La
red Tor esconde un submundo de tramas ilegales, difícilmente
localizables por la Policía.
La
reforma del Código Penal, en el artículo 197/3, no distingue entre
auditorías de seguridad o intromisiones con finalidad ilícita.
Recogemos
el testimonio pesadillesco de un hacker ‘legal’ en su lucha
contra la pederastia.
“Yo
odio a los pedófilos y lo único que quería era ayudar a desmantelar
este tipo de páginas. Ahora ya no se me vuelve a ocurrir hacer nada
por nadie”. Con estas palabras da comienzo, o finaliza (según se
mire), el relato del experto en seguridad que ha creado una
herramienta por la que por primera vez se puede rastrear la red Tor.
Sus implicaciones en la búsqueda de redes de pederastia por lo
profundo de la web le ha costado la detención y que fuera tratado
como a uno de sus perseguidos.
“Fue
en noviembre [de 2012] cuando desarrollé un programa que rastreaba e
indexaba esas webs ocultas y lo tuve ejecutándose un par de meses, en
los que obtuve más de 100.000 webs catalogadas por diferentes
etiquetas para identificar el tipo de páginas que eran”, explica el
implicado al que llamaremos Hache.
“Aparecieron
multitud de páginas y foros de pederastas, incluso te encontrabas con
mensajes de los administradores regocijándose porque llevaban x años
online y que nunca les había ocurrido nada... como si fuera una
ciudad sin ley donde pueden campar a sus anchas”.
Es
en la denominada Deep
Web donde confluyen todo tipo de actividades ilegales como venta
de armas, tráfico de drogas, pedofilia, asesinos a sueldo, y cuyo
sistema imperante es la red TOR
(The Onion Router) prácticamente imposible de rastrear y de
identificar la identidad del usuario impidiendo así cualquier
intervención externa. De ahí la importancia de la creación de un
programa capaz de rastrear este submundo cibernético. Sin embargo, En
España, la reforma
del Código Penal de 2010 añadía el artículo 197/3 en relación
con el acceso a sistemas, que establece que: "El que por
cualquier medio o procedimiento y vulnerando las medidas de seguridad
establecidas para impedirlo, acceda sin autorización a datos o
programas informáticos contenidos en un sistema informático o en
parte del mismo o se mantenga dentro del mismo en contra de la
voluntad de quien tenga el legítimo derecho a excluirlo, será
castigado con pena de prisión de seis meses a dos años”. Es decir,
no distingue entre si son intrusiones para comprobar medidas de
seguridad o si son intrusiones con finalidad ilícita.
“Sabía
de las implicaciones legales -explica Hache-, pero continué y en
varias webs conseguí encontrar fallos que permitían extraer toda la
base de datos, incluido el listado de usuarios (en uno de ellos había
más de 30.000 pedófilos registrados). Realicé varias aplicaciones
para extraer la base de datos de forma semi-automática de estas páginas
con fallos y envié los programas al Grupo
de Delitos Telemáticos de la Guardia Civil (GDT) por si les era
de utilidad”.
Atrapado
en la red
Dos
meses más tarde, siete agentes de la Policía judicial le esperaban
en el garaje de su domicilio con una orden de registro en la mano
prestos a realizar la detención.
“La
investigación procedía del FBI
y la Europol
y por mucho que dijeran que habían rastreado mi IP desde el foro
concreto del que se me acusaba una supuesta pertenencia, esta red va
cifrada” asegura Hache, “la única forma que hay de obtener datos
es monitorizando nodos origen, donde las comunicaciones van sin
cifrar, algo que hace el FBI de forma habitual”. Por lo que parece
toda la operación surgiría de un servidor del FBI por el que
controlan y monitorizan las conexiones que pasan por ahí para tener
controlado a quien se descargue imágenes y eso, en principio, según
fuentes jurídicas de la Fiscalía, podría ser un agente
provocador, una figura que no está contemplada en nuestro
derecho, y que haría impune los delitos investigados.
“En
cuanto al trato, aparte de que uno a uno me iban presionando, a su
forma, para que 'cantara', en general puedo decir que no se portaron
mal, salvo el típico borde que te humilla psicológicamente con
preguntas o sugerencias como que soy gay, neonazi, que necesito ayuda
psicológica, que es mucha casualidad que me pasara dos veces, etc. A
pesar de todo, quiero que conste que la GDT hizo todo lo posible por
ayudarme y sacarles del error”.
En
el registro realizado en el domicilio de Hache, aún en el supuesto de
haber encontrado imágenes, éstas se habrían almacenado de forma
temporal en el ordenador por lo que no es delito. “En su día hubo
una propuesta para que en la última modificación del Código Penal
en 2010 se incluyera como delito, pero no se llegó a hacer”,
informan desde la Fiscalía. “Si hubiera un canal tipo youtube para
ver ese material en principio no sería delito. Sería del que pusiera
el video a disposición de los demás. Pero descargar el archivo para
guardarlo sí es posesión”.
