EL SUFRIMIENTO QUE NO SE VE.
CARTA
ABIERTA
DE
SOLEDAD, MADRE ADOPTIVA DE PIEDAD
AL SEÑOR
DON JOSE LUIS ARREGU, RESPONSABLE Y PADRE TUTELAR DE LOS MENORES EN CANARIAS.
Don
José Luís, me voy a atrever a exponerle, lo que siente una
familia numerosa, desde hace algo más de un año, una familia canaria,
residente en La Orotava, que sufre una situación límite y en total desamparo
por parte de quienes ostentan el título de PROTECCIÓN AL MENOR.
Hemos pasado de ser una familia feliz, unida, luchadora, con retos, con
momentos difíciles, como todas las familias que sacan adelante una prole a
aprender de una forma descarnada a saber lo que significa el miedo en la profundidad de la palabra, sentimos como nos tiemblan
las piernas cada vez que oímos el fax en casa, el teléfono, cuando tocan en la
puerta, al llegar el cartero, al aparcar la policía local o la guardia civil
cualquier día , da igual la hora.
Hemos aprendido a luchar para no sentirnos delincuentes, para seguir
unidos ante la cuerda que cada vez se nos estrecha más en nuestra garganta.
Hemos vistos violar nuestro hogar, nuestra casa bendita. ¿Usted se imagina Sr. Arregui lo que significa esa furgoneta blanca
enorme que utilizan para llevarse, a los niños en desamparo, cada vez que
aparca y tapa como una nube gris la entrada de nuestra vivienda? Muy cerca de la
puerta para que no se vea patalear y arrancar los pelos del trabajador encargado
de meter a mi hija en la vehículo especial? ¿Usted se imagina a mi niña con una multitud de caras desconocidas
arrebatándola como en un sueño atroz de lo que más quiere?
¿Puede
usted hacerse a la idea lo que sentimos cada día cuando
nuestra pequeña Piedad, nos abraza y nos dice que nos quiere? ¿Sabe lo
que es pensar cada instante que es su último abrazo y que va a ser traicionada
por nosotros, después de que ustedes la entregaran en nuestras manos para
cuidarla y protegerla?
¿Se hace
usted a la idea lo que podemos estar sufriendo? Dígame: ¿Dónde se imparten clases para aprobar esta asignatura?
¿Sabe lo
que nos ha costado mantener la unión familiar, la sonrisa con nuestras niñas,
tragar nudos y salir cada día a pasear pensando que es el “último”?
¿Sabe lo
que es llegar a la cama de noche después de que nuestros ángeles duermen y
caernos las lágrimas en silencio preguntándonos,
agarrados
de las manos, si todo es un mal sueño?
¿Sabe que
mi niña de nueve años no cree ya en la adopción y es adoptada también. Su
seguridad alguien se la ha arrebatado, junto a su sueño inmenso de amor a su
pequeña hermana?
¿Sabe Sr.
Arregui lo que es romperle la vida a una familia? Amputarle sus sueños, sus
momentos, su salud…
Ha
marcado a una familia feliz con el sello de la tristeza, de la desesperación y
de la impotencia porque hemos llegado a donde usted quería que llegáramos..
Esto se lo llevarán también mis hijos mayores, toda la vida a sus espaldas. ¿Qué culpa tienen ellos? ¿Qué
derecho tiene usted a marcarnos y a romper nuestras vidas?
Porque,
ya hemos rozado lo inhumano y, por tanto, YA NO TENEMOS MIEDO. Miedo a usted
porque ya no nos puede hacer mas daño porque no se puede ingeniar más máquinas
de dolor.
Su
puesto y su responsabilidad, no sus principios, que esos hay que llevarlos
dentro, le comprometen a no dejar morir a un niño en la tristeza y en la pena,
justamente su trabajo es para sacarlo de ella, sea cual sea su caso y
naturaleza. Su cargo exige no equivocarse porque en sus manos tiene el futuro de
vidas inocentes, pero si así lo hiciera por ser humano, debe, entonces, como
persona, padre y responsable del menor ser usted consecuente y enmendar lo hecho
para que el menor no sea la víctima.
