de pasar a la
acción y sumar esfuerzos para solucionar el problema. Por eso, su libro es
un manual práctico de ideas ingeniosas, baratas, sencillas, capaces de
reducir el consumo de plásticos de manera gradual, sin necesidad de
modificar radicalmente nuestro estilo de vida y rutinas. Pequeños cambios
poderosos que pueden marcar el declive de una contaminación desmesurada e
incontrolable.
En la compra, desnuda la fruta y el resto de los
alimentos. En la cocina, recicla y reutiliza. En el baño, ni bastoncillos ni
toallitas húmedas. En el armario, fibras naturales y moda lenta. En la
oficina, ni botellitas ni papeleras. En el cole, vuelve al lápiz y a la
pieza de fruta. Con los niños, juguetes de madera y de textil. En el
deporte, cantimploras y zapatillas recicladas. En el ocio, tarteras y
ceniceros. En el campo, todos contra la basuraleza.
José Luis Gallego es un conocido divulgador ambiental
con más de una veintena de libros publicados sobre naturaleza y
medioambiente. EnPlástico detox nos ofrece un manual práctico que,
como él mismo destaca, no es para ecologistas convencidos, ni militantes, ni
extremistas. Tampoco pretende criminalizar el plástico. Este libro es para
todos esos consumidores conscientes del terrible impacto que este material
sintético provoca en nuetsro entorno y queremos ponerle remedio.
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