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Francia: prohibir el chirlo es inconstitucional
La medida, criticada como regresiva por algunos, fue bien recibida por
quienes creen necesario preservar la relación jerárquica entre padres e
hijos ante “una lógica igualitarista” que a veces lleva “hasta el absurdo”
cpeiro@infobae.com

Vía
libre a la “corrección física liviana”, dice el alto tribunal
constitucional francés
El Consejo
Constitucional de Francia acaba de declarar que un artículo
de la Ley
Igualdad y Ciudadanía, votada en diciembre del año pasado,
que prohíbe el chirlo (nalgada para los españoles) parental es
inconstitucional.
O sea, vía
libre para la "corrección física liviana", como la definieron
algunos articulistas al comentar la decisión del alto tribunal,
encargado de velar por la constitucionalidad de las normas.
Hay que
decir que los
franceses siempre fueron mucho más conservadores que otras culturas
latinas en esta materia. En los años 50 y 60, cuando ya los
castigos corporales estaban vedados en las escuelas públicas
argentinas, los maestros franceses mantenían amplias facultades en ese
rubro, incluyendo el derecho a levantarles la mano a los niños y
adolescentes díscolos. Recién unos años después de las revueltas de
Mayo de 1968 empezó el destierro de estas prácticas que actualmente
están prohibidas por ley en las escuelas.
Otra cosa
es en el seno de las familias, donde todavía
hoy, según los sondeos, entre un 60 y un 85 por ciento de los padres
recurre al chirlo como correctivode la conducta de sus niños.
Entre
quienes recibieron bien la noticia, el argumento es que ese artículo
de la ley erauna
intromisión indebida en
la privacidad de las familias y que en modo alguno puede equipararse
el espantoso maltrato infantil -pasible de sanción penal- con la
necesidad de los padres de apelar de vez en cuando a un chirlo.
Algunos van
incluso más allá y consideran que la cruzada en favor de los derechos
de los niños busca
ponerlos en un pie de igualdad con sus padres subvirtiendo un orden
natural.
El
Consejo Constitucional de Francia declaró inconstitucional un artículo
de ley que prohibía el chirlo parental
De
Bourghesdon denuncia esto como "una forma insidiosa de hacer tragar
más fácilmente la píldora del progresismo social", agrega.
Una
lógica igualitarista llevada hasta el absurdo y ardientemente
deseada por instancias supranacionales, como la Convención
Internacional por los Derechos del Niño de la ONU (Diane
de Bourghesdon)
Y explica:
"En el caso del chirlo, el
progreso social esperado es la abolición de toda relación jerárquica
entre padres e hijos, en una lógica igualitarista empujada
hasta el absurdo, y ardientemente deseada por las instancias
supranacionales (Convención Internacional por los Derechos del Niño,
Convención de Naciones Unidas)". Alude así a la intensa campaña que
los funcionarios de esos organismos llevan adelante en nombre de una
agenda que no se sabe bien de dónde surge.
No sólo eso: Francia
había sido señalada por el Consejo
de Europa por
estar retrasada respecto a otros países en este aspecto. La decisión
del Consejo puede entonces ser vista también como una reafirmación de
soberanía.
Algunos, incluso, se
lo toman con humor y aseguran que se trata una vez más de la
proverbial "excepción francesa", como se llama a esa tendencia gala de
ir contra la corriente en muchos aspectos. Lo cierto es que, cuando se
debatió este artículo de la Ley, siete
de cada diez franceses estaban en contra de la prohibición del chirlo.
“No
se metan con nuestras excepciones culturales” (la decisión del Consejo
Constitucional vista con humor)
La nueva
disposición, que acaba de ser declarada inconstitucional, prohibía
chirlo, bofetada y hasta un golpe en la mano. Aunque
se trataba de una disposición de tipo civil y que por lo tanto no
hubiera acarreado sanción penal, De Bourghesdon considera que la
prohibición del chirlocriminaliza
a todos los padresequiparándolos con abusadores y
maltratadores, a los que corresponde una respuesta penal.
"Los padres quieren
simplemente que se los deje en paz, que el Estado no se inmiscuya en
la forma en la cual educan a sus hijos", decía, durante el debate
sobre este artículo,Dominique
Marcilhacy, presidente de la Unión de Familias de Europa, una
asociación que cuenta con 15.000 socios.
