Los mecanismos de Sergio Gallegos generan en sus pacientes confianza y
apego a los tratamientos para esta enfermedad
Fotografía cortesía del Doctor Sergio
Gallegos.
Abril Mulato
9 JUN 2016
Cuando tenía 17
años, a
Sergio Gallegos Castorena, residente de Guadalajara, México, le
diagnosticaron cáncer. Un tumor germinal en etapa tres le hizo creer a los
médicos que lo atendieron que su esperanza de vida era casi nula. Sus
padres buscaron una segunda opinión en Estados Unidos y ahí los
especialistas encontraron que era un cáncer operable en un 80%. Ocho meses
de tratamiento consiguieron que se recuperara. “Regresé a mi país y me
fijé dos misiones en la vida: vivir cada día agradeciendo a Dios por la
oportunidad que me dio y convertirme en un médico de excelencia
especializado en cáncer infantil para que otros niños no tuvieran que ir a
tratarse a otro país como yo”, relata Gallegos Castorena, oncólogo
pediatra a Verne en entrevista telefónica.
Con esta
meta en la cabeza, a sus 19 años, Gallegos Castorena cursaba el primer
semestre de Medicina y, al mismo tiempo, dedicaba parte de su tiempo a
entretener niños especializados disfrazado de payaso. “Cuando yo estaba
hospitalizado me iban a visitar voluntarios vestidos de lo mismo y a mí se
me olvidaba que me sentía mal”, recuerda. “Yo quise hacer lo mismo y,
aunque en ese entonces no era su médico, pasaba tiempo con ellos. Lo dejé
de hacer un tiempo por mis estudios, pero en 2000 lo retomé en el
Hospital
Infantil de México Federico Gómez. Lo empecé a hacer cada Día del niño
y funcionaba muy bien”.
En
diciembre de 2007, este médico de 42 años comenzó a laborar en el Hospital
Civil de Guadalajara como encargado del área de leucemia y empezó a
disfrazarse regularmente. “Prácticamente el 80% de los días que doy
consulta vengo disfrazado”, asegura. Santa Claus, los Reyes magos, el
Chapulín colorado, Capitán América, Batman, Spiderman, Iron man, El Santo,
príncipes, futbolistas, brujos y hasta chefs son algunos de los personajes
que el doctor Gallegos Castorena ha representado.
Cada disfraz, un mensaje
Además de divertir a los pequeños pacientes y hacer
que las consultas sean más llevaderas, Gallegos Castorena señala que con
cada disfraz busca transmitir un mensaje. “Este mes estoy viniendo de El
Santo, El enmascarado de plata, y el lema es que somos luchadores. Estamos
luchando todos para que salgan adelante. Cuando a los niños los visita el
Capitán América, por ejemplo, su mensaje es: “No pidas retos a la altura
de tus fuerzas, sino fuerzas a la altura de tus retos”.
De acuerdo con este médico, Spiderman invita a los
pequeños a prepararse y a cumplir sus sueños. El Chavo del ocho les
transmite que aunque vengan a tratamiento tienen que seguir jugando, pues
son niños. “Haces una conexión mágica. Hay niños que cuando me ven de
doctor lloran y dejan que los revises. En cambio, cuando los atiende un
personaje entran corriendo a la consulta”.
La labor que ha realizado este médico durante nueve
años ha motivado a los niños a disfrazarse y a hacer peticiones
específicas en la cuenta personal de Gallegos Castorena en Facebook. “Hay
muchos niños que vienen disfrazados a sus consultas. Una vez vino Hulk y
quiso levantar mi escritorio. Ahora, cuando van a terminar su tratamiento
me escriben por
Facebook y me piden que me vaya de algún personaje el día que los voy
a dar de alta y yo lo hago”, dice. “Cuando entran a la consulta lo que uno
busca es preservar su inocencia, sus ganas de soñar”
Combinar medicina y humanismo
Para el doctor Héctor Raúl Pérez Gómez, director
general del Hospital Civil de Guadalajara, Gallegos Castorena es más que
un buen oncólogo. “Ha entendido que atender a un niño enfermo es atender a
todo un contexto de complejidades familiares y sociales. Ha creado una red
de apoyo para los niños que necesitan que los profesionales de la salud
los veamos como seres humanos", asegura a Verne el médico en entrevista
telefónica.
Pérez Gómez añade: “Los mecanismos del doctor para
lograr la confianza del paciente y, con lo anterior, generar apego a los
tratamientos para este tipo de enfermedad han sido muy efectivos. Me
consta que entra a las profundidades de la dinámica familiar de los niños
para robustecer sus redes sociales de apoyo y con ello mejorar las
posibilidades de curación”.
Según
datos del hospital proporcionados por su director se han atendido a 7.300
niños con una tasa de curación del 78%. "En el caso específico de leucemia
estamos alcanzado prácticamente el 80% de curación de niños con esta
enfermedad. El trabajo de Gallegos ha sido fundamental para alcanzar estos
porcentajes", asegura.
La
leucemia linfoblástica aguda es el cáncer más común de la infancia y en
México se ha reportado una de las mayores tasas de incidencia de América
Latina de acuerdo con la
Secretaría de Salud.