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Pepa
Horno, consultora en Infancia, Prevención y Protección, aboga por evaluar en
todos los casos a los hijos de las mujeres que sufren violencia de género
ANNA FLOTATS
Madrid 08/04/2013 09:01 Actualizado: 08/04/2013 09:30
La muerte
de una niña supuestamente a manos de su padre, condenado
por violencia de género, el pasado lunes en Campillos (Málaga) ha
reabierto el debate sobre la custodia de los menores que son víctimas de
violencia machista. El Gobierno ha aprobado un plan que contempla "la
asistencia jurídica y psicológica" a los menores y la oposición
presentará una proposición de ley para luchar contra el desamparo de estos niños
y niñas -como ya intentó cuando estaba en el poder- mediante la reforma del Código
Civil. Pepa Horno Goicoechea,
consultora en Infancia, Prevención y Protección, con ocho años de experiencia
en Save the Children,
discrepa de las medidas generalistas y aboga por decisiones individualizadas.
Formadora en el Ministerio de Sanidad y asesora en el Consejo de Europa y Unicef
(entre otras instituciones, empresas y ONG), defiende que la única solución
para proteger a los menores víctimas de violencia de género es que sea
obligatorio evaluarlos al inicio del proceso.
El nuevo Plan de Infancia y
Adolescencia, aprobado este viernes en el Consejo de Ministros, incluye la
asistencia judicial a menores víctimas de la violencia de género.
¿Ahora no hay ningún
mecanismo que garantice esta atención?
Sí que lo hay. Las medidas de
urgencia que establecen las órdenes de protección amparan tanto a la mujer
como a los hijos. El tema es que están separadas las medidas civiles de las
medidas penales, que es precisamente lo que la Ley orgánica de medidas de
protección integral contra la violencia de género quería evitar.
"Debería ser obligatorio
evaluar a los hijos en todos los casos"
Por un lado están las medidas de
urgencia de protección, que sí amparan a la mujer y a los hijos. Por otro, las
civiles a largo plazo, como la custodia, la pensión, la residencia en el
domicilio familiar, etc., que se establecen de forma separada a los
procedimientos de protección. Ahí es donde puede haber casos, como el de
Campillos, en los que se establecen medidas contradictorias. Medidas civiles en
las cuales se otorgan custodias a personas que están encausadas por
procedimientos de violencia de género. Esto ocurre porque ambas medidas están
separadas. Debido a ello, un hombre pendiente de resolución judicial por un
delito de violencia de género puede tener la custodia de sus hijos.
El Gobierno socialista intentó
solucionar este problema mediante la
reforma del Código Civil pero se topó con la oposición de todos los
grupos. Ahora el PSOE ha anunciado que presentará una proposición de ley con
el mismo propósito.
¿Qué supondría ese cambio?
Supondría una medida a la
totalidad.
¿Y eso es positivo?
En mi opinión, no se pueden
hacer órdagos a la totalidad ni medidas globales. Mientras sigamos discutiendo
sobre si siempre o nunca hay que retirar la custodia a los padres acusados de
violencia, no vamos a solucionar nada y no estableceremos medidas que respondan
adecuadamente a la realidad que tenemos delante.
"Debemos priorizar los
intereses de los menores sobre cualquier criterio"
¿No valen medidas globales ni
siquiera cuando hay una sentencia condenatoria?
Es que depende de la condena. La
violencia de género engloba muchísimas realidades, desde una discusión a un
maltrato continuado. En este segundo caso, yo sería favorable de que no se
diera la custodia al padre porque sería inadmisible, pero como técnica en este
campo, creo que no es bueno generalizar.
¿Qué propone entonces?
Hacer una evaluación de cada
caso. En un proceso de violencia de género, la ley establece que hay que tomar
las medidas de protección de urgencia en 48 horas. En ese tiempo no es posible
hacer una evaluación completa, pero después, durante el plazo en el que las
medidas cautelares no son definitivas, debería ser obligatorio evaluar a todos
los implicados en el caso. Actualmente sólo se evalúa a la persona acusada y a
la víctima que se considera víctima, en este caso la mujer. En ese momento,
habría que avaluar también a los menores y establecer las medidas pertinentes
en cada caso.
No puedo establecer una medida
que englobe todos los casos. En algunos, se tendrá que retirar la custodia al
padre y en otros, no. En algunos se podrán permitir visitas y en otros, no. No
se pueden tomar medidas adecuadas sin una evaluación previa de los niños y niñas.
Eso complica las cosas porque implica recursos, tiempo y complejidad, pero es la
única manera de responder a las necesidades de los menores y de establecer las
medidas civiles adecuadas. No hacerlo nos llevará siempre a medidas erróneas.
"Los equipos psicosociales
de los juzgados están sobrepasados"
¿Por qué no se evalúa a los
hijos de las mujeres que sufren violencia de género?
