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CAE EL SECRETO DE LOS ABUSOS EN LA IGLESIA
82 casos de abusos a menores destapados en los tribunales y en los
medios
EL PAÍS contabiliza por primera vez
los casos de abusos conocidos, lo que incluye sentencias, investigaciones
periodísticas y denuncias públicas que hayan destapado los posibles delitos
de un religioso español. Ver
metodología.
Por José
Manuel Romero, Iñigo
Domínguez, Julio
Núñez y Daniele
Grasso
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1986 Tras
la denuncia de los padres de las víctimas, el párroco de Mijas (Málaga)
admite haber abusado de dos hermanos.
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1987
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1988
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1989
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1990 EL
PAÍS localiza en Ecuador a un cura que se dio a la fuga tras ser
condenado por abusos en la Parroquia de Polinyá (Barcelona).
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1991 Cuatro
años de cárcel para un fraile por un delito de corrupción de menores en
un colegio de Sant Pere de Ribes (Barcelona).
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1992 Dos
años de cárcel a un jesuita por abusar de una niña en Barcelona.
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1993
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1994 Tras
el apuñalamiento de un sacerdote en Valdecaballeros (Badajoz) se
descubre su historial de abusos en la localidad.
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1995 El
párroco de la pedanía de Corvera (Cartagena) es condenado a tres años de
cárcel por abusar de tres niñas.
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1996
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1997 Un
religioso de Salamanca, que había sido acusado por diez víctimas, fue
trasladado a Perú
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1998 Un
sacerdote es condenado por abusar de un niño y absuelto por los abusos,
prescritos, al hermano de la primera víctima en Cuenca.Condenado
un párroco por abusar sexualmente de tres niñas, dos de 11 años y una de
9 en El Garrobillo (Murcia).
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1999
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2000
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2001 EL
PAÍS desvela que la Iglesia homenajeó en Guadix (Granada) a un cura
condenado por abusos en 1995. Cinco
niñas son sometidas a "tocamientos impúdicos" por un sacerdote que
ejercía como párroco en Iznájar (Córdoba).
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2002
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2003 10
años de cárcel para el cura que abusó durante 9 años de una niña en
Alcalá de Henares (Madrid). Encarcelado
un sacristán de A Laracha (A Coruña) acusado de abusos sexuales a una
niña.
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2004 EL
PAÍS descubre que un cura condenado en Coria (Cáceres), sigue en
activo. Condenado
a 21 años un párroco que abusó de seis muchachos en Baiona
(Pontevedra). A
pesar de haber sido condenado a 11 años por abusar de seis niñas, el
párroco de El Salvador de Peñarroya (Córdoba) sigue en activo. El
Supremo condena a 8 años al cura que abusó de un niño en Alcalá la Real
(Jaén).
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2005
-
2006 Condenado
en Barcelona un sacerdote por abusar de una joven discapacitada de 24
años. Un
cura de la parroquia de Aluche (Madrid) abusó sexualmente de un niño de
12 años.
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2007 Los
Carmelitas Descalzos de Burriana (Castellón) ponen en conocimiento de la
Fiscalía el posible abuso sexual de uno de sus curas a un menor. El caso
es archivado.Apartado
un cura que abusó de un menor en Granada.
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2008
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2009
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2010 Dos
años de prisión para un religioso que abusó de dos niñas en Vigo
(Pontevedra).Condenado
a 16 meses de prisión por exhibicionismo y provocación sexual el párroco
de Barasoain (Navarra). Condenado
un seminarista a siete años de cárcel por abusos a un menor
discapacitado en L'Hospitalet de Llobregat (Barcelona).
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2011 Un
religioso español, encarcelado en Chile por filmar abusos a menores en
colegios de Madrid y el País Vasco . Condenado
a dos años de cárcel el párroco de Maluenda (Zaragoza) por posesión de
pornografía infantil.
-
2012 Un
hermano del Instituto Religioso Esclavos de María y los Pobres es
condenado a ocho años y medio de cárcel por abusar de un discapacitado
en Cáceres.
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2013 Cárcel
a un excura por violar a una monaguilla en Can Picafort (Mallorca). Condena
de cinco años para el párroco de Carcaixent (Valencia) por abusar de dos
menores. La
Fiscalía investiga si un cura de la Diócesis de Ciudad Real abusó de
nueve menores. El caso está abierto.
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2014 Apartado
un cura de la orden de los mercedarios acusado de abusos sexuales por un
exseminarista de Reus. Los
dominicanos de Vitoria reconocen las denuncias de una víctima abusada en
una parroquia de la ciudad en 1983.Apartado
un sacerdote de la iglesia de San Andrés en Murcia tras la denuncia de
una menor.
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2015 Un
exmisionero denuncia presuntos abusos en una poderosa comunidad de
clérigos españoles extendida por EE UU, África y Latinoamérica. EL
PAÍS destapa un caso de abusos en Don Benito (Badajoz). Un juez envía a
prisión el religioso. El
párroco de Yuncler, condenado en Toledo a dos años de prisión por abusar
de dos niñas de 14 años. Condenado
un sacerdote en Cáceres a un año de cárcel por exhibicionismo y abusos
sexuales.
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2016 Condenado
un exreligioso de La Salle por abusos a menores y adultos en Collado
Mediano (Madrid). Al
menos tres personas denuncian por abusos al exvicario de Gipuzkoa.Un
religioso sigue dando clases a pesar de haber sido denunciado denuncias
por abusos en Alella (Barcelona). El
Periódico habla por primera vez del escándalo de pederastia en colegios
de los Maristas en Barcelona. Dos
denuncias por abusos sexuales en un colegio de los jesuitas en
Barcelona. Apartado
el director de la escolanía de Sagrada Familia (Barcelona) por abusos
sexuales.
-
2017 Al
menos cinco víctimas declaran haber sufrido abusos por parte del
sacerdote del seminario de La Bañeza (León). Una
investigación periodística saca a la luz los abusos de un cura español
en Moyobamba (Perú). Al menos catorce personas habrían sido víctimas de
los abusos de un marianista español en Chile. Dos víctimas, en Chile,
acusan a un marista español, ya fallecido. Dos víctimas, en Chile,
acusan nuevamente de abusos a un sacerdote marista español. Una víctima,
en Chile, acusa a otro marista español.En libertad provisional un
sacerdote español acusado de abusar sexualmente de menores en Honduras. Una
nueva víctima hace públicos los abusos sufridos en el seminario de La
Bañeza (León). Apartado
un religioso de un colegio de los Legionarios de Cristo tras las
denuncias de dos alumnas en Boadilla del Monte (Madrid).Petición
de cárcel para un religioso de Vigo de los Hermanos Misioneros de
Enfermos Pobres de Teis (Pontevedra). El caso sigue abierto.
