https://elpais.com/sociedad/2019/02/08/actualidad/1549622574_238143.html
El despertar climático en el instituto: “Queremos un futuro”
Así piensan los estudiantes que este jueves han
vuelto a tomar, por sexta semana consecutiva, las calles de Bruselas contra
el cambio climático
Una alumna pinta la cara de una compañera rumbo a una de las protestas
en Bruselas. Delmi Álvarez
Sus detractores les acusan de estar manipulados, de
utilizar el clima como excusa para perder clase, o simplemente, de ser
demasiado jóvenes e ingenuos como para abordar temas tan complejos.Los
llamados estudiantes por el clima, el movimiento que ha sacado a las
calles de media Europa a decenas de miles de alumnos de instituto para pedir
medidas contra el cambio climático, nacieron al calor de los discursos de la
joven activista sueca Greta Thunberg, pero la contestación ha echado raíces
y contradice a los que le auguraban una vida efímera.
Thunberg, de 16 años, mirada de hielo y verbo
incendiario, lleva 25 viernes consecutivos haciendo huelga para atraer la
atención sobre el deterioro del planeta. Y es capaz de soltar
a la cara a los políticos, sin pestañear, frases como esta de la cumbre
del clima organizada por la ONU en Katowice el pasado diciembre: "En 2078
celebraré mi 75º cumpleaños. Si tengo hijos, quizá pasen ese día conmigo.
Quizá me pregunten por vosotros, sobre por qué no hicisteis nada cuando
todavía había tiempo para actuar. Decís que amáis a vuestros
hijos sobre todas las cosas, y sin embargo les estáis robando el futuro ante
sus propios ojos".
En Bélgica, Holanda o Alemania le han
escuchado.Los
pupitres belgas suman seis jueves seguidos vaciándose en una serie de
manifestaciones nunca antes vistas, ni por la temática, ni por la edad
temprana de sus promotores, la mayoría sin derecho a voto o a conducir. Los
resultados están ahí: 3.400 científicos belgas han firmado una carta abierta
pidiendo al Gobierno medidas urgentes. La ministra flamenca de Medio
Ambiente ha dimitido tras reconocer que mintió al decir que los servicios de
seguridad le habían informado de que los alumnos estaban manipulados. Y un
grupo de constitucionalistas y expertos en derecho ha preparado una nueva
ley climática, más ambiciosa, que tiene opciones de ser votada en el
Parlamento. Este jueves han sido 11.000 manifestantes en Bruselas, y por
primera vez han marchado juntos universitarios y estudiantes de secundaria.
Thunberg fue la inspiración y las redes sociales el medio para su expansión
por el continente. Pero ¿qué piensan y qué quieren?
Salomé Salim, Manon Deraiw, Clara Legrand y
Juliette, de 13 años. Delmi Álvarez
"Quiero que se actúe contra los vehículos
contaminantes"
Huele a gofres en la Estación del Sur de Bruselas.
Una furgoneta con el dulce belga por excelencia está aparcada en una
esquina. Su
dueño sabe que miles de personas caminan hacia allí en ese momento y la
hora de comer se acerca. Hay oportunidad de negocio. La multitudinaria
marcha de estudiantes termina ante la infraestructura tras recorrer las
calles de la ciudad de norte a sur. Muchos se internan en sus instalaciones
rumbo al tren o al metro. Otros se quedan fuera para seguir coreando
consignas. A diferencia de las caras de enfado de otras protestas, hay
muchas sonrisas. Un petardo. Patinetes. Disfraces. Música a todo volumen.
Bailes. Un ambiente festivo, a veces incluso discotequero, acorde a la edad
de los manifestantes.
La manifestación termina, pero cuatro adolescentes
bruselenses de 13 años, Salomé, Clara, Manon y Juliette, compañeras de
clase, alargan el momento de irse. Una de ellas tiembla de frío. La
temperatura ronda los cero grados. Es la segunda movilización a la que
acuden. "Estoy aquí hoy para decir que no estoy de acuerdo con las
decisiones de los gobernantes sobre el clima. Quiero que se actúe contra los
vehículos contaminantes. Que se mejore la gestión de la ecología", reclama
Salomé. Han ido a clase las dos primeras horas, y tras la pausa
reivindicativa, volverán al centro para las dos últimas horas. "Nuestros
profesores están de acuerdo. Tienen hijos y quieren un futuro para
nosotros". La unanimidad no es total. "Algunos compañeros no vienen porque
sus padres no están de acuerdo", explican. En su centro, los docentes no
cuentan la ausencia como falta ni ponen exámenes los jueves para facilitar
que acudan a las marchas. Y el debate climático también penetra en las aulas
en las clases de ética y ciencias.
