Público
http://www.publico.es/sociedad/dia-mundial-concienciacion-autismo-debe.html
Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo "No
se debe vivir encerrado en el autismo aunque sea una putada"
Melisa Tuya construye en Tener un hijo con autismo una guía de viaje sincera
y vitalista para todos aquellos que quieren acompañar en su camino a una
persona con esta discapacidad.
Tener
un hijo con autismo es una guía de viaje sincera y vitalista para todos
aquellos que quieren acompañar en su camino a una persona con esta
discapacidad.
Negación, angustia, culpa,
falta de información, mitos… Callejones sin salida a los que se enfrentan
miles de madres y padres cuando reciben el diagnóstico de que su hija o hijo
tiene autismo. Pero el reto más difícil es romper con la barrera de la
invisibilidad social hacia este trastorno, que ha encerrado (en algunos
casos literalmente) a muchas familias en casa.
Melisa Tuya es
madre de dos niños, uno de ellos con autismo, pero también es escritora,periodista y
bloguera por partida doble,
por lo que sintió la necesidad de ayudar a otros padres, dando una visión
optimista y realista de lo que es tener un niño con autismo. “Creo que la
visibilización es necesaria, por los demás y por uno mismo”.
Portada del libro
'Tener un hijo con autismo' de Melisa Tuya. /PLATAFORMA EDITORIAL
Tener un hijo con autismo [Plataforma
Editorial] parece dirigido exclusivamente a madres y padres, pero
realmente se trata de un manual de uso, de una guía para todas aquellas
personas que tienen en su entorno a una persona con autismo: abuelos, tíos,
primos, amigos... Tuya repasa las diferentes etapas que vivieron tanto ella
como su marido en su experiencia personal: desde los primeros años con su
bebé, desconociendo que tenía autismo, hasta alcanzar el diagnóstico después
de un largo periplo de médicos y especialistas, pasando por la negación, la
aceptación y finalmente el ponerse en marcha para conseguir que su hijo
alcance su máximo potencial.
“Los ‘ojalá’ no llevan más
que a angustiarse, al igual que los ‘tal vez’, los ‘y si hubiera’, los
‘porqués’ y los ‘cómo pude ser tan idiota en no darme cuenta’”, asegura Tuya
en su libro, en el que relata el camino que recorrió hasta despedirse del
niño que había imaginado tener y aceptar el que verdaderamente tenía delante
“que, de repente, es un extraño”; rasgando la foto de familia que todos los
padres idealizan y aceptando cuanto antes que “nuestro hijo es así”.
“Ante
cualquier sospecha hay que ponerse en marcha cuanto antes"
De este modo, la autora
alerta a madres y padres de que cualquier paso atrás en el desarrollo de un
niño es motivo sobrado para “salir corriendo a exigir ayuda, de pegarse con
quien haga falta para que examinen bien a tu hijo”. Es algo que sucede
muchas veces, se pierde un tiempo precioso de intervención porque un
pediatra que mandaría corriendo al hospital a unos padres porque a su hijo
le han salido tres granos comiendo nueces, no deriva a ninguna parte o lo
hace tarde por un niño que no habla o deja de hablar, que no juega o que no
mastica nada.
“Y nos aferramos a lo que
nos diga el pediatra, porque en realidad es lo que preferimos oír, pues
tenemos más munición para permanecer atrincherados en la negación”, confiesa
Tuya, que insiste en que cuanto antes se comience a estimular a un niño, más
posibilidades tendrá para desarrollar su máximo potencial. “Ante cualquier
sospecha hay que ponerse en marcha cuanto antes. Aunque te encuentres con
médicos que pueden tacharte de padre histérico”.
Por el camino, la
dificultad de dar con un buen especialista, de que no exista una prueba
médica que diagnostique a ciencia cierta que una persona tiene autismo, el
gasto que soportan las familias, entrar en contacto con asociaciones de
padres, trabajadores sociales, pediatras… Huir de los que venden humo
prometiendo curas milagrosas. "Y aún así, reservando tiempo para ti, tu
pareja, tu otro hijo y el resto de tu familia y amigos".
"Las cosas irían mejor
simplemente con voluntad política materializada en forma de recursos"
Pero Tuya también desgrana
una sutil crítica al sistema sanitario, decantándose más por la vía privada
que por la pública, al asegurar que no está bien preparada para dar
respuesta a las necesidades de estos niños. La autora resulta hasta elegante
al descargar la responsabilidad que deberían asumir los políticos: “Las
cosas irían mejor, simplemente con voluntad materializada en forma de
recursos”.
Sin perder el horizonte de
que los niños con discapacidad se convierten en adultos con discapacidad,
Tuya recomienda parar e ir paso a paso “como una maratón, no podemos
desfondarnos”. Decir adiós a los pensamientos venenosos, apartar a las
personas tóxicas, rodearse de gente “que nos quiere”, pedir ayuda, cuidarse,
centrarse en lo importante, ser literal… “Si tú estás relajado y feliz es
más probable que tu hijo también lo esté”, anima.
“El autismo es una putada”
"Pero hay malas rachas", subraya. Pese a la visión optimista, tener un hijo
con autismo no puede ser visto como algo beneficioso ni como una condena.
Hay lecciones vitales que nos enseña el autismo y que conviene aprender y
que pueden resumirse en atesorar y reconocer los momentos felices incluso en
plena tempestad. “No hay nada más absurdo que dilapidar la felicidad real
buscando un imposible. Los niños con autismo brillan a diario si somos
capaces de verlo y me niego a vivir envidiando e insatisfecha”, nos enseña
Tuya. |