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2018 Una
víctima, en Zamora, del mismo sacerdote de La Bañeza (León). Un
abusador es alejado, en secreto, de Artana (Castellón), tras las
denuncias de una víctima. Dos
personas denuncian los abusos que sufrieron en el Colegio Claret de
Madrid. Al
menos cinco personas acusan al “depredador” Francisco Carreras en
Salamanca. Una
víctima denuncia la pasividad del arzobispo de Oviedo cuando denunció su
caso. Una
víctima prueba las amenazas del obispo de Salamanca tras haber
denunciado los abusos que vivió. EL
PAÍS desvela que un miembro del tribunal eclesiástico que juzga los
abusos fue condenado por cometerlos sobre dos víctimas en Espeja
(Salamanca). Una
Congregación investiga a uno de sus misioneros en Benín tras las
denuncias de tres víctimas. Tras
ser investigado y absuelto, nuevas víctimas acusan de abusos al
exdirector del Colegio de los Salesianos de Cádiz. Al
menos diez personas acusa a 'Don Chemi', un sacerdote y profesor en los
Salesianos de Deusto (Bilbao). Una
víctimas relata los abusos que sufrió a manos de un religioso de los
Trinitarios de Salamanca.Al
menos tres personas acusan de abusos a un fraile del monasterio de
Montserrat (Barcelona).Una
víctima denuncia que sufrió abusos en un internado de Valladolid. Condenado
en Bizkaia un profesor del colegio Gaztelueta en Leioa, perteneciente al
Opus Dei. Tras
los relatos de tres víctimas, el Obispado de Bilbao denuncia a un
sacerdote de la zona de Mungia (Bizkaia).Detenido
un cura español en Venezuela, donde ejercía tras haber sido profesor en
Granada. La
diócesis de Calama, en Chile, denuncia los abusos de un sacerdote
español. Un marianista español es denunciado ante la fiscalía de Chile.Una
víctima localizada por EL PAÍS asegura que mientras un cura abusaba de
él, el jefe de estudios del colegio salesiano de Deusto (Bilbao), estaba
mirando. Un
joven acusa de tocamientos al exdeán de la Catedral de Santiago. El
párroco de Selva (Mallorca) es apartado del sacerdocio por pederastia
tras un proceso eclesiástico penal. Cinco
años y un día de prisión para un cura por abusar sexualmente de una
menor de 10 años en Pozoblanco (Córdoba). Detenido
un sacerdote por posesión y distribución de pornografía infantil en
Málaga.
-
2019 El
Vaticano ordena investigar a un sacerdote español por abusos en
Compiègne (Francia). El
Periódico destapa los abusos en la parroquia de Constantí (Tarragona). Dos
exalumnos denuncian los abusos sexuales de un profesor de religión de
Montgat (Barcelona).El
diario Ara destapa los abusos en Violbí d'Onyar (Girona). Al
menos siete testimonios destapan los abusos de un religioso en la
cantera del Atlético de Madrid. EL
PAÍS destapa un nuevo caso en Salamanca
Julio tiene 44 años pero, todavía hoy, cuando se
cruza con alguien que lleva la misma colonia de don Chemi, el religioso
salesiano que
abusó de él en su colegio de Deusto, tiene que pararse con arcadas y a
veces se pone a vomitar allí mismo. Leopoldo
Martín, madrileño, confiesa a sus 80 años que no hay día que no recuerde los
abusos que sufrió en un internado de Valladolid. “Siempre están aquí,
siempre están en mi cabeza”, dice golpeándose la frente. Impresiona que un
anciano tenga presente a diario el niño que fue en una imagen de dolor, una
infancia marcada hasta la vejez. Decenas de víctimas de abusos en España han
guardado silencio durante décadas, ante la versión oficial de que este es un
problema que no existe ni ha existido en este país, de que es una excepción
en el escándalo que sacude a la Iglesia en todo el mundo. Callaban por
miedo, por vergüenza, porque el cura era amigo de la familia o, muy
frecuentemente, alguien admirado en la comunidad, incluso homenajeado. Pero,
sobre todo, callaban porque temían no ser creídos. Apenas se denunciaba,
porque las penas también han sido leves. José
Luis Untoria, un agustino recoleto de Salamanca, abusó de diez niños en un
colegio y en 1996 fue condenado a dos años de cárcel que no cumplió.
Había en total cerca de cien chicos que le acusaban y pasaron por un
despacho de abogados pero al final prefirieron no denunciar. Uno de ellos se
suicidó después. En la prensa, por cierto, estas noticias a veces no pasaban
de media columna.
EL PAÍS se propuso hace cinco meses comprobar si
España era una excepción, o si lo excepcional era que en este país aún no
hubieran salido a la luz más casos de pederastia en la Iglesia. La respuesta
empieza a estar clara: los abusos en España sí han existido. Queda ahora por
saber cuál es la dimensión del problema. Este periódico ha investigado y
desvelado ya 19 casos, con al menos 87 víctimas. Es más de la mitad de lo
que estaba registrado oficialmente en los últimos treinta años: 36 casos, a
través de 34 sentencias civiles y seis eclesiásticas. Además, por primera
vez hemos
contabilizado los casos de los que se tiene constancia, sumando los
judicializados y los que han aparecido en distintos medios de comunicación.
Suman un total de 82 casos conocidos en 33 años; 28 de ellos en los últimos
14 meses. Un acelerón vertiginoso tras décadas de silencio. Un secreto que
empieza a caer. Ha sido posible por la valentía de las víctimas, que se han
decidido a hablar.
EL DOCUMENTAL
Los secretos que se cuentan
Las víctimas de los abusos relatan todas las barreras
que han encontrado para buscar justicia/ Vídeo: Jaime Casal.
(14 min) https://www.youtube.com/watch?v=XKbISDnyGIE
En una decisión sin precedentes, el Papa ha convocado
a los obispos de todo el mundo este jueves en Roma para celebrar una cumbre
monográfica sobre esta crisis que está lastrando el pontificado del papa
Francisco. La Iglesia española llega a la cita con un escándalo que crece
día a día. A lo largo de esta semana, con una serie especial, este periódico
publicará nuevos casos.
“Yo estaba destinado al suicidio. Si cuando estaba en
manos de este cura y era su presa, con 15, 16 años, hubiera hecho caso a esa
voz que me decía que lo único era tirarme al tren, no estaría aquí”, cuenta
Ángel Plaza, una víctima de Salamanca de un nuevo caso que EL PAÍS publica
hoy. La idea del suicidio ha acompañado en estos años de secreto y silencio
a alguna de estas personas, que han sobrevivido sin ayuda, como han podido o
se les ha ocurrido. En algunos casos, se han ido al extranjero, y la
distancia y el contacto con grupos de ayuda que sí existen en otros países
les ha permitido salir adelante. Ahora, 30, 40 años después, muchas lo han
contado por fin por primera vez. Muchas de ellas han acudido a EL PAÍS, quehace
cinco meses preguntó a las 70 diócesis españolas por las denuncias que
habían recibido y los casos que habían instruido en sus tribunales. Solo
18 contestaron con evasivas, negativas o silencios. El 14 de octubre de 2018
el periódico decidió abrir un correo electrónico para recibir las denuncias
directamente de las víctimas. En dos días llegaron cien. Después, más de
200.
Algunos mensajes, solo el mensaje, son de pesadilla.
Llamar al remitente —muchos no quieren hablar ni identificarse— suele llevar
a una larga y dura conversación. “Es usted la primera persona a la que se lo
cuento en mi vida, y tengo 62 años”, decía esta semana al teléfono una de
las víctimas que ha
salido la luz tras destapar este periódico el caso de Manuel Briñas, el
marianista que fundó la escuela de fútbol del Atlético de Madrid.
