NO APRENDIERON DE
SALOMÓN
Carta
Abierta a:
-Ex Jueza de Familia del nº 5 de Las
Palmas de Gran Canaria
-Magistrados de la Sección Tercera de
la Audiencia Provincial
-Ministerio
Fiscal
23/02/09
José Luís Calvo, PRODENI.
El
26 de febrero, Soledad Perera, madre preadoptiva de PIEDAD, se sentará en el
banquillo de los acusados en Las Palmas de Gran Canaria, para enfrentarse a una
controvertida acusación de desobediencia por su tenaz lucha para proteger a la
niña de una imposición judicial que la condenaba a un abandono y
desestructuración que el tiempo se encargó de confirmar, pues PIEDAD se
encuentra en un centro de menores.
Se
da la circunstancia de que se la quiere condenar por segunda vez, al negarse el
Ministerio Fiscal y el Juzgado de Instrucción a acumular en un solo acto los
diversos incidentes habidos en un intenso procedimiento a lo largo de 2006 y
2007.
Este
juicio se las trae, porque además de las irregularidades de fondo que el
abogado de la defensa sin duda probará, la acusación vendrá ejercida por la
Fiscalía y por la madre biológica, que en estos momentos es la responsable de
que PIEDAD ya lleve cuatro meses en un centro de menores, después de todo el
rifirrafe que la acción de la justicia montó para arrancarla del mundo feliz
de La Orotava.
Pongamos
fondo a la escena y mostremos a modo de holograma imaginario la presencia de la
niña sin ninguna de sus madres en el frío espacio de un centro de acogida. Sin
una, porque no la supo cuidar y la entregó a la institución. Y sin la otra,
porque los jueces la arrancaron de sus brazos y no le permiten verla.
Mientras,
en la sala, dos mujeres. La que defiende la propiedad de la menor porque dice
que la ha parido y la que le ha dado protección, amor y seguridad cuando estaba
abandonada. La que no tuvo ningún reparo en que la Administración se la
cuidara en un centro de menores y quien le dio afectos, la atendió en sus
necesidades, y la abrió a un mundo de relaciones y de vínculos familiares y
sociales. Es decir, la que la ha vuelto a internar en un centro de menores donde
dice que “la niña vive bien”, y la acusada de desobediencia por haberse
opuesto a que volviera a caer en un centro de menores.
¿Qué
quieren que les diga? A mi esto me recuerda aquella historia del famoso juicio
de Salomón cuando dos supuestas madres pugnaban por un bebé y tuvo el Sabio
que decidir por medio de una argucia quien era la verdadera.
¿Qué
pasaría si fuera el sabio Salomón quien decidiera en el caso de PIEDAD? ¿Le
daría la niña a la madre demandante? ¿La dejaría donde estaba?
Recurramos
al flash back y pongámonos justo en el momento en que la jueza de familia y los
magistrados de la Audiencia Provincial, con el apoyo del Fiscal, deciden quien
es la madre con quien la niña debe estar.
Recuerden
que Salomón, como era un sabio, a diferencia de tantos de nuestros jueces y
fiscales que no lo son (aunque algunos se creen que por haber aprobado unas
oposiciones tienen bula de serlo) dispuso de una argucia. Claro que Salomón no
conocía los antecedentes del caso, es decir, a ninguna de las dos madres y además
se trataba de un bebé que no hablaba, porque si tuviera la edad de PIEDAD,
entre cinco y seis años, seguro
que le habría preguntado ¿Quién es tu madre? Y la pondría a cierta distancia
de las dos para observar los movimientos de la niña, las expresiones de afecto
o de rechazo… ¿Me siguen?
