En la Junta de Protección de Derechos de Portoviejo
aseguran que la “balanza” del castigo se inclina hacia las niñas.
Tanto así,
que el año pasado dieron asistencia a 346 niños y 453 niñas y la mayoría
de casos de agresión se registró en niños y adolescentes entre los 11 y
15 años.
Nancy García, miembro principal de la Junta, expresa que cada mes
reciben entre 50 y 60 casos. “Avocamos conocimiento y a partir de una
denuncia dictamos medidas preventivas”, dice.
En el informe “La niñez y adolescencia en Ecuador
contemporáneo: avances y brechas en el ejercicio de derechos”, publicado
en 2014 por la Unicef, consta que el 42 % de las razones de violencia
grave responden al hecho de que los niños y niñas no son debidamente
cuidados.
Solo el 31 % de los padres y madres utilizan el
diálogo en primer lugar para analizar las situaciones de conflicto. Esta
cifra está seguida por un 25 % de niños que sufre de maltrato
psicológico y un 18 % de maltrato físico; mientras que un 7 % ha caído
bajo el abuso de delitos sexuales.
“La Fiscalía lleva el proceso a la Unidad
Judicial pero intervenimos con medidas de protección inmediata cuando
son casos de delitos sexuales”, dice García.
SORPRESAS. Cristian Flores, jefe provincial de la
Dirección Nacional de la Policía Especializada en Niños, Niñas y
Adolescentes (Dinapen), afirma que en su condición de agente del orden
suele encontrarse con situaciones impactantes que ponen a prueba su
capacidad de reacción.
“Nos hemos encontrado casos de maltratos físicos
muy duros y díficiles para nosotros como agentes, como por ejemplo
cuando a los hijos les han quemado las manos por haber tomado unas
monedas”, precisa.
Según la Dinapen, el año pasado tomó
procedimiento en 227 casos por maltrato infantil (agresión física y
psicológica), registraron 105 delitos sexuales y recuperaron a 691
menores).
“A veces hemos sacado de las calles a niños de 6
años que son enviados a trabajar y los exponen a un sinnúmero de
riesgos”, sostiene.
Flores recomendó a los padres supervisar las actividades de sus hijos en
las redes sociales, ya que la tecnología ha sido aprovechada por la
delincuencia para captar menores e involucrarlos en drogas y
prostitución.
“En el 95 % de los casos usan las redes sociales para engañar a los
menores”, cita el jefe policial.
DAÑINO. Para la psicóloga Tanya
Mendoza, el maltrato infantil se evidencia de manera física, emocional y
psicológica.
El físico se caracteriza por las marcas en las piel y el dolor causado a
la víctima; mientras que el emocional crea a una persona con inseguridad
porque no se siente querido por sus padres.
“No debería darse maltrato alguno, pero lastimar con palabras a un niño
va dejando huellas para toda la vida. Los maltratos son comunes en las
escuelas y colegios”, refiere.
La también psicóloga Gina Miranda recalca que los
niños suelen manifestarse con acciones ante un problema, y allí es
cuando varía la conducta. “Otros en cambio se tornan silenciosos y poco
participativos. La conducta de cada niño varía según su entorno”,
agrega.
HOGAR. El educador jubilado Ramón
Palma considera que el maltrato infantil se dio en otras épocas, pero en
menor número que la actualidad. “Considero que la educación no ha
mejorado en los últimos años, y la supresión de materias como moral y
cívica redundaron en la mala formación de las nuevas generaciones”,
agregó.
Según Palma, pese a
cualquier circunstancia la educación que se da en el hogar está por
encima de cualquier influencia que el menor encuentre en la calle, y es
prioridad de los padres llevar un trato cordial y ejemplar para
encaminar a su hijo por el bien.