“Cuando vi su foto fue una convulsión, un desahogo. Admiro a la primera
persona que habló por primera vez. Tantos años callados, tanta gente…
Siempre pensaba que a todo cerdo le llega su San Martín. Ya ha llegado.
Gracias”. Otra víctima que llamó al periódico se echó a llorar: "Perdone que
llore, pero es la primera persona que quiere escucharme".
¿Cuántas víctimas puede haber? EL PAÍS ha creado una
base de datos con todos los casos conocidos, también publicados por otros
medios, y contabiliza ya al menos 243 víctimas en las últimas décadas. De
cada caso, casi nunca ha habido una sola víctima. Generalmente, cada
sacerdote abusador elegía a un niño y luego a otro, así durante años. Las
víctimas que se han atrevido a romper el silencio suelen repetir una frase:
“Puede haber decenas”. Lo dijo Miguel
Hurtado, el primero en acusar al fraile Andreu Soler en la abadía de
Montserrat, y han emergido diez víctimas, por el momento. Lo dijo el
primero que acusó a Francisco Carreras, un
cura de Salamanca que pasó por una docena de pueblos durante más de 20 años,
aunque llegaba rebotado de Estados Unidos —donde ya había sido acusado— y la
archidiócesis de Miami había advertido de sus antecedentes. Hoy se conocen
sus presuntos abusos a cinco víctimas. Lo dijo el primer exalumno de Deusto
que escribió a este periódico para hablar de don Chemi. Ahora hay ya más de
30 denuncias interpuestas ante los cuerpos y fuerzas de seguridad del
Estado. Una de estas víctimas cuenta que cuando
fue a denunciarlo a la Ertzaintza el agente se quedó de piedra. Allí mismo
le confesó que él también estudió en ese colegio y el mismo cura también
había abusado de él. Lo dijo también el primero que reunió valor para
acusar a Manuel Briñas, y en pocos días han surgido otras siete víctimas en
los últimos 24 años.
Confirmar estas historias es arduo y laborioso,
porque son casos de hace muchos años. A veces, el cura ha muerto y quien le
protegió, también. Muchas víctimas ni recuerdan el apellido del criminal.
Era "don Paco" o "don no sé qué". Y, además, la Iglesia lo niega o no
recuerda nada. La Conferencia Episcopal Española (CEE) asegura que es un
órgano colegiado y que, por lo tanto, no es asunto suyo, sino que compete a
las diócesis. Y las diócesis apenas dan información y si lo hacen, lo hacen
obligadas. Solo enseñan sus cartas cuando salta un caso en el que son
descubiertos. El resto, lo siguen ocultando.
En busca de una cifra
A raíz de los 19 casos destapados por EL PAÍS en
pocos meses, 87 víctimas han contado su caso en este o en otros medios.
Anteriormente, en tres décadas de sentencias judiciales y canónicas,
habían trascendido menos de 200 víctimas.
Elaboración propia.
EL PAÍS.La Iglesia católica española, a
diferencia de la estadounidense, la alemana, la francesa, la irlandesa, no
se ha mostrado, hasta la fecha, dispuesta a revisar su pasado ni a decir
toda la verdad sobre los abusos sucedidos intramuros de la institución. Lo
que sabe. Cuántos casos conoce. Cuántos obispos han encubierto delincuentes.
Cuánto dinero ha gastado en acallar denuncias. Hasta ahora, ha optado por el
silencio. Su única reacción, tras los primeros casos destapados por EL
PAÍS, fue
crear una comisión para estudiar el problema que no incluye a las
víctimas ni a expertos externos, solo a clérigos. La CEE colocó al frente de
este grupo al obispo de Astorga, Juan Antonio Menéndez, conocido por haber
redactado en su diócesis el protocolo más severo de actuación contra la
pederastia de las 70 diócesis —obliga a denunciar a la justicia ordinaria—,
y por haber creado también esta semana en su territorio el primer órgano de
la Iglesia para asistir a las víctimas, pero también muy
cuestionado por silenciar e infravalorar el escándalo del seminario de La
Bañeza.
Por otro lado, las órdenes religiosas van por libre y
no responden ante los obispos, sino directamente ante el Papa. La
información para comprender realmente el alcance del problema está muy
dispersa. Los
jesuitas de Cataluña han sido la primera orden en emprender una
investigación interna en sus colegios, a raíz de informaciones
publicadas por este periódico en diciembre.
En ocasiones, las víctimas que han dado la cara con
nombres y apellidos no lo han tenido fácil cuando se han atrevido a dar el
paso y contarlo. AJavier
Paz, víctima de abusos en Salamanca en los ochenta y noventa, que salió
en La Sexta en 2014 y fue uno de los primeros en dar ese paso en España, le
reñían por la calle algunos conocidos. “¿Pero cómo le has hecho esto a don
Isidro? ¡Con todo el bien que ha hecho!”, le dijo la madre de un amigo. Se
encontró con una ciudad que le daba la espalda. Como
Teresa Conde, de la misma ciudad, que apareció en EL PAÍS contando los
abusos que sufrió por parte de un religioso trinitario. "Qué
desvergüenza, salir a hablar de estas cosas en público", ha oído esta semana
a sus espaldas al cruzarse con unas conocidas.
En el caso de Javier Paz, el obispado apenas admitió
los hechos en 2014 en un comunicado que anunciaba que el cura había sido
apartado, pero sin revelar la auténtica dimensión del caso y que había, al
menos, otras dos víctimas. Los abusos de Paz se antojaban un caso aislado.
Muchos pensaron que no sería para tanto, o que buscaba dinero, y que para
qué remover algo después de tantos años. Después le ha costado el puesto de
trabajo, y le ha hecho más difícil encontrar otro. Hay que comprender lo que
significa acusar a la Iglesia, y que la Iglesia te desacredite, en un
pueblo, en una ciudad pequeña de provincias.
EL TIEMPO ENTRE UN ABUSO Y SU PUBLICACIÓN
La duración se ha reducido de 80 años a menos de tres
Fuente: elaboración propia. EL
PAÍSLa Conferencia Episcopal Española apenas
se relaciona con las víctimas que aparecen en la prensa y trata de atraer
hacia sí a los afectados para evitar que aparezcan en los medios. Los
jesuitas, la abadía de Montserrat, los salesianos, cada institución que se
ha visto salpicada ha abierto su propio correo electrónico, para tratar de
controlar el escándalo y gestionarlo con discreción.
Con miedo al exterior y al rechazo social, en estos
años se ha creado un mundo paralelo y subterráneo de víctimas que se
buscaban unas a otras a través de Facebook y otras redes sociales. Cuando
una salía en los medios, comenzaba a recibir mensajes de otras. Se
escuchaban, se apoyaban, se daban consejos. Al mismo tiempo, a veces,
tecleaban en la web el nombre de su abusador, a ver dónde estaba, si seguía
en contacto con niños... La peor tortura para las víctimas es pensar que a
otros niños les puede estar pasando lo mismo si ellos no hablan, y se
sienten culpables también por eso.
De este modo, se ha ido creando el sustrato necesario
para que afloraran más casos, más denuncias. Solo esperaban que llegara el
momento adecuado, que se abriera una puerta y que alguien les escuchara.