No
deje a una familia entera, desamparada y tirada en la cuneta, mientras usted
mantiene su puesto, aludiendo constantemente al pre-adoptivo que creo, que sólo
sirve para expoliarse de responsabilidades.
Respeta
usted, al pie de la letra, todas las decisiones superiores, por supuesto, pero
no hace nada antes para que no se perjudique un niño. Su postura ha sido tibia,
por no decir nula, e incluso muy perjudicial. Los niños no votan y una familia
que depende de usted es obvio que tenga prudencia. Lo que no se puede hacer es
aprovecharse de ese poder.
En
Menores, en determinados servicios, porque hay, indudablemente, mucha gente con
ganas de construir, no se practica la política de prevención, de unión de
criterios, de trabajo en equipo. Sería, quizás, útil escuchar al personal de
las casas de acogida, visitarlas, saber de cada niño, ver como te tocan los
estas pequeñas criaturas clamando atención,
pidiéndote una sonrisa. Viva usted en sus carnes su soledad y ruego. Por
qué no se estudia la conveniencia de los sistemas rotativos del personal para
que los niños no se aferren en los orfanatos a una figura estable? ¿no
le parece duro?
Sería
honrado respetar a las familias acogentes, adoptivas y de cualquier naturaleza
que abran sus brazos para solucionarle la vida a ese niño que guardan en
desamparo y que es usted el padre tutelar.
Hacer
propuestas para que no dejen su infancia allí sin conocer el calor de una
familia…..Cambiar tantas cosas…
Ya no tenemos miedo, Sr. Arregui, sólo el del sufrimiento que vivimos en cada poro de
nuestra piel, con valentía, dignidad y fuerza para seguir, dándoles lo mejor a
nuestras pequeñas cada día. Ya hemos aprendido a vivir con él.
Ya no importa que me diga que no muestre debilidad porque es peor, que
no pueda decir que estoy cansada porque me pueden quitar la niña, ya no creo en
aquel hombre que tantas veces me dijo que adelante, que tranquila, que iríamos
juntos a la cárcel y que nos llevaríamos un libro. Me extrañaba mucho su
risa, no la encajaba. Aquel hombre que me decía que no llevara a la niña al
colegio hasta que esto acabara y que ahora lo usa en nuestra contra.
Aquel hombre que ante mi desesperación siempre me contestaba que el era
un cargo político y no se la podía jugar, usted lo sabe.
Aquel hombre al que, desde que supe el diagnóstico de la enfermedad de
mi hija, le llamé y le mandé los certificados, pensando que me iba a dar apoyo
y ánimos y no tardó ni minutos en mandar una carta al hospital donde vieron a
la niña, dejándonos como secuestradores para
informar que estábamos en paradero desconocido y que nos localizaran por la
ficha personal y médica nuestros datos y dirección, enviándolo rápidamente
al juzgado, asegurándose su cabeza ante la Jueza, mientras nos debatíamos
entre libros de medicina buscando lo mejor para nuestra hija. Tuvimos que ir a
otro neurólogo, con miedo y tristeza.
Mi niña esta semana se
tiene que hacer una resonancia magnética bajo sedación, ¿la meterá usted en ese aparato Sr. Arregui?
Aquel día, que hicimos una prueba importante a nuestra hija en un
hospital psiquiátrico, usted lo sabía y lo declaró en un medio de comunicación.
Habíamos pasado mi niña y yo la noche despierta, porque así lo exigía la
prueba, fue dura, pero más duro fue que se haya aprovechado de esa no
asistencia a la entrega inmediata que también llamaba “sólo test psicotécnico” para
darle un giro a todo y arremeter contra nosotros de forma despiadada, por
posibles promesas o planteamientos a las partes, porque usted, no escucha,
usted, ordena y sabe hacerlo con voz dulce.