En primer lugar, porque los
equipos psicosociales de los juzgados, que son los encargados de hacerlo, están
completamente sobrepasados. No hay en todos los juzgados y no sólo se encargan
de casos de violencia de género. No pueden cubrir la demanda que tienen ni con
la calidad necesaria ni en los tiempos que exige la ley. Los plazos que marca la
norma son muy cortos y la evaluación de un niño lleva tiempo, no se puede
hacer en cinco minutos o una hora. Es necesario recabar informes de la escuela,
ver a la madre, al padre, al niño... Y se toman medidas civiles sin realizar
esa evaluación. En segundo lugar, existen también peritajes psicológicos de
parte que presentan el acusado y la víctima cuando hay dudas sobre la custodia.
En principio se da prioridad al informe de los equipos psicosociales, pero también
influyen. En cualquier caso, es el juez el que decide a quién se evalúa antes
de tomar las medidas civiles.
¿Y por qué no encargan la
evaluación de los menores?
Algunos sí la ordenan. Otros no
lo hacen, además de por falta de recursos, porque se toma la decisión sobre la
mujer. Hay que visibilizar a los niños y niñas como víctimas de la violencia
de género. La gente habla de víctimas indirectas o colaterales. Nosotros
decimos que son víctimas directas de la violencia de género, porque no sólo
somos víctimas cuando nos dan una paliza o cuando presenciamos una paliza. Soy
víctima desde el momento en que me voy a la cama oyendo una paliza en la
habitación de al lado sin saber si mañana mamá va a estar viva. No necesito
ser testigo directo de la agresión ni que me agredan. Eso tiene que ver con
comprender la violencia y entender qué es ser víctima. Lo que a uno le
convierte en víctima es el terror, de eso es de lo que hablan las víctimas de
maltrato. El terror de no saber cuándo llegará la próxima agresión. Todas
las personas que viven en un hogar donde hay violencia de género son víctimas
de violencia.
"Hay que dejar de pensar
que la única violencia es la que deja huella"
Sin embargo, parece que los niños
y niñas víctimas de maltrato sean sólo los que mueren asesinados.
Efectivamente, y es un error. Hay
muchos niños que viven aterrorizados y nunca les han agredido físicamente. Si
seguimos identificando la violencia como un acto físico, no veremos la
violencia en su completa magnitud y seguiremos pensando que los niños son víctimas
indirectas. Todas las violencias empiezan con amenazas y humillaciones. Tenemos
que dejar de pensar que la única violencia que existe es la que deja huella. De
hecho, esto pasa en toda la violencia contra los niños y niñas, no sólo en la
violencia de género. Los casos de violencia infantil sólo aparecen en los
medios de comunicación cuando acaban en muerte. Hay miles de niños en nuestro
país en situaciones de desprotección, tutelados por comunidades autónomas
debido al maltrato de sus padres. Estos niños y niñas no están en los medios
de comunicación porque no pueden salir por sí mismos.
Esa es una de las diferencia
entre los procesos de violencia de género y lo de violencia contra los niños y
niñas. Ha habido mujeres que han salido y han contado su historia y existe un
movimiento social fuerte que está peleando por los derechos de las víctimas de
violencia machista. Ese movimiento no es igual en el caso de los derechos de los
niños. No hay la misma visibilidad social de los niños ni la misma asunción
de responsabilidades políticas y judiciales en los casos de maltrato a niños
que a mujeres. Además, uno de los principios rectores de nuestro ordenamiento
jurídico es el interés del menor. Estamos obligados a priorizar los intereses
y las necesidades de los niños y niñas sobre cualquier otro criterio y eso, en
la práctica, no se hace.
"La violencia infantil sólo
aparece en los medios cuando acaba en muerte"
¿Es necesaria una ley específica
para abordar la violencia infantil?
Es una de las propuestas que hay
encima de la mesa en estos momentos. Se acaba de crear una comisión en el
Senado para discutirlo y es una línea que se contempla en la futura modificación
de la ley de protección jurídica del menor. La idea es crear una ley que
incluya todas las formas de violencia contra los niños: intrafamiliar, de género,
escolar, del tipo que sea y en el entorno que sea. Como en el caso de las
mujeres, es decir, visibilizar una forma de violencia específica y una víctima
específica y destinar recursos específicos para atenderlos. Tiene sus pros y
sus contras.
¿Qué contras?
No son contras, son dificultades.
Si la ley tiene un enfoque desde la víctima, para unificar los tipos de
violencias (intrafamiliar, escolar -entre niños o de adultos a niños-, trata,
adopciones ilegales), te encuentras con la disparidad de instituciones que
intervienen en los procesos con niños. Cada forma de violencia implica
organismos diferentes y eso dificulta la concreción a la hora de aplicar la
ley. Otra opción es hacer una ley contra la violencia intrafamiliar, es decir,
contra los niños, las mujeres, los hombres y los ancianos. Se trabajaría en el
marco de la violencia intrafamiliar, que tiene particularidades diferentes al de
la violencia de desconocidos.
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