Para ella, "privar a
los padres de esta posibilidad cuando ningún otro argumento es eficaz
implica quitarles una herramienta educativa en momentos en que muchos
ya se sienten desamparados, en el contexto de una sociedad que con
demasiada frecuencia tolera el mal comportamiento". Una suerte de ultima
ratio.
Los
sabios del Consejo Constitucional conceden una prórroga inesperada a
la autoridad paterna
Aunque la
declaración de inconstitucionalidad no se fundó en el fondo, sino en
la forma del texto, por considerar los miembros del alto tribunal que
ese artículo no tenía relación con la ley, la consultora cree que hay
que celebrarla pero permanecer atentos: "Sin quererlo, los sabios del
Consejo Constitucional conceden una prórroga inesperada a la autoridad
paterna. ¿Por cuánto tiempo más?"
Del lado de los defensores de la prohibición-decepcionados por la
decisión del Consejo Constitucional- se asegura que una nalgada, una
palmada con la mano o con un objeto, una cachetada, un tirón de orejas
o de cabello "son
violencias corporales consideradas como violaciones a los derechos de
los niños". Recuerdan que 51 países ya los han prohibido. La Argentina
es uno de ellos, vale aclarar, desde la sanción del nuevo
Código Civil.
También
hacen referencia a los trastornos de personalidad y conducta que
acarrean los castigos corporales, citando en apoyo estudios de
diversas instituciones. Esto es indudable, pero no
se hace diferencia en estos comentarios entre el maltrato y la
violencia corporal crónicos y una eventual "corrección física ligera", como
la que se cita más arriba y a la que, admiten, una inmensa mayoría de
padres en Francia apela de tanto en tanto.
Una
nalgada, una cachetada o un tirón de orejas “son violencias corporales
consideradas como violaciones a los derechos de los niños”, dicen los
partidarios de la prohibición del chirlo
La psicoanalista Claude
Halmos, pese a ser "una militante de la lucha contra el
maltrato", también se oponía a la norma. En su opinión, el
actual arsenal jurídico "ya permite castigar a los padres
maltratadores". Al legislar sobre el tema, dice, "se mina aun
más el sentimiento de legitimidad que los padres necesitan para
asentar su autoridad; y es precisamente cuando, superados, se sienten
privados de toda autoridad sobre sus hijos, que recurren a la paliza".
Su conclusión es que esta ley"llena
de buenas intenciones" podría, paradójicamente, "aumentar el riesgo de
castigo corporal".
En Suecia,
país pionero en considerar a los niños sujetos de derecho, está
surgiendo un debate sobre los resultados de una crianza en la que el
menor es rey y no hay autoridad que lo limite. "Los chicos suecos (…) deciden
todo: qué hacer, cuándo acostarse, qué ver en la tele y hasta donde
veraneará la familia. Interrumpen a los adultos en la mesa.
Se niegan a cumplir las consignas de los maestros. En síntesis, son
maleducados", señala un crítico de esta equiparación del estatus de
los menores con el de los adultos.
Hay
países (que) castigan al padre o a la madre que le pega al menor
(pero) tienen leyes que les permiten matar a los chicos antes de que
nazcan (papa Francisco)
Ante las
críticas que despertaron sus comentarios, el Papa dijo que algunas
venían de "países que tienen leyes de protección al menor muy
estrictas", pero que "curiosamente, esos países, que incluso castigan
al padre o a la madre que le pega al menor, tienen leyes que les
permiten matar a los chicos antes de que nazcan". "Esas son las
contradicciones que vivimos ahora", reflexionó.
Cuanto
más nos despojamos de todo corset de obligación, tanto más surgirá
otro dispositivo, más autoritario y totalitario
Algo
parecido es el razonamiento de De Bourghesdon, quien se inquieta por
la relativización y flexibilización de normas y valores en momentos en
que las sociedades occidentales están bajo
asedio de sistemas de pensamiento y creencias que se caracterizan por
lo opuesto: fundamentalismo y rigidez en todos sus preceptos.
Este igualitarismo, escribe, "es otra herida infligida al último
bastión de autoridad en nuestra sociedad: la autoridad paterna,
bastión ya bastante sacudido por las teorías permisivas de mayo de
1968". Y se pregunta: "¿A qué grado de ceguera hemos llegado que nos
impide ver que, cuanto más nos despojamos de todo corset de
obligación, tanto más surgirá otro dispositivo, más autoritario y
totalitario aun, que vendrá con seguridad a ocupar el espacio que
nosotros habremos vaciado voluntariamente?"
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