“En
España luchar contra esta gente es complicado porque la ley siempre
les ampara” afirma el hacker,
“pero sería muy sencillo realizar una aplicación que descargara
todas esas fotografías de niños y anotara los hashes o huellas de
los ficheros, de manera que luego se puedan buscar en las redes P2P
o en los ordenadores incautados de pedófilos”
Lo
que sí hicieron, en su caso, fue llevarse todos los dispositivos
electrónicos, discos duros, memorias, portátil, Ipad, discos
multimedia, “hasta las antenas wifi”. Según las mismas fuentes
jurídicas de la Fiscalía, “la unidad que lleva a cabo las
periciales informáticas, para examinar los ordenadores y hacer la
pericial que puedan valer en el juicio, es muy pequeña, de 14 ó 16
personas para toda España, por lo que tienen un atasco de materiales
pendientes de análisis de varios años de retraso. Pasarán varios más
hasta que devuelvan el material incautado”.
El
hecho de que él colabore con el cuerpo de Policía no le ha dado ningún
estatus especial. “La coordinación entre las diferentes fuerzas del
estado es deplorable, no tienen información cruzada. Si se hubieran
informado antes habrían visto quién soy realmente”, se lamenta
Hache.
Cuidad
sin ley
No
era la primera vez que Hache colaboraba “por iniciativa propia”
con los diferentes cuerpos policiales del Estado. “Fue en agosto de
2010 cuando llegué a una web donde se hablaba de un foro 'pedo', y
donde todo el mundo estaba alarmado por la libertad con la que la
gente escribía de temas de menores en él. Como analogía, imagina
que un hombre le está pegando a una mujer en mitad de la calle y hay
un corro de gente mirando y diciendo cosas...pero nadie ayuda. Decidí
hacer una auditoría
de seguridad de la web y hallé una serie de cosas”.
Las
pesquisas de Hache le llevaron a descubrir que a pesar de estar
registrada tras un dominio anónimo y tratarse de un foro
internacional, la IP estaba en Barcelona y pertenecía a un cliente de
Jazztel, y que tras el dominio había muchas carpetas ocultas con
copias de otros foros previamente desmantelados por las fuerzas del
estado en anteriores operaciones policiales. “Además, como la web
era una versión antigua de Joomla, intenté buscar fallos de
seguridad para extraer los datos de los pedófilos, pero tenía
bastantes protecciones y finalmente desistí”. Después de
denunciarlo a través de internet a los diferentes cuerpos
policiales del Estado, alertó a algunas asociaciones
antipedofilia, y así quedó la cosa.
Cuatro
meses más tarde, a las ocho de mañana, siete agentes de la Guardia
Civil y un agente judicial con una orden de registro, aparecieron en
la puerta de su casa y, tras entregarle una denuncia, procedieron a
inspeccionar el domicilio. Dicha denuncia indicaba la web a la que
supuestamente había accedido y que el motivo del registro era una
posible vinculación a un grupo de pederastas.
“Al
principio estaba desorientado, pero tras leerlo y reconocer la web en
cuestión, les conté todo y les mostré los mails con las denuncias.
Acto seguido llamaron a sus superiores en Madrid -era una operación
de los Mossos
d’Esquadra- y en unos minutos cancelaron la orden de registro y
únicamente se llevaron mis dos discos duros del PC, por rutina”.
Esta vez no hubo detención. Le llamaron a declarar al cuartel y un
mes más tarde ratificó la declaración en el juzgado con su abogado.
El
delito de ser hacker
“[Hache]
es un hacker reputado, ha dado conferencias sobre seguridad en la web
y sobre los peligros de TOR”, dice al diario.es
otro miembro de la escena hacker que prefiere mantenerse en el
anonimato, “sus denunicas de gente por conductas relacionadas con
pornografía infantil han acabado con la desarticulación de algún
foro de pederastas”. El foro al que se refiere, y el que relataba
Hache, fue el de protegenos.com,
que fue desmantelado en 2010 y que se saldó con 8 detenidos y una
veintena de registros.
Este
es uno de los muchos foros y páginas que transitan por la periferia
de internet y pueblan un submundo oscuro y depravado. Según la
Interpol a comienzos de 2013 su base de datos tenía 3.000 víctimas
identificadas en 40 países. Solo en España se han detenido a más de
16.000 pedófilos.
En
este sentido, fuentes cercanas a la Fiscalía
de delitos informáticos se expresa: “De los primeros escarceos
policiales en los 90 con piratas informáticos, que eran una vergüenza,
a ahora que son una de las unidades más eficaces de Europa, ha
mediado un mundo de formación y preparación y muchas veces ha sido
gracias a la colaboración de gente como esta. No es cuestión por
tanto de tirarnos tiros a nuestro propio pie estigmatizando a la gente
que desde el ámbito privado nos está ayudando. Interesa, en virtud
de la justicia, que lo mismo que los culpables sean condenados, que
los inocentes queden libres de toda culpa lo más rápido posible”.
Para Hache, su servicio
ha terminado.