Ahora, cada nuevo episodio se difunde a toda velocidad en grupos de WhatsApp
de exalumnos de un colegio, o de amigos de la infancia.
¿Por qué no lo ha dicho antes? Esa suele ser la
maldita pregunta. La hace el obispo cuando alguien va a denunciar. Se la
hacen muchos cuando el caso sale a la luz. Una víctima, si lo cuenta, lo
cuenta cuando puede, o cuando sabe que alguien le va a escuchar. Una gran
parte de los mensajes recibidos por EL PAÍS son de quienes eran niños en los
setenta y los ochenta y, ahora tienen entre 40 y 50 años. Eso es lo que han
tardado. “Venía a casa, charlaba un rato con mis padres, subía a mi
habitación y me tocaba. Era terrible. Contárselo a mis padres no era una
opción. Lo reverenciaban",cuenta
Manuel Vilar, de Artana, Castellón. Era 1982, tenía 14 años. Contárselo
a uno mismo, contárselo luego a alguien, puede llevar años, pero es solo el
principio. El trauma emerge del pasado como un suceso doloroso o feliz, como
la muerte del padre o el nacimiento de un hijo. Es un camino muy largo, con
continuas recaídas, insomnio, ansiedad, es casi imprescindible un
tratamiento psicológico. A muchos les ha llevado al alcohol, a las drogas, a
vidas desnortadas. “Todas las drogas eran pocas para calmar el daño que me
había causado”, confiesaEmiliano
Álvarez, víctima en el seminario menor de San José de La Bañeza, León, en
los setenta. Se enganchó a la heroína, pasó por la cárcel. “Dejas de
confiar en la gente, cambias mucho de lugar, de amigos, porque cuando te
empiezas a sentir a gusto se te encienden las alarmas”, dice Javier Paz.
Las víctimas no son las únicas que se han atrevido a
hablar. Hay sacerdotes, horrorizados con el escándalo, que están ayudando a
difundir casos de pederastia en la Iglesia. Lo hacen a escondidas, temerosos
de que sus superiores los descubran. Imploran que no se publique su nombre.
Hay exvicarios judiciales represaliados por hacer su trabajo y querer hacer
limpieza. Curas que avisaron hace años al obispo de las tendencias de un
sacerdote. Uno de los primeros en romper el silencio fue el
vicario judicial de Cartagena, Gil José Saez, que habló sin rodeos con EL
PAÍS. “La gestión que ha llevado a cabo la cúpula eclesial española ha
sido muy mejorable. Pero ante la aparición de denuncias de víctimas la mayor
parte de los representantes de la Iglesia española apuestan por que los
casos ocultos salgan a la luz y los culpables sean juzgados, y las víctimas
reparadas debidamente”, asegura.
Es bastante sorprendente encontrar receptividad y
colaboración en el Vaticano, mientras en España la Iglesia cuestiona a los
periodistas a través de la cadena Cope, acusándoles de “manipular”, como
ocurrió ante las primeras informaciones del caso de Javier Paz en Salamanca.
EL PAÍS publicó unas
grabaciones en las que el obispo de la ciudad, Carlos López, le sugería que
pidiera una compensación económica por escrito. Fue un papel con una
cláusula de silencio, pero el obispado lo usó luego para acusar a Paz de
buscar solo el dinero y nunca más volvió a llamarle.
En la Santa Sede la sensación es que todavía hoy, 17
años después de que estallara el escándalo con las revelaciones del Boston
Globe en Estados Unidos, relatadas en la película Spotlight,
cada país se resiste a cambiar, y sus únicos aliados son los medios. En
diciembre el
Papa agradeció expresamente a los periodistas su trabajo de “desenmascarar a
los lobos”.
Lobos es una expresión muy adecuada para individuos
muy astutos que eligen a sus presas con cuidado. Tienen un perfil
asombrosamente repetitivo. Suelen ser curas populares en su comunidad,
admirados incluso, volcados en los jóvenes. Lo más inimaginable. Y sus
víctimas suelen ser niños solitarios, o frágiles. Javier Paz era huérfano de
padre desde los tres años. “A mí me llamaban cabeza buque, era el empollón,
no jugaba con los demás. Él se fijó en mí, para mí era la persona que más me
quería en el mundo”, cuenta Ángel, que sufrió abusos en los ochenta. “Me
eligió simplemente porque no jugaba al fútbol, me quedaba aislado”, dice Fernando
García-Salmones, víctima con 14 años, en 1975, en el colegio Claret de
Madrid. “El cura me usaba como si fuera una prostituta. Llegaba, me
desnudaba, me violaba y me despachaba”. A veces luego tenía que hacer la
cama y limpiar la habitación donde había sido violado. De puertas afuera,
ese cura era un severo guardián de la ortodoxia.
Cuanto peor es lo que ocurre en secreto, más
increíble es para quienes no lo saben, y ese es el abismo con que se
encuentran esos niños para contarlo. Manuel, nombre ficticio, llegó a
suspender todas adrede para que le castigaran sin ir al campamento de la
parroquia, y evitar así los abusos del cura, Isidro López, de la parroquia
de San Julián, en Salamanca. Pero se presentó en su casa y convenció a sus
padres para que le dejaran ir. Luego retrasó su confirmación, para que
siguiera un año más en la parroquia, porque dijo que no le veía preparado.
Es el mismo sacerdote que abusó de Javier Paz.
Los abusos terminaban cuando el cura se cansaba de un
niño y elegía a otro. O cuando crecía, le salía vello y ya no le atraía. O
cuando le trasladaban. O cuando el chico se iba de la ciudad. En algunos
casos, el abuso continuaba tras la mayoría de edad. “Abusó de mí desde los
diez hasta los veinte. Sé que resulta difícil de creer, si a esa edad podía
darle un guantazo y estamparlo contra la pared, pero me tenía domesticado,
manipulaba mi entorno para aislarme”, reflexiona Javier Paz.
El primer paso de muchas víctimas, en la confianza de
que era lo mejor, fue contarlo a la propia Iglesia, incluso sin decirlo a
sus familias. En los casos investigados apenas hay experiencias positivas.
La Iglesia siempre ha tratado los abusos a menores como pecados, no como
delitos, y así pretendía que lo tomaran sus víctimas, perdonando incluso al
agresor. En cuanto al sacerdote acusado, la práctica habitual ha sido
cambiarle de parroquia, o de pueblo. Quien se lo podía permitir, por
contactos o relaciones, lo enviaba a misiones en el extranjero. Para las
órdenes religiosas resultaba más fácil. EL
PAÍS ha documentado 18 casos de curas o religiosos acusados de abusos que
han ido al extranjero. Uno de los más graves es el de Jordi Sanabre,
huido de la justicia en 1990, cuando iba a ser procesado. Este
periódico le ha encontrado en Ecuador y ha descubierto que huyó
con la ayuda del arzobispo de Barcelona, Ricard Maria Carles. Luego ha
seguido allí amparado por el silencio de sus dos sucesores, también
cardenales, Lluís Martínez Sistach y Juan José Omella. El arzobispado de
Barcelona apenas ha dado explicaciones.
