Transexualidad y las sombras que persisten
Casos como los de San Patricio ponen de manifiesto las trabas a las que se enfrentan unos menores que reclaman sus propios derechos
Cristina Fernández málaga | 03.11.2013
"Para ayudar a las familias a afrontar
la situación, lo primero que han de tener muy claro es que la
transexualidad no es una enfermedad", dice Maribel García
Cantero, psicóloga sexóloga, directora de Artea Psicología y
Sexología. "Que no nieguen, ni oculten la realidad, que no
presionen al niño o la niña para que cambie, que no le culpen,
sino que busquen respuestas y herramientas adecuadas para
permitir que sus hijos e hijas puedan vivir conforme a su
identidad", añade. Este respeto que se le pide a la familia
también se le exige al resto de la sociedad, pero en la
mayoría de los casos no lo encuentran fácil. Desde el mes de
septiembre, la Asociación de Transexuales de Andalucía (ATA)
ha actuado en 26 centros escolares andaluces para solicitar el
respeto a la identidad de género. En Málaga aún no se ha
resuelto la situación en el colegio San Patricio, donde Gabi
aún no es del todo Gabriela.
Según explica la sexóloga Maribel García Cantero, los niños a
los 2 ó 3 años comienzan a percibir su identidad de género,
aprenden a identificarse y a identificar a las demás personas
según su sexo. Y es a partir de los 4 ó 5 años cuando empiezan
a entender que es algo estable y constante. "De ahí que no
debe sorprender que un menor manifieste desde una edad muy
temprana que su identidad no coincide con el sexo asignado al
nacer", añade la psicóloga.
Para esta profesional, "lo importante es que los niños y niñas
se sientan escuchados, aceptados y queridos, que vivan una
infancia plena, para ello lo adecuado es permitir que pueda
expresarse libremente para facilitar su desarrollo personal".
Lo contrario, como subraya García Cantero, crea frustración y
sufrimiento. "Es conveniente y necesario que se les
proporcione apoyo emocional desde el ámbito familiar, escolar
y social para evitar así, actitudes negativas, insultos,
discriminación y acoso", agrega.
Pero en esa lucha aún están muchas familias, ya que, según Mar
Cambrollé, presidenta de ATA, en Andalucía hay entre 800 y 900
personas transexuales. "Les recordamos a los centros escolares
que lo que pedimos es fundamental y así está expresado tanto
en la Carta de los Derechos Humanos, como en los Derechos del
Niño, la propia Constitución, el Estatuto de Autonomía y la
LOE", apunta Cambrollé, que subraya que en los casos de
incumplimiento "no puede haber contemplaciones ni tratos de
favoritismo, si no cumple que se retire el concierto y se
enfrenten a sanciones legales al no respetar leyes convivencia
establecidas".
Para la presidenta de ATA, negar la transexualidad es no
querer ver "una realidad que nos acompaña desde el inicio de
la humanidad, en todas las culturas y los continentes, la
transexualidad es una expresión más de la diversidad humana y
de la propia naturaleza", señala Cambrollé, que insiste en la
importancia de que exista una ley integral que de estar
aprobada resolvería estos casos de indefensión que se
producen. "La ley actúa en tres ámbitos esenciales: educación,
sanidad y trabajo, los ámbitos en los que los transexuales no
somos considerados en igualdad con el resto de la ciudadanía",
dice la presidenta de ATA. Pero "esta ley está siendo frenada
por el propio Gobierno andaluz que tuvo un compromiso en el
pacto de gobierno como una de las prioridades", subraya
Cambrollé, que inicia el próximo jueves junto a la presidenta
de Conjuntos Difusos, Ángela Gutiérrez una huelga de hambre
indefinida para pedir la aprobación de un texto que consideran
vital.
Eva Witt, presidenta de la Asociación nacional Chrysallis,
explica que "las personas transexuales siempre han sido
consideradas como ciudadanos de segunda clase, simplemente por
se transexuales", dice. Y agrega que "es como si su ética,
moral, inteligencia emocional y costumbres fueran
cuestionables, se duda de sus capacidades y aptitudes". Y
cuando se trata de niños transexuales, como indica Witt,
"todos estos prejuicios recaen inmediatamente sobre las
familias y eres de pronto una persona "cuestionable" y tienes
que demostrar que tu familia es perfecta para que te traten
con seriedad".
De ahí la importancia de que se apruebe la ley integral de no
discriminación por motivo de identidad de género y de
reconocimiento de derechos de las personas transexuales, un
texto que lleva planeando sobre el Parlamento Andaluz desde
2009. "No pedimos nada excepcional, sólo recibir el trato que
tiene el resto de la ciudadanía, en la sanidad, en la
educación, en las instancias judiciales, algo de lo que
disfrutarían los menores, cuya atención estaría garantizada",
explica Eva Witt.
Mientras llega la ley, familias como la de Pilar se encuentran
en el ojo del huracán cuando lo único que pretende es que su
hija Gabi pueda desarrollarse con libertad en su centro
educativo. "Yo quiero que a mi hija se la trate en todas las
facetas de su vida como a una niña, no pido más, y sé que son
muchos frentes pero vamos a trabajar en ellos", explicaba
Pilar el pasado jueves a este periódico. Y aseguraba que la
relación de su pequeña de 6 años con sus compañeros es buena.
"A ella la ven como una niña, los prejuicios los crean los
mayores", apuntó Pilar.
Para esta madre "la sociedad aún está confusa, desinformada e
ignorante de estas realidades y piensa que un transexual se
hace y no es así, un transexual nace". Distintos estudios de
la Universidad de Melbourne, del Hospital Clinic de Barcelona,
la Universidad de Barcelona, la UNED, y el Boston Children's
Hospital, entre otras instituciones, coinciden en el origen
biológico de la transexualidad. "La identidad sexual es algo
innato e inmutable, y se estabiliza de los 2 a los 5 años. Por
eso, un niño ya tiene conciencia y así lo expresan a través de
la palabra o de la conducta", comenta Mar Cambrollé.
Los pequeños, según subraya la presidenta de ATA, niegan la
ropa, viven estados de ansiedad, pueden tener pesadillas,
problemas de concentración, tics nerviosos o volver a mojar la
cama. Al contrario, cuando se les reconoce tal y como se
sienten "son niños felices, con ganas de ir al colegio y
mejoran en sus notas. Esa es la prueba de que no nos estamos
equivocando, que el respeto es la clave y su propia familia lo
sabe mejor que nadie", agrega. También señala que un estudio
hecho en Estados Unidos sobre niños transexuales destacó que
el 80% piensa en el suicidio y el 40% lo intenta. "La sociedad
debe de reflexionar sobre esto, nadie está exento de que le
pase y los poderes públicos tienen una gran responsabilidad",
sostiene.
La sexóloga Maribel García Cantero añade que "los padres y
madres de niños transexuales no condicionan el comportamiento
de sus hijos e hijas simplemente les están permitiendo
expresarse tal y como son", por lo que es importante que estos
progenitores desechen el sentido de culpa. Y concluye que
estos padres que ayudan a sus hijos a realizar el tránsito ya
han realizado un "trabajo previo muy importante" y destaca que
"tienen una fuerza impresionante para luchar por los derechos,
la integración y aceptación de sus hijos e hijas".