La defensa
pide la anulación del juicio contra la madre preadoptiva de Piedad
La jueza
celebra la vista a puerta cerrada y Eligio Hernández denuncia el
incumplimiento de la ley
La Provincia Diario de Las Palmas
27/02/2009
TERESA CÁRDENES. Eligio Hernández,
abogado defensor de la madre preadoptiva de la niña Piedad, pedirá la anulación
del juicio por desobediencia celebrado ayer en Las Palmas de Gran Canaria contra
Soledad Perera, por resistirse en 2007 a entregar a la menor a su madre biológica,
Ángeles Suárez, que meses después la devolvió a un centro de menores. El
juicio se celebró a puerta cerrada en la sede de Granadera Canaria, donde un
agente judicial impidió a los periodistas entrar en la sala con el argumento de
que la vista ya había comenzado, pero sin pronunciar antes el preceptivo aviso
de audiencia pública. La Fiscalía mantuvo la petición de un año de prisión
para la madre preadoptiva, expuesta ahora a ingresar en prisión si recae sobre
ella una nueva sentencia condenatoria.
Dos quejas, una petición de nulidad y una posible denuncia por prevaricación
contra varios jueces y la Dirección General del Menor y la Familia es el
balance inicial del juicio celebrado ayer ante la jueza de Penal 1 de Las
Palmas, María Gabriela Ramos. Eligio Hernández, ex fiscal general del Estado,
no se anduvo con rodeos al pronosticar que la vista quedó viciada de nulidad
por la inexistencia de un auto motivado de la jueza para impedir la entrada de público
y periodistas a la Sala, como establece el artículo 680 de la Ley de
Enjuiciamiento Criminal. Por este motivo, Hernández protestó ayer mismo ante
la Presidencia del Tribunal Superior de Justicia de Canarias y lo hará hoy ante
el Consejo General del Poder Judicial.
No fue el único motivo de queja del letrado. "La sagrada tarea de la
defensa no puede ser interrumpida porque haya juicios posteriores", dijo el
ex fiscal general, visiblemente molesto porque la jueza le requirió para que
resumiera su exposición, con el argumento de que había otras vistas
pendientes.
Pero Hernández fue más allá, y definió el caso Piedad como "el mayor cúmulo
de errores judiciales del que yo haya tenido conocimiento". A su juicio, el
caso ha acumulado el pronunciamiento de varios órganos judiciales que no eran
competentes, empezando por Primera Instancia 5, que "se excedió en sus
atribuciones, y no lo digo yo, sino la Audiencia Provincial", cuando ordenó
que la niña volviera con su madre biológica.
El letrado subrayó también que, aunque Primera Instancia revocó la declaración
de desamparo de la niña, Soledad Perera no pudo incurrir formalmente en
desobediencia, porque Menores nunca le notificó que había quedado sin efecto
la situación de acogimiento familiar, y tampoco suspendió expresamente el
contrato firmado a tal fin con la madre preadoptiva.
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