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Público
Asesinos y violadores, delante
agosto 21, 2019
En las noticias relacionadas con la violencia de género
abunda una forma de redactar noticias sumamente peculiar en la que el sujeto
pasa a objeto y viceversa, audaz escamoteo en que un crimen brutal se
transforma en una especie de accidente sintáctico. Basta leer, por ejemplo:
«una mujer muere asesinada por su ex pareja», titular que, por desgracia,
sigue granizando a lo largo y lo ancho de muchos periódicos nacionales.

No hace falta ser un estilista del idioma para comprender que
algo muy feo está trastocando ahí el sentido -al tiempo que corroe la
estructura gramatical-, cuando la realidad del suceso es que un señor con un
martillo o un cuchillo de cocina o una escopeta ha matado a una señora a
golpes, a cuchilladas o a balazos. Al subvertir la gramática, el asesino
prácticamente desaparece de la frase por birlibirloque, el cadáver toma la
responsabilidad de la acción verbal y la noticia va pasando de puntillas del
ámbito policial al sanitario, como si la pobre mujer hubiese muerto de una
epidemia bastante extendida en España: nacer con el sexo incorrecto y
casarse con la persona equivocada. Qué le vamos a hacer, así son las cosas.
Hace unos días, informaron de varias violaciones mediante
este curioso giro sintáctico: «Las chicas de Benidorm y Bilbao utilizaronapps para
ligar que les condujeron a sus agresores». Tal vez les faltó añadir: se lo
andaban buscando. Esa forma de redactar tan curiosa da a entender que no
fueron los agresores quienes habían usado una herramienta digital en busca
de posibles víctimas, sino que eran las víctimas las que iban preguntando
por sus agresores.
Se trata de una extensión de esa rutina mental según la cual,
cuando se analiza una violación, lo importante no es indagar en el historial
delictivo del criminal sino saber cómo iba vestida la víctima, si llevaba
minifalda y zapatos de tacón, si iba contoneándose mucho, e investigar
además -si uno es tan concienzudo como Arcadi Espada- sus costumbres de
apareamiento, la frecuencia con que salía de juerga y la hora a la que solía
volver a casa por la noche. La misma rutina con la que las autoridades
aconsejan a las mujeres no caminar solas por la noche o vestir lo más
discretamente posible con el fin de no despertar bajos instintos
reproductivos en los varones sanos terminará por advertir que lo mejor será
que se queden quietecitas en casa.
Si los redactores utilizaran esta arquitectura gramatical y
estos giros semánticos a la hora de escribir noticias sobre cualquier suceso
el periodismo patrio iba a quedar fino. Algo más o menos así: «una joyería
recibe la visita de unos atracadores»; «un viandante se interpone en el
camino de un camión de tres ejes»; «siete ciudadanos fallecen por culpa de
un atentado». La sintaxis es una cualidad del alma, decía Valery, y también
puede decirse que se trata de una forma de organizar el mundo. La galantería
aconseja que las mujeres pasen en primer lugar por una puerta pero la
galantería tiene poco qué hacer en una violación o en un asesinato. Los
asesinos y los violadores, delante.
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