Esthelle de Vriend y Emi Marshall, de 17 años. Delmi
Álvarez
"Los políticos no hacen nada por el clima"
Emi Marshall y Esthelle de Vriend, de 17 años, han
tomado el tren. Llegaron a la marcha de Bruselas desde Gante. No se han
perdido ninguna desde el comienzo de las huelgas el 10 de enero. Marshall va
enfundada en un disfraz de unicornio porque le apetece. De Vriend empieza a
hablar. "Queremos un futuro, no solo para nosotros, sino para nuestros
nietos. Los políticos no hacen nada por el clima. Por ejemplo, tenemos
nuevas leyes que prohíben circular a los coches de más de 20 años de
antigüedad, pero si pagas 36 euros te dan permiso para hacerlo 10 veces al
año. Es una licencia para contaminar. En vez de esas reglas, el Estado debe
comprar esos coches viejos, sustituirlos por eléctricos, e invertir más en
transporte público", concluye.
A su lado, Marshall recuerda que el cuidado del
planeta ha dejado de ser solo misión de la alta política. "En Bélgica te
enseñan que es importante reciclar desde que eres pequeño. En lugar de usar
plástico, envuelvo los bocadillos con envoltorios reutilizables. No tiro los
cigarrillos al suelo. Trato de no gastar demasiada agua ni comprar comida
que no necesito. Se destruye demasiada comida", critica.
Corentin Melchior, de 15 años. "La contaminación
es terreno minado", dice su cartel. Delmi Álvarez
"Como no podemos votar, esta es nuestra forma de
expresarnos"
Corentin Melchior ya estaba interesado por la
política, pero no había encontrado hasta ahora motivación suficiente para
implicarse. "Cuando oí hablar de este movimiento no tuve dudas. Dicen
exactamente lo que pienso", afirma mientras permanece concentrado, solo, con
un cartel que dice: "la contaminación
es terreno minado". Como
la mayoría, admira a la sueca Greta Thunberg. "Es la pionera". ¿Por qué
ha venido? "Es una causa noble. ¿De qué sirve ir a la escuela si no tenemos
futuro? El clima no es una prioridad para los políticos y eso nos decepciona
enormemente como jóvenes. Como no podemos votar, esta es nuestra forma de
expresarnos", dice antes de poner rumbo de nuevo al instituto. "Intento
defender mis ideas perdiendo el menor número de horas posible".
Wim de Coster en la manifestación de este jueves
en Bruselas. Delmi Álvarez
"Los jóvenes me han despertado"
Wim de Coster
triplica la media de edad de los asistentes, pero no se ha equivocado de
marcha. Director de bachillerato de un instituto, este jueves desfilaba por
las calles de Bruselas para dar su apoyo a los jóvenes que cada día se
sientan en el pupitre frente a él. "Comprendo muy bien el sentimiento
de los jóvenes. Me han despertado. Todo el mundo sabe que hay un problema
con el clima, pero están las polémicas del día a día y hace que se nos
olvide. No hay más tiempo que perder. Hay que actuar. Nuestro Gobierno debe
ser más ambicioso. Creo que en Bélgica es un buen momento para hacerlo
porque las elecciones están al caer. Podemos cambiar la mentalidad de los
partidos. Es importante que sepan el sentir de miles de jóvenes, pero
también del resto de la sociedad". De Coster también quiere que su centro,
la Luca School of Arts, con múltiples sedes por todo el país, aporte su
granito de arena: está escribiendo una carta a la dirección para poner en
marcha un plan climático en sus edificios.
Marc Francaux en la marcha de Bruselas de este
jueves. Delmi Álvarez
"Los políticos tienen que rendir cuentas cada
día"
El profesor Marc Francaux, alto cargo de la
Universidad Católica de Lovaina, una de las más prestigiosas del país,
también camina entre los estudiantes para mostrar el respaldo de la
comunidad educativa a las reivindicaciones. "Es una llamada de atención al
Gobierno. Hay que recordar que los políticos son elegidos por el pueblo",
afirma. Francaux detecta una nueva forma de interacción entre la política y
los ciudadanos. "Antes elegíamos a gente para que resolviera nuestros
asuntos y nos olvidábamos varios años. Ahora esas personas tienen que rendir
cuentas de forma casi cotidiana. Es una manera diferente de ver a la
política y en eso hay algo nuevo".
Protesta en la Universidad de Girona
A la vanguardia de Europa en movimientos como los
indignados o las movilizaciones por los derechos de las mujeres, las huelgas
estudiantiles para exigir medidas contra el cambio climático son de momento
minoritarias en España. Un grupo de alumnos de la Universidad de Girona ha
estado entre los pioneros y este viernes dejarán de acudir a clase para
concentrarse por quinta semana consecutiva. "Vemos que los políticos hacen
caso omiso a informes como los del IPCC (organismo
asesor de la ONU sobre el calentamiento global) Y no se toman medidas
para mitigar y adaptarnos al cambio climático de forma justa", lamenta Lucas
Barrero, uno de sus promotores.
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