Psicólogo. Se dedica a la psicología, la consultoría, la formación y
la divulgación. Autor de 'Fortaleza emocional'
Miércoles, 25 de noviembre del 2015 - 11:44 CET
Un cachete a
tiempo a tiempo es lo mejor. Sí, sin duda alguna. ¡Cuántas cosas
se hubieran evitado con un cachete a tiempo! Pues
muchas, sin duda alguna de nuevo. Un cachete a tiempo es la mejor
manera de decirle a un niño que se deje maltratar por cualquiera
que tenga más autoridad que él. Este aprendizaje, grabado a fuego
en el alma, le va a permitir que sea vulnerable a
los caprichos de cualquier pareja, jefe o familiar
maltratador, dominante y
agresivo. ¿Sabes quien tendrá más autoridad que él?
Cualquiera que se muestre más fuerte, más seguro o más agresivo,
cosa que no será difícil ya que cuando pegamos a un niño
también le estamos pegando a su autoestima.
Un cachete es
el fracaso del dialogo, del debate y de la argumentación. Con cada
coscorrón le estamos diciendo a nuestro hijo que
no merece la pena aprender a relacionarse ni a comunicarse. No
hables, no expongas tus ideas, no te comuniques... aprende a
evitar los cachetes, a aguantarlos o a darlos más fuerte.
Un cachete a tiempo es la mejor manera de decirle a un niño que
se deje maltratar por cualquiera que tenga más autoridad que él
Cada torta que recibe un
niño se convierte en resentimiento, incomprensión, odio o rabia.
Con cada torta se aleja más de ti y te ve como 'un loco
descontrolado e irracional incapaz de controlar sus emociones' y
eso que son adultos, piensan. Con el tiempo dejarán de pensarlo y
empezarán a imitarte, no olvides que los padres son los modelos de
referencia, por lo que buscarán a otros niños a los que maltratar.
A veces el que pega tortas físicas también las pega
psicológicas a su pareja; por lo que posiblemente el niño
vea que también se puede maltratar a la madre o
al padre si es el caso.
Con cada colleja le estamos
enseñando que tiene que luchar por ser fuerte e insensible y que
si no lo consigue será un fracasado que estará recibiendo cachetes
toda la vida quien sí que ha sido capaz de conseguirlo. O pegas o
te pegan. Puedes pegar a alguien ya que se lo
merece. No pasa nada por darle una castaña a alguien, es por su
bien. Todas estas estúpidas justificaciones y muchas más sirven
para justificar lo injustificable, para convertir en lícito algo
inaceptable, para dormir tranquilo libre de culpa.
Queridos lectores, un
cachete no sirve para nada, absolutamente para nada. Con cada
cachete que das estás fracasando como educador, como referente y
como padre. Con cada cachete estás creando un potencial
maltratador o maltratado, una potencial
maltratadora o maltratada. La violencia de género se gesta en la
familia, recibiendo cachetes físicos y
psicológicos.
Cambiemos la
frase 'un cachete a tiempo' por la de 'una conversación a tiempo'.
Quizás aquí radique el problema. En que no sabemos dialogar, ni
relacionarnos, ni tolerar, ni comprender, ni ponernos en el lugar
del otro.