El precio a la no mediación abstracta y oscura que se nos exigía sin
tregua, a cambio de no lleves todavía esas dos horitas a la niña a la Nuevo
Futuro (mediación de la que usted sólo me nombraba a sacerdotes jesuitas y la
figura de la redención) más la intervención en el caso de mi abogado el Sr.
Fernández del Torco le costó la cabeza a la pequeña Piedad y la condena para
esta familia. Usted sabrá por qué.
El viernes pasado, eran las 22:40 de la noche, estábamos en casa, como
siempre hemos estado, nos sentíamos felices, luchamos por ello,
felices, sacando la cabeza del agua para respirar. Cuando tocaron a la
puerta y era la policía. Una vez más, traían un auto, un auto dictado tras la
denuncia suya a nosotros por sustracción de menores. Denuncia que no hemos
visto aún, pero el auto nos advierte de no sacar la niña de Tenerife.
¿Qué hay detrás de esa denuncia? ¿Por
qué esa celeridad para esa barbarie? ¿A quién
beneficia? Quizás calle silencios…y muera
el tema antes en el olvido. Con una mancha sobre nosotros ¿Por qué? ¿A quién
libra de responsabilidades?
¿Por qué a estas alturas de tanta intervención ni siquiera ha
solicitado ante la Audiencia tiempo ya que usted no ha dado luz verde para
estudiar, por parte del Cabildo de Gran Canaria, la Casa de Acogida de Piedad,
porque un niño Sr. Arregui es un ser humano con un perfil determinado y hay
antes que pensar que es lo mejor para el. Más en este caso atípico, de
tratarse de una niña feliz. No se deja
por fuera de una puerta envuelto en mantas.
Este auto, al que hacia antes referencia, lo vi por encima, me dio vergüenza ajena, pena y tuve la
valentía de colocarlo en el mueble y seguir charlando con todos mis hijos, por
dentro tragaba nudos y nudos y sonreía…Aquel
momento valía mucho, quizás fuese irrepetible.
Ya conocemos el horror y no puede haber más.
Sólo hay algo que aún no hemos podido digerir y nos da vueltas en el
estómago: esa resolución firmada por usted donde recoge la palabra maltrato
referente a nosotros hacia nuestra
pequeña niña.
Respóndanos por favor ¿el
maltrato de quién hacia quién?
Díganos Sr. Arregui, cuando le romperemos definitivamente el corazón a
nuestra niña, como se le dice eso a una niña y más enferma como ella. Sabe:
Piedad por un simple susto o, incluso sin causa, se le aflojan las piernas y se
cae, tiene ausencias psicomotoras, aparte de crisis epilépticas, de las que
tarda en recuperarse. Se está arriesgando su vida, pero, a la vista está que
para muchos su vida no vale.
Piedad
en una situación estresante y dolorosa puede llegar a tener, un ictus, un edema
o neuronalmente puede ser irrecuperable. No importa.
Dígame, por lo menos, porque nadie cae en eso, si recojo su ropita, si
puede llevarse recuerdos nuestros, si le permiten allí donde vaya tener algún
animalito de los que tiene aquí. Dígame y prométame si le van a dar la
medicina sin falta, si alguien va a dormir
con ella para luchar anonadadamente para callar su llanto…
Dígame cómo ingresa una niña
feliz en una casa de acogida.
Le rogamos, en nombre de nuestra familia, que permita a esa niña una salida digna de su hogar, le
recuerdo que no es una delincuente y que lo único que tiene detrás es un
pasado aterrador de abandonos y una familia que la adora y que ha luchado para
que sea valorada como persona y la proteja el Derecho que hasta ahora no se le
ha aplicado.
Con todos mis respetos,
Soledad
Domingo 6 de mayo de 2007
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