El arzobispo de Granada admite que es "verosímil" la acusación de
pederastia del caso Romanones
Javier Martínez
declara en el juicio que recibió muchas quejas sobre el grupo pero no
sobre abusos o "conducta
sexual inadecuada"
Asegura que no ofreció ayuda al padre Román para tapar sus presuntos
delitos y que sugirió que el grupo se dotara de unos estatutos
aprobados por la Iglesia
El arzobispo de
Granada, Javier Martínez, ha admitido esta mañana la "verosimilitud"
de las acusaciones de abusos contra Román, tal y como él mismo
corroboró en el expediente canónico del caso Romanones. El prelado ha
declarado como testigo en la quinta sesión del caso, donde ha
pretendido negar que tapara el caso o advirtiera a los investigados de
la denuncia de "Daniel".
En una
larga comparecencia, con momentos de tensión –especialmente durante
las preguntas de la asociación Prodeni– el arzobispo de Granada
sostuvo que "era notorio" que el clan de los Romanones formaba "un
grupo hermético y unitario", del que había recibido "muchas quejas
acerca de sus procedimientos pastorales" aunque, adujo, nunca
relacionadas con abusos a menores o una "conducta sexual inadecuada".
Ha reconocido que en
la documentación que remitió a la Congregación para la Doctrina de la
Fe definió la denuncia del joven como "verosímil" lo que, de
confirmarse, "explicaría ciertas actitudes del grupo".
Expediente
paralizado
Martínez confirmó
que, tras la paralización del expediente canónico –admitido como
prueba por la Audiencia Provincial, pese a los intentos de la defensa
y la actitud displicente del fiscal, Francisco Hernández– se
adoptaron medidas cautelares contra el acusado y otros dos religiosos
de la diócesis (suspensión a
divinis), las cuales siguen vigentes. Sin embargo, los otros
siete sacerdotes continúan, a día de hoy, dando misa como si nada.
En su declaración,
el prelado intentó asegurar que "nunca ofreció ayuda" al padre Román
para "tapar" los supuestos abusos que le hizo llegar el denunciante,
quien le narró en agosto de 2014 lo que había sufrido "desde los 14
años" en este entorno parroquial, donde era "buscado para tener
relaciones homosexuales" y los sacerdotes "circulaban desnudos por la
casa". Martínez calificó de "correcta y con cierta distancia" su
relación con Román, debido al proceder del grupo. Sin embargo, el
sumario apunta a un correo, fechado el 16 de octubre de 2014 (cuando
ya había constancia de la denuncia) en el que el arzobispo ofrece al
sacerdote toda la ayuda que necesite.
"Un problema a la
larga"
Ha calificado la
relación que mantenía con el padre Román de "correcta" y "con cierta
distancia", mientras que el grupo "aparte" que conformaba con otros
sacerdotes era "notorio en la Diócesis", hasta el punto de que llegó a
ofrecerles que la comunidad se conformara de forma estatuaria y que
actuaran así de acuerdo a unos estatutos aprobados por la Iglesia y
para evitar que las prácticas pastorales del colectivo pudiera a
suponer "un problema a la larga", como finalmente sucedió.
Sobre su relación con "Daniel", el arzobispo de Granada ha aducido que
intentó actuar "con la mayor diligencia posible", especialmente
después de recibir la llamada del Papa Francisco. Martínez recordó la
famosa escena en la que se tumbó en el suelo de la catedral de Granada
para pedir perdón "por sus pecados y por los de la Iglesia", y que
intercambió correos con la víctima. Tras un desacuerdo sobre el pago
de la asistencia psicológica –a la que el Arzobispado se había
comprometido, pero que finalmente no se produjo–, dichos correos
pasaron de ser "excesivamente elogiosos" a "casi, casi violentos", una
vez que el chico denunció ante la Fiscalía. "Nunca más me ha vuelto a
llamar, ni a escribirme", ha dicho el prelado, quien tampoco se ha
vuelto a referir a él en ningún momento, desde noviembre de 2014.