El
sabio Salomón tuvo que acudir a la argucia de una trampa porque no sabía
absolutamente nada de ninguna de las dos mujeres del litigio. Carecía de
informes sociales, psicológicos, médicos, forenses, y tenía enfrente a un bebé
recién nacido sin historial alguno. Y, sin embargo acertó, a
pesar de no tener nada a que acogerse en su toma de decisión, simplemente
observando a cual de las dos le dolía más aquella criatura, y cual de las dos
estaría dispuesta a hacerle daño. Pero, claro, nuestros jueces y el fiscal, a
diferencia del Sabio, con tanta información como tenían, no se dieron cuenta,
o no se quisieron dar cuenta porque no fueron nada sabios o porque no les importó
la niña. Y eso que, como se dice, sabían por los antecedentes la procedencia
de PIEDAD; los años que había estado en centros de menores, así como el alto
grado de integración y vínculos establecidos con la nueva madre, el historial
de la demandante... El caso es que no acertaron, o que acertaron mal, o que se
equivocaron perjudicando a la menor.
Pero
juzgadores y fiscalía tampoco cayeron en la cuenta debido a que no quisieron oír
a la niña, ni apreciar sus necesidades, ni considerar su interés principal, ni
esos derechos que, a diferencia de la época del rey Salomón, tienen los niños
y niñas de nuestra época.
Vuelta
al flash back y regresemos a la sala del juicio del día 26 ¿Identificamos a la
madre que necesita PIEDAD? ¿Quién de las dos? ¿La que está acusando a la
otra mientras un centro de menores es el hogar de su hija? ¿O La que está en
el banquillo de los acusados por haberse opuesto a que su hija cayese de nuevo
en un centro de menores? Aprendamos de Salomón.
La
solución es así de de sencilla, no le demos más vueltas, pero la titular de
familia, los de la Audiencia Provincial y los de la Fiscalía lo complicaron
todo de tal manera que han conseguido el más difícil todavía de fundir en una
misma moneda “la cara” de una Soledad sentada en el banquillo, y “la
cruz” de su hija abandonada en un centro de menores. Y digo su hija porque
estoy tan convencido de la barbaridad judicial del caso, que se ha de llegar a
producir la necesaria nulidad de lo actuado y PIEDAD volverá definitivamente a
La Orotava ¡Ya lo verán ustedes!
Concluyo:
Señora
ex Jueza de Familia, Elena del Corral, puede reivindicar usted al Gobierno español
mayor calidad para la Administración de Justicia, y participar en una huelga de
jueces, pero a la vez, tendría que reivindicarse a si misma por la ineficacia
demostrada en el caso PIEDAD, porque despreció los derechos de la niña a tener
una madre de verdad y le impuso la madre que la había abandonado y que la ha
vuelto a abandonar. No ha sido usted una buena juzgadora. Lo hizo mal también
porque despreció los derechos de la niña a ser oída, a que sus necesidades
fueran tenidas en cuenta, y no atendió a su interés superior (solamente a los
intereses de la adulta demandante) Y persiguió tenazmente a Soledad Perera por
osar levantar la cabeza defendiendo a PIEDAD.
Señores
Magistrados de la Sala 3ª de la Audiencia Provincial de Las Palmas, pueden sus
señorías también reivindicarse así mismos, porque han sido unos pésimos
juzgadores; se han equivocado estrepitosamente; han creído que era beneficioso
para la niña arrancarla de la familia donde estaba, llevarla a un centro de
menores para adaptarla al nuevo medio, cortar el derecho de visitas de sus
allegados afectivos, y apoyar un procedimiento en el que la menor nunca fue
escuchada, ni sus intereses tenidos en cuenta, ni sus necesidades apreciadas,
condenándola a un viaje de infelicidad sin retorno.
Señores
Fiscales de Canarias, ustedes igualmente podrían reivindicar mayor calidad para
la Justicia y reivindicar para si unificación de criterios; y eficacia en su
dedicación en la defensa de los derechos de niños y niñas, porque en el caso
de PIEDAD se han lucido, de lo que tendrán que estar avergonzados, pues
aceptaron y dieron visto bueno a cada una de las medidas que vulneraban los
derechos de la menor e hicieron oídos sordos a quienes, como PRODENI, les pedía
que se preocuparan de la niña, que comprobaran su estado en el centro de
menores, que se enteraran de verdad de la ficticia favorable evolución con la
madre biológica, que dejaran de ser el altavoz de otros y bajasen a la arena de
los hechos.
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