ASÍ DESPLAZARON LAS CONGREGACIONES A LOS
SOSPECHOSOS
Pase por los nombres para explorar
diez casos entre 1960 y 2017
Fuente: elaboración
propia.
NACHO CATALÁN EL
PAÍS
La prioridad ha sido siempre mantener el secreto y
evitar las denuncias en los tribunales. Para eso se ha llegado a comprar el
silencio de las víctimas con dinero. EL
PAÍS destapó el primer caso en el que quedaba probado, el de Miguel Hurtado,
víctima de abusos en la abadía de Montserrat. Recibió 7.200 euros. Pero
ha descubierto un nuevo caso, el de Ángel Plaza, que publica hoy, que
multiplica por 10 esa cantidad: 72.000.
En teoría, según las reglas eclesiásticas, las
diócesis y las órdenes debían abrir un proceso canónico. Es un misterio
cuántos se han instruido –tras consultar a las 70 diócesis, este periódico
solo pudo constatar dos en las últimas décadas-, pero lo cierto es que en
los casos desvelados se convertía solo en otro modo para acallar a la
víctima. “Solo te hacen perder tiempo, te engañan, juegan con tu esperanza
de que haya justicia y una solución”, explica Javier Paz. Es entonces cuando
algunas víctimas, como él, decidieron grabar conversaciones, ante la certeza
de que sería la única manera de ser creídos. Como hizo Miguel Hurtado con el
abad de Montserrat, Josep Maria Soler, en un vídeo que ahora publica este
periódico: “Lo haces porque sabes que no vas a ser creído, porque la Iglesia
dice una cosa en público y otra en privado, y te tachan de mentiroso”.
Ser creído también es un reto en los tribunales. La
Justicia tiene su parte de responsabilidad en que los abusos no hayan salido
a la luz. “Casi todo se archiva. Yo he llevado en tres décadas unos 40 casos
de abusos a menores por parte de sacerdotes, pero solo han llegado a juicio
tres”, cuenta Manuela Torres, abogada de Salamanca especializada en este
campo y miembro de la Asociación de Juristas Themis. Quienes van a su
despacho entran con la obsesión de que les crean. En la instrucción acaba
siendo su palabra contra la del presunto abusador y, raramente, hay pruebas.
Se suelen encargar exámenes psicológicos, aunque Torres reprocha que para la
víctima es una especie de máquina de la verdad y en el caso del acusado,
sirve para una posible búsqueda de eximentes. Y se rechazan sistemáticamente
los informes psicológicos de parte de la víctima. “El Supremo y el
Constitucional tienen muy sentenciado que basta como prueba el testimonio de
la víctima cuando cumpla unos requisitos de credibilidad, pero es un
principio muy desatendido”, apunta. Cree que falta formación y sensibilidad
en los tribunales. Además, opina que en ciudades pequeñas y pueblos, donde
todo el mundo se conoce, este tipo de causas tienen más dificultades para
prosperar ante la falta de pruebas claras. En Salamanca, donde ella trabaja,
EL PAÍS ha destapado cuatro casos.
“Todos los que creemos en Jesús buscamos que se haga justicia”
Varios católicos
españoles entrevistados por EL PAÍS opinan que la gran mayoría de la
Iglesia quiere que los casos de abusos salgan a la luz y se
investiguen
Conéctate
Una mujer reza sentada en un banco de
una Iglesia católica. Getty
Las noticias de los casos de abusos de
pederastia que están saliendo a la luz no solo han golpeado a la jerarquía
eclesial española, sino también a la mayoría de los creyentes que conforman
la Iglesia católica. Sacerdotes, seglares, jóvenes y ancianos. Todos
concuerdan que la Iglesia es mucho más que el pequeño porcentaje de
abusadores (un 4% según el único estudio de pederastia en España, de 1997).
Aunque, por un lado, creen que los medios deberían publicar más historias
sobre los creyentes que dan su vida por los más pobres –realidad que, según
opinan, es el auténtico reflejo de la comunidad cristiana–, también
consideran necesario la investigación periodística sobre este tema. Las
víctimas, gran parte de ellas católicas, admiten sentirse dolidos cuando
la Iglesia, en ocasiones, "ve como un ataque" que denuncien lo sucedido ante
la opinión pública.
Es el caso de Esther Cantero, profesora de
filosofía de 58 años. Cada episodio de abusos que sale a la luz le rompe el
corazón. Le afecta mucho la actuación de los responsables que encubrieron
los casos en el pasado y los que reniegan de que el caso español sea
irrelevante. Desde joven, ha compaginado su carrera docente con actividades
relacionadas con el voluntariado a menores, siempre, dice, "con la verdad y
el amor con el que predicó Jesús". No duda en subrayar que lo esencial es
que se conozca la verdad y que "esta gente [los abusadores y encubridores]"
sea expulsada de la Iglesia."Están golpeando el cuerpo de Cristo. No hay
excusa, es preferible ser una Iglesia pequeña que una Iglesia infectada",
explica.
Jorge Salgado, estudiante de Policía de 28 años, es
cristiano practicante y pertenece a un grupo jóvenes católicos del movimiento
Camino Neocatecumenal. Como el resto de creyentes entrevistados, insiste
en destacar que la Iglesia no solo está compuesta por clérigos, sino también
por una gran base de personas que se sienten preocupadas por la imagen
negativa "que mucha gente tiene" del cristianismo por la pederastia. "Los
sacerdotes y religiosos no son dioses. Son humanos y los que han abusado han
cometido un delito que no se puede silenciar. Tienen que ser juzgados",
explica el joven. Aunque está convencido de que una investigación del pasado
no beneficiará la concepción social de la Iglesia, cree que es la única vía
para reparar a las víctimas y que la sociedad vea que la mayoría de los
cristianos están de lado de los afectados.
"La primera carta heurística del seguidor de Jesús es
la humildad. Y humildad es andar en verdad. Y si hay que andar en verdad, a
las cosas hay que llamarlas por su nombre. Si hemos pecado hay que decir:
‘soy pecador, lo hecho mal’, y reconocerlo con todas las consecuencias que
traiga eso", confesó hace
unos meses el obispo emérito de Palencia Nicolás Castellanos a EL PAÍS.
Hoy en Bolivia, Castellanos continúa luchando a sus 84 años para que los
niños bolivianos puedan ir a la escuela. Su postura sobre los abusadores es
rígida: "deben ser juzgados y las víctimas recompensadas". Sobre la realidad
de Iglesia, Castellanos dice que hay que tener una mirada global. "Hay miles
de casos, pero también hay una gran cantidad de religiosas anónimas de las
que nadie habla y que están en el altiplano luchando para abrir un comedor.
Existe la Iglesia pecadora, pero también existe esa otra Iglesia que está
dando un testimonio de solidaridad con los más pobres", advierte.
Gema Izquierdo, locutora de una radio cristiana local
de 53 años, se siente profundamente decepcionada por el discurso de la
cúpula eclesial española. No se siente representada. "La Iglesia somos todos
y la gran mayoría de las personas que la conforman están en contra de los
abusos y están dando la vida por los demás. Los que creemos en Jesús nos
sentimos engañados", cuenta. Pese a que cada noticia de pederastia que lee
en los periódicos le sienta como un jarro de agua fría, apoya firmemente que
los medios busquen "la verdad" de lo que pasó."A veces, cuando
escucho a los jefes de la Iglesia española hablar sobre esto, dudo de mi
Fe. Tienen que seguir las palabras del papa Francisco y el ejemplo de
Cristo. Todos los que somos creyentes buscamos que se haga justicia",
asevera.
