Nosotras
parimos, pero ¿dónde?
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Reino Unido acaba
de recomendar el parto en casa como el más seguro mientras
otros países europeos lo prohiben o desaconsejan
Patricia Gosálvez Madrid
21 DIC 2014
Una embarazada
de bajo riesgo y no primeriza quiere parir en su casa acompañada por
una matrona. Si es británica, su médico se lo recomendará,
según la nueva guía de Sanidad, publicada el 3 de diciembre y
basada en
un estudio de la Universidad de Oxford. La decisión es suya, le
dirán, pero sepa que, según las estadísticas,
parir en casa es más seguro para usted e igual de seguro para su
bebé que hacerlo en el hospital. La seguridad social británica
correrá con los gastos.
Sin embargo, si la embarazada
es checa, sus médicos le explicarán que no puede ser. La ley prohíbe
a los profesionales sanitarios planificar y atender un parto
domiciliario.
El pasado día 11, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, ante
la denuncia de dos madres que querían dar a luz en casa, corroboró
que República Checa no violaba su derecho a decidir dónde parir si
consideraba que la infraestructura sanitaria del país no cumplía las
condiciones para hacerlo con seguridad. A pesar de esta decisión, la
Corte apuntó que, bajo ciertas circunstancias, el parto en casa no
es más arriesgado que en el hospital y criticó el “dudoso” respeto
por las decisiones de las madres en la mayoría de los hospitales
checos, recomendando
que trabajen para “evitar intervenciones médicas innecesarias”.
Si la embarazada del supuesto
es española, es probable que su médico le desaconseje parir en casa,
pero podrá hacerlo pagando unos 2.000 euros (incluido el seguimiento
del embarazo) a un profesional independiente. El año pasado lo
hicieron unas 800 españolas (el 0,2% de las gestantes, según una
estimación con datos del INE de
Educer para su observatorio del parto en casa).
Es decir, en Europa,
dependiendo de dónde viva la embarazada podrá o no elegir dónde
puede parir. Las regulaciones y recomendaciones son dispares. Hay
países que lo fomentan y lo financian, otros lo ofrecen (aunque no
necesariamente lo aconsejen), otros lo toleran y unos pocos ponen
trabas explícitas.
España lo tolera. El
Ministerio de Sanidad “circunscribe sus recomendaciones a la
atención en el Sistema Nacional de Salud”, según explican por correo
electrónico. “Es decir, no se contempla nada de la atención
domiciliaria al parto, ni de apoyo (sabemos que está teniendo auge
en mujeres sanas, bien informadas y con poder adquisitivo
medio-alto), ni de prohibición (las matronas que ejercen esta
práctica son muy expertas y los resultados son excelentes)”.
¿Y qué dicen los estudios
científicos? La
sentencia del Tribunal de Derechos Humanos cita 10 informes,
presentados por ambas partes, y concluye que “la mayoría de los
estudios internacionales no sugieren un mayor riesgo de los partos
en casa, pero sólo si se cumplen ciertas condiciones”. Son tres: que
el embarazo sea de bajo riesgo, que sea atendido por una matrona
profesional y que se asegure un rápido traslado a un hospital (según
Oxford, acabaron yendo al hospital el 12% de las multíparas que
empezaron en casa, y el 45% de las primerizas). Los estudios citados
por el tribunal coinciden en que parir directamente en el hospital
conlleva un aumento significativo de intervenciones en embarazadas
de bajo riesgo (cesáreas, fórceps, laceraciones, inducciones...).
En España la mayoría de los
médicos desaconsejan el parto domiciliario. “Yo no le voy a decir a
una señora que se opere de apendicitis en la mesa del comedor. ¿Que
se puede hacer? Seguro. Pero yo no lo recomendaría”, dice el
presidente de la
Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia, José María
Lailla. A la supuesta embarazada de bajo riesgo que desea parir en
casa “intentaría convencerla, explicarle que los hospitales han
acondicionado quirófanos para parir como si estuviera en casa... Las
complicaciones surgen en cualquier momento. El tiempo perdido en el
traslado puede ser vital.
En el siglo XXI en el primer mundo no es de recibo arriesgarse”.
El médico defiende que los
países que ofrecen el parto en casa como parte de su sistema público
están preparados para hacerlo y han tenido en cuenta “factores
legales y económicos” (en Reino Unido, un parto en casa cuesta al
sistema 1.300 euros, frente a los 2.000 del hospitalario). “La clave
es regularlo”, continúa, “haría falta establecer protocolos,
requisitos, cadenas de responsabilidad...”.
Aun coincidiendo en que
regular sería mejor, la
Federación de Asociaciones de Matronas opina que también hoy en
España “la mujer ha de poder elegir”. “Las enfermeras obstetras
buscamos las máximas garantías”, dice su portavoz Cristina Martínez,
“ni todos los embarazos, ni siquiera todas las casas, convienen”.
El
Colegio Oficial de Enfermeras de Barcelona (COIB) publicó en
2010 la
Guía de atención del parto en casa para establecer cómo y en qué
casos hacerlo (nunca con gemelos o un bebé de nalgas, siempre que
haya un hospital cerca...). “El Colegio no está a favor ni en contra
de parir en casa; si se hace bien, es tan seguro como en el
hospital, la mujer decide”, dice Isabel Salgado, portavoz de las
comadronas del COIB, que insiste en que los traslados al hospital se
hacen ante el indicio de la más mínima complicación, normalmente, de
forma tranquila en vehículos privados.
“Entonces, ¿dónde debería dar
a luz una mujer?”, se pregunta la
Organización Mundial de la Salud en su Guía del parto normal.
“En el lugar en que ella se encuentre segura”, se responde. “Para
una mujer de bajo riesgo esto puede ser en casa, en una maternidad
pequeña o quizás en la maternidad de un gran hospital”. La mayoría
de las mujeres se sienten más seguras en el hospital, según los
datos de
Euro-Peristat. Incluso en Holanda, donde el parto en casa forma
parte integral del sistema sanitario, solo el 16,3% lo elige (este
porcentaje ha caído en los últimos años desde el 30%). En países
donde se apoya (Reino Unido, Dinamarca o Islandia) apenas superan el
2%. En el resto, independientemente de que se tolere o desincentive,
no llega al 1%.
“Muchos piensan
que es una decisión egoísta, pero lo haces para ofrecer al bebé el
mejor nacimiento posible y evitar prisas e intervenciones”, dice
Cristina Triviño de la Cal, que parió en casa, es matrona y miembro
de
Nacer en Casa, asociación de 100 profesionales sanitarios de los
150 que asisten partos domiciliarios en España (la mayoría matronas
y algunos médicos). “Nos gustaría que se normalizase como una opción
responsable y segura si las condiciones lo permiten y la mujer lo
desea”, dice. “En casa, aunque es excepcional, puede ocurrir una
fatalidad que en el hospital podría haberse evitado; en el hospital
pueden producirse intervenciones innecesarias con resultados
fatales. La mujer debe decidir con qué se siente más en paz”.