Nacho López, sacerdote cacereño de 52 años , decidió
con 29 irse a Nicaragua para llevar la palabra de Dios a Latinoamérica. Para
él, predicar no era suficiente. Subido a una mula, recorrió las zonas
selváticas nicaragüenses construyendo escuelas y luchando para que decenas
de personas tuvieran acceso a medicamentos y comida. Ahora vive en España y
las noticias de pederastia le hacen pensar que la mayoría de los obispos
españoles no han sabido gestionar el problema. "Deberían haber creado una
comisión en lugar de intentar minimizar el problema. Es un hecho doloroso,
pero hay que afrontarlo", opina. Sobre si los medios están ensañándose
injustamente contra todos los sacerdotes, el misionero recuerda
el argumento de la película Spotlight. "Lo
que está haciendo la prensa es lo que debería haber hecho la Iglesia hace
tiempo. Y esa labor es loable", subraya.
Si
conoce algún caso de abusos sexuales que no haya visto la luz, escríbanos
con su denuncia a abusos@elpais.es
Las víctimas rompen el silencio de la Iglesia
Decenas de
personas se han puesto en contacto con EL PAÍS para denunciar los abusos
que sufrieron a manos de religiosos. Estas son algunas de sus historias
Compañeros de la generación del 60-67 de José Muñiz, supuesta víctima de
abusos sexuales en el colegio salesiano de Deusto (Bilbao). Fotografía
cedida
La rabia me dura 53 años después; sufrí los abusos de
un cura, y sé que no fui el único”. “El arzobispo me dijo que era mi palabra
contra la suya”. “Todo el mundo lo sabía y lo tapaba”. Durante seis meses,
decenas de personas se han puesto en contacto con EL PAÍS para denunciar los
abusos sexuales que sufrieron siendo menores a manos de religiosos en
parroquias y colegios. Casos de supuestas víctimas que, en ocasiones, no
habían visto la luz y que datan desde los años cuarenta hasta la actualidad.
En todos los casos publicados se ha intentado
contrastar los hechos denunciados contactando con las autoridades
eclesiásticas de cada lugar donde supuestamente se produjeron los abusos y
buscando posibles testigos. En aquella ocasiones en las que ha sido
imposible contrastar la información por el silencio de la Iglesia o por
otras circunstancias, EL PAÍS ha optado por omitir los nombres de los
acusados y los lugares concretos.
Todos los testimonios publicados hablan de secuelas
que duran décadas y repiten relatos de impotencia ante el silencio y el
encubrimiento de la Iglesia. Una muestra del horror, acrecentado por el
secretismo de la cúpula eclesiástica.
“Tendrían que haber ayudado a un
niño ya adolescente que estaba pidiendo ayuda. Pero me hablaron de una
especie de pacto de silencio que siguen manteniendo”
Manuel Vilar, víctima
Artana (Castellón) | 1982 | 1 víctima
conocida | Abusador: Antonio Gil Gargallo
Tras hacer partícipe a un párroco de los abusos que había sufrido, Manuel
Vilar pasó por un calvario de entrevistas con sacerdotes y representantes
del obispado. Finalmente, el cura que abusó de él fue apartado de la
parroquia y destinado a su localidad natal, Montán. Nunca se hicieron
públicas las razones del traslado ni Manuel fue informado del hecho.
LEER SU HISTORIA | “El
Obispado de Segorbe-Castellón silenció los abusos que sufrí”
“Yo lo soportaba como podía. Fue
una disociación, lo que le pasaba a mi cuerpo y a mi mente ocurría como si
le pasara a otra persona. Volvía a casa y seguía con mi vida, aunque tenía
muchísimos problemas para dormir”
Teresa Conde, víctima
Colegio de los Trinitarios (Salamanca) | 1980
| 1 víctima conocida | Abusador: Domingo Ciordia.Teresa Conde
sufrió abusos por parte del director de su colegio entre los 14 y los 16
años. Desde los 19, ha necesitado terapia para superarlo.
LEER SU HISTORIA | “Era
director del colegio y abusaba de mí en la secretaría”
“La
Audiencia Provincial de Asturias rechazó la denuncia porque, según el
juez, el delito había prescrito”
V. C.,
víctima
Villaviciosa (Asturias) | 1988-1995| 1
Víctima conocida | Abusador: E. S. F.
V. C. tardó 20 años en atreverse a denunciar los
abusos que había sufrido por parte de un sacerdote. Cuando lo hizo, en una
carta al arzobispo de Oviedo, se enfrentó a la pasividad de la Iglesia.
Decidió entonces denunciar ante la justicia civil, pero el caso había
prescrito. Ahora está preparando una reclamación.
LEER SU HISTORIA | “El
arzobispo de Oviedo me dijo que era mi palabra contra la suya”
“Lo
que me había hecho no era normal, pero pensé que era mejor callarme la
boca que contarlo”
Manolo (nombre ficticio), víctima
Salesianos de Cádiz | 2013 | 1 víctima
conocida | Abusador: Francisco Javier López.
Por miedo a represalias, Manolo (nombre ficticio)
mantuvo durante dos años los abusos que había sufrido en secreto. El
religioso que lo maltrató fue juzgado en 2016 por abusar de más de una
decena de niños en el mismo centro, aunque fue absuelto al "no apreciar
ánimo libidinoso" en sus actuaciones. En la actualidad, el sacerdote
mantiene un despacho en Madrid.
LEER SU HISTORIA | “Me
advirtió de que si lo contaba, me suspendería, me enviaría a un internado”
“Fui a terapia para no convertirme en un depredador. Me daba miedo eso de
que el abusado se convirtiera en un abusador”
Fernando García-Salmones, víctima
Colegio Claret (Madrid) | 1975- 1978 | 2
víctimas conocidas | Abusador: J. P. V.
Fernando García-Salmones y Enrique Sacristán arrastran el mismo
pasado. Ambos estudiaban en el mismo colegio y fueron violados por el mismo
sacerdote. Cuando reunieron fuerzas para denunciar, el delito ya había
prescrito.
LEER SUS HISTORIAS | “El
cura que me violó era un depredador, un cazador de niños”
“Cuando salí de allí, mi mente
intentó bloquearlo, pero eso nunca se puede borrar del todo. Esas imágenes
las tengo claras. Muy claras”
José Muñiz, víctima
Colegio salesiano de Deusto (Bilbao) | 1962 a
1990 | 18 víctimas conocidas | Abusadores: José Miguel San Martín ‘Padre
Chemi’, Luis Rojo y otros religiosos
Decenas de denuncias presentadas a la Ertzaintza
acusan a Don Chemi, un sacerdote que daba clase en el colegio de los
salesianos de Deusto, de haber abusado de sus alumnos desde mediados de los
años setenta hasta 1990. Las denuncias también acusan al antiguo director
del colegio Luis Rojo (fallecido) y a otro religioso docente. Los salesianos
han reiterado que nunca tuvo conocimiento de dichos delitos que a día de hoy
siguen sin haber sido investigados. Pero no es el único caso que afecta a
este centro, otro alumno, José Muñiz, denuncia ahora haber sufrido abusos a
manos de otros sacerdotes en los años sesenta.
LEER SUS HISTORIAS | “El
‘ertzaina’ me contó que el también fue abusado por Chemi”
Ocho exalumnos salesianos de Deusto denuncian a “don Chemi” por abusos
Otros cinco exalumnos salesianos denuncian a don Chemi por abusos en Deusto
El caso de abusos de los Salesianos de Deusto salpica a un antiguo director
“Fuimos a confesar para
contárselo y nos dijo: ‘Es imposible que haya pasado eso'”
Leopoldo Martín, víctima
Valladolid | 1938 | 1 víctima conocida |
Abusador: No se menciona.
Un malentendido obligó a Leopoldo Martín a vivir durante un año en un
internado vallisoletano. Allí vivió abusos que, a sus 80 años, siguen
marcando su vida y la de su familia.
LEER SU HISTORIA | “Siempre
está aquí, siempre está en mi mente”
“Lo que pasaba debió llegar a oídos
del obispo”
Carlos y Antonio, víctimas
Calzada de Valdunciel (Salamanca) | 1983-
1987 | 5 víctimas conocidas | Abusador: Francisco Carreras
El obispado de Salamanca movió de pueblo en pueblo
durante dos décadas a Francisco Carreras, que había sido expulsado de la
archidiócesis de Miami en 1981 tras una denuncia de abusos. De vuelta en
España, entre 1981 y 2004, el cura dejó tras de sí un reguero de nuevas
agresiones sexuales según denuncian a EL PAÍS tres víctimas. Hay muchas
lagunas en torno a la misteriosa trayectoria de Carreras; el obispado de
Salamanca, que en 2011 le envió al remoto santuario de Valdejimena, siempre
se ha negado a dar cualquier información sobre él.
LEER SUS HISTORIAS | El
cura que abusó de varias generaciones de niños
Un “depredador sexual” expulsado de Miami abusó de menores durante años en
Salamanca
“Me
tendieron una trampa, no era una oferta, lo disfrazaron para que pareciera
una petición mía”
Javier
Paz, víctima
San Julián (Salamanca) | 1982-1992 | 1
víctima conocida| Abusador: Isidro López
Entre los 10 y los 20 años, Javier Paz fue abusado
por el párroco de una iglesia salmantina. Aunque denunció, la única medida
que tomó el obispado fue jubilar al acusado. A Paz le dijeron que se abría
una investigación y un proceso canónico, pero pasaban los meses sin que
ocurriera nada y la desconfianza le llevó a grabar las conversaciones. En
ellas, el obispo Carlos López, que sigue en el cargo, alimenta la esperanza
de una compensación económica para la víctima, aunque al mismo tiempo le
hace ver que solo es posible si el asunto se mantiene secreto. Finalmente el
obispado desestimó el caso, Paz lo hizo público en los medios y presentó una
denuncia en los tribunales, aunque estaba prescrito, como gesto simbólico.
LEER SU HISTORIA | “Si
quieres una compensación económica, pídela y veremos”
“Solo queremos justicia. Juanjo es un abusador y ha destruido la vida de
muchos de nosotros. Los salesianos le han protegido siempre”
Patrick Yehouenou, víctima
Porto Novo (Benín) | 2013- 2016 | Al menos 10
víctimas conocidas | Abusador: Juan José Gómez
Desde 2005, el padre Gómez dirigía el proyectoChicos de la
calle dedicado a cuidar a niños sin recursos en Benín. Tras ser
denunciado por varios voluntarios por abusar de menores, fue trasladado a
Madrid donde reside actualmente en una casa de los salesianos. La orden
afirma que cuando conocieron estos hechos lo comunicaron “verbalmente” a la
Audiencia Nacional y a la fiscalía y se abrió una investigación canónica.
LEER SUS HISTORIAS | La
cara siniestra del padre Juanjo
18 religiosos españoles acusados de abuso de menores que han salido al
extranjero
Los salesianos ignoraron tres años las acusaciones a un misionero en Benín
“Cuando te pasa una cosa como esa, se te incrusta en el cerebro y no sale”
Emiliano Álvarez, víctima
Seminario Menor de San José de La Bañeza
(León) | 1976-1989 | 6 víctimas conocidas | Abusador: José Manuel Ramos
Gordón y Ángel Sánchez Cao
Varios casos salpican este seminario de La Bañeza a lo largo de dos
décadas. En los setenta, Emiliano Álvarez relata como los abusos que sufrió
cuando tenía 10 años a manos del padre Ángel Sánchez Cao le marcaron de por
vida. Una década después, en el mismo centro, otro sacerdote, José Manuel
Ramos Gordón, abusó
sexualmente de, al menos, cuatro niños. Los menores lo contaron en el
seminario, pero lejos de ser escuchados, su denuncia solo provocó
represalias. Ramos Gordón también ha sido denunciado por abusos a otra
víctima en el colegio zamorano Juan XXIII de Puebla de Sanabria.
LEER SUS HISTORIAS | “Todas
las drogas eran pocas para calmar los daños que me habían causado”
El sacerdote Ramos Gordón recibe una nueva denuncia por abusos
“Cuando contamos los abusos las represalias fueron terroríficas”
El Papa acepta pasar de la retórica a “medidas concretas y eficaces”
Francisco entrega un
documento inicial de 21 puntos a los 190 participantes de la cumbre contra
los abusos para trabajar en un cambio de paradigma. Los activistas ven
insuficiente la propuesta
Roma 22
FEB 2019
El Papa, durante la plegaria con la que ha arrancado la cumbre contra la
pederastia. VINCENZO PINTO (AFP) / VÍDEO: REUTERS-QUALITY
Acababan de sentarse en sus butacas. Apenas habían
podido rezar y saludarse. Pero tuvieron que escuchar aquella voz en off disparando
a bocajarro la verdad. “Desde que tenía 15 años mantenía relaciones sexuales
con un sacerdote. Duró 13 años seguidos. Estuve embarazada tres veces, y las
tres él me hizo abortar. Simplemente porque no quería ponerse un
preservativo ni un método anticonceptivo”. Luego llegaron las de cuatro
víctimas más de otros tantos continentes. Un sacerdote violado cuando era un
adolescente, también un chico al que volvieron loco. “Lo primero que
hicieron fue tratarme de mentiroso, darme la espalda y decir que yo y otros
éramos enemigos de la Iglesia”.
La jerarquía eclesial agota el surtido de mecanismos para seguir encubriendo
los crímenes sexuales cometidos sobre sus fieles durante décadas.
Hombres y mujeres a quienes sus abusadores descuartizaron el futuro y que
descubrieron el significado del mal entre los bancos de una Iglesia. Como la
africana con cuyo testimonio comenzó este jueves la
histórica cumbre sobre la pederastia en el Vaticano y que fueron
obligados a escuchar en el salón del sínodo del aula Paolo VI los 190
líderes religiosos que aguardaban el discurso inaugural del
Papa.Experiencias terroríficas, también las de los cientos de activistas
llegados a Roma estos días, tapadas impunemente por obispos cuyas diócesis,
representadas en la sala a través de 114 presidentes de Conferencias
Episcopales, construyeron un histórico muro de silencio. Luego el Papa, en
un discurso breve y austero, admitió lo que durante meses le reprocharon las
víctimas. “El santo pueblo de Dios nos mira y no solo espera de nosotros
simples y obvias condenas, sino todas las medidas concretas y eficaces que
se requieran. Hace falta ser concretos”, lanzó ante el auditorio repleto de
solideos morados.
El tiempo se agota y el juicio a sus palabras cada
vez es más severo. Pero este jueves, tras muchos meses de retórica
catártica, dio en algún momento la sensación de que, al menos, nada podría
volver a ser igual en la Iglesia. Antes de comenzar las ponencias, Francisco
repartió un documento que había preparado personalmente: 21 puntos concretos
que deberán debatirse e implantarse tras la cumbre. No es una revolución,
tampoco cabía esperarla. Hay algo de compendio de muchas de las líneas guía
de las diócesis más avanzadas. Pero es un punto de partida, subrayó, sobre
el que avanzar hasta el domingo.
Punto de partida
El documento, distribuido a todos los obispos,
incluye medidas como la creación de una suerte de defensor de las víctimas
en las diócesis, la elaboración de un vademécum en el que se especifican los
pasos a seguir por la autoridad en todos los momentos clave del surgimiento
de un caso, o la modificación de la ley canónica que aumentará en dos años
la edad mínima para el matrimonio de las mujeres (hasta ahora fijada en 14
años). Una medida crucial en el tercer mundo y que ni los organizadores
sabían que se pondría sobre la mesa estos días.
La Iglesia reflexiona sobre las mejoras
Denunciar. En la lista de los 21
puntos de reflexión que el Vaticano ha trasladado a los obispos, el de
comunicar los casos a las autoridades civiles es del que más se ha
hablado en los últimos meses. También, en este bloque aparece la
creación de nuevos criterios “para la implicación directa del obispo o
del superior religioso”.
Las víctimas. Respecto a los
afectados, la cúpula eclesial estima que el acompañamiento a las
víctimas es uno de los pilares donde más se tiene que prestar atención.
Entre las medidas, destaca la iniciativa de crear organismos
independientes en las diócesis donde los abusados puedan denunciar y ser
atendidos si “se consideran ofendidos por actitudes inadecuadas por
parte de clérigos”.
Los clérigos. Para los ministros
de la Iglesia, el Vaticano propone realizar una evaluación psicológica
antes de que accedan al estado clerical. También, imponer normas que
justifiquen el traslado de parroquias o congregaciones.
Los medios. En uno de sus
puntos, la Iglesia incide en la necesidad de colaborar con los medios de
comunicación para verificar los casos.
Las reivindicaciones más exigentes de las víctimas no
están en este “punto de partida”. Una omisión que provocó enseguida la
reacción de miembros del colectivo, que lo consideraron irrelevante teniendo
en cuenta el tiempo que el Vaticano había tenido para preparar el encuentro.
El español Miguel Hurtado, abusado en 1998 por el monje de Montserrat Andreu
Soler, fue muy crítico. “Los puntos de reflexión que el papa Francisco ha
dado a los obispos son muy, muy flojos. No
incluyen la tolerancia cero, no dice que todo cura que ha abusado de un
menor tiene que ser expulsado inmediatamente del sacerdocio, no habla de
mecanismos de rendición de cuentas para que los obispos encubridores o el
abad de Montserrat (acusado de encubridor) sean cesados de su puesto de
trabajo. Si esto es todo lo que van a ofrecer, hemos empezado mal”.
Las exigencias de las víctimas serán tenidas en
cuenta, reveló en un encuentro con la prensa el arzobispo de Malta y
secretario adjunto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Charles
Scicluna, que se había reunido con ellos el día anterior. El prelado
maltés, de una claridad y contundencia inusuales en la Iglesia, no ocultó la
necesaria acción de la justicia civil para tratar con precisión los abusos.
“Nosotros no tenemos medidas coercitivas, pero tampoco nostalgia de la
Inquisición. Nuestra jurisdicción se basa en una sumisión voluntaria en
espíritu basada en la fe. Los Estados sí tienen esas medidas coercitivas.
Estamos lidiando con conductas que son crímenes y tenemos que estar sujetos
a la jurisdicción civil”, lanzó. En algunos casos, como la pornografía
infantil, recordó Scicluna, la Iglesia ni siquiera tiene métodos de
investigación informáticos. “El Estado sí”. El problema es que el Vaticano
cree que no es posible tratar esta cuestión de manera homogénea en todos los
países del mundo.
La cumbre, retransmitida parcialmente en streamingy
convertida en un acto de contrición público de la cúpula eclesial, será
corta para quienes esperaban más y demasiado larga para los que llegaron con
los deberes sin hacer —la Conferencia Episcopal Española dijo este jueves
que se había reunido con víctimas, pero las principales voces no tienen
noticia de ello—. El tema del día de hoy fue la “responsabilidad”. Es decir,
el papel de cada obispo en la gestión de las denuncias y el sufrimiento de
las víctimas. Habló el cardenal filipino Luis Antonio Tagle, uno los
prelados de moda en las quinielas de futuros papables. Luego lo hizo el
propio Scicluna en una lección magistral de derecho y procesos —para tomar
apuntes— y, por la tarde el cardenal Rubén Salazar Gómez.
Pero lo interesante eran los grupos de trabajo y las
preguntas y respuestas, que sucederían a puerta cerrada. En ninguna de ellas
se trataron aspectos clave del debate como la cuestión del celibato —completamente
descartada por el Papa para este Pontificado— o la homosexualidad,
explicaron luego los asistentes. El tema de la inclinación sexual de los
sacerdotes empieza a ser un mantra en el entorno del Papa, que no para de
recordarle la estadística de que el 80% de los abusos se cometen sobre
varones de más de 14 años. “Mi instinto es mirar caso por caso. Generalizar
sobre una categoría de personas no es legítimo. Tenemos casos individuales.
Son condiciones humanas, pero no predisponen al pecado. Nunca osaría indicar
que una categoría como esa tiene la propensión para pecar”, defendió
Scicluna.
La cumbre ilustra también desde su arranque la total
falta de coordinación en la que durante décadas se ha tratado esta cuestión.
Una estructura insondable de virreinatos compuestos por las diócesis que han
escapado durante años al control de los episcopados y del Vaticano. Un
problema lejos de resolverse al que se enfrenta todavía a diario la
Congregación para la Doctrina de la Fe (CDF) cuando investiga los casos de
abusos que llegan a Roma. En los debates mantenidos entre los participantes,
también se habló de esa falta de capacidad para controlar a algunos
sacerdotes. Algo que, en parte, reconoció el arzobispo de Bogotá, Rubén
Salazar, en la última ponencia del día. “Tenemos que reconocer que el daño
no lo hacen los de fuera, sino que los primeros enemigos están dentro de
nosotros, entre obispos, sacerdotes y consagrados, que no han estado a la
altura de nuestra vocación”. Una obviedad para las víctimas, que esperarán
al domingo para emitir su veredicto.
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