ESCRITO
A LA CONSEJERA DE BIENESTAR SOCIAL DE CANARIAS
(22/12/2008)
Señora
Consejera:
En
nombre de la asociación PRODENI (Pro Derechos del Niño y la Niña) de ámbito
nacional, declarada de utilidad pública y con sede social en Málaga, deseo
manifestarle lo siguiente:
PIEDAD,
nombre ficticio de una niña de carne y hueso, es la cuarta vez que permanece en
un centro de menores en su corta vida de 7 años, y son tres los centros
educativos que ha pisado en sólo seis meses de período escolar lectivo desde
que salió de La Orotava.
PIEDAD,
desde que fue separada hace año y medio de su familia preadoptiva, puede que
sea la campeona canaria de las víctimas infantiles que sufren inestabilidad
familiar y social, pues ha cambiado de paisajes, de personas, de colegios… y
ahora ha dado con sus huesos en un centro de menores en sólo año y medio. Pero
PIEDAD tenía una familia estable en la que estaba perfectamente integrada antes
de iniciar este periplo de sinrazón e infelicidad, y si es verdad que fue la
acción de la Justicia quien la arrancó de su feliz entorno y la puso a los
pies de los caballos, no es menos cierto que quien se encargó de hacerlo, quien
fue el brazo ejecutor que la catapultó a la lamentable situación actual, fue
esa Administración del Gobierno de Canarias, que, en perfecta aplicación de la
doctrina Pilatos, primero se lavó las manos y luego la entregó a los técnicos
para que hicieran su trabajo.
Fue
el Gobierno de Canarias, por medio del Servicio de Protección de Menores, quien
llevó a cabo esa misión de desmembramiento de la pobre PIEDAD del único
espacio tiempo en que la vida la trató con dignidad; y quien la entregó, tras
su pase por un centro de menores, a la madre biológica a sabiendas de su
incapacidad, como lo prueba que los técnicos de Protección de Menores de Las
Palmas de Gran Canaria no la han dejado ni un momento desde que se la dieron.
Hasta le llevaban la niña al colegio porque la madre ni siquiera eso podía. Y,
sin embargo, los mensajes al juzgado y a quien quisiera oírles siempre fueron
de que todo iba de maravilla, de que era favorable la evolución de la menor, de
que PIEDAD estaba bien, etc. etc., e incluso lo siguen diciendo después de que
la niña ingresara en un centro de menores por graves problemas de la madre, no
sólo por falta de recursos económicos, no sólo porque la abuela las hubiera
echado de casa.
Y
eso lo prueban las declaraciones a la prensa
del Fiscal D. Guillermo García-Panasco, el 29 del pasado mes, quien, al
hacer de altavoz de ustedes utilizó las mismas expresiones de que la niña
estaba bien y de que sólo se trataba de un incidente puntual de convivencia
familiar de pronta solución, cuando ya llevaba un mes internada en un centro,
noticia sepultada bajo la pesada losa del manido uso del principio de
confidencialidad que esa Consejería utiliza cada vez que le conviene para que
no se sepan ciertas cosas, por ejemplo esa de la estancia de PIEDAD en un centro
de menores, que oportunamente PRODENI dio a conocer y que tanto les ha
disgustado.
¿Pero
es que alguien puede defender a estas
alturas que la reinserción de PIEDAD con su madre biológica no ha resultado un
rotundo fracaso? ¿Alguien puede sostener a estas alturas que la niña apartada
en un centro de menores está bien (cuatro centros de menores en su vida y tres
cambios de colegio en seis meses)? ¿Con que criterio se puede hablar así?
No,
PIEDAD, no está bien, y solamente por lo que ahora está pasando, solamente por
eso, ya debería usted asumir honestamente que PIEDAD no está bien, pues PIEDAD
es una niña maltratada y si alguien recientemente dijo que es “una mártir
del sistema” no le falta razón.
PIEDAD
necesita como el agua volver a recobrar sus afectos, volver a divisar y a pisar
su paisaje, volver a creer que la vida no son centros de menores; que la vida no
es una madre inestable e incapaz; que la vida no son técnicos y jueces que
parecen de otro mundo actuando como la bruja del cuento… Que la vida es lo que
tuvo en La Orotava, esa vida que le han arrebatado y que tiene derecho a
recuperar.
Mire,
señora Consejera, esta asociación antes y después de que se la llevaran de La
Orotava remitió escritos a esa entidad y se nos dio la callada por respuesta.
Pues bien, a sabiendas de que ahora tampoco nos van a responder, les hago la
siguiente pregunta ¿No es cierto
que ustedes mantienen que a la crítica y denuncia sobre el caso PIEDAD hay que
aplicarle el “secreto del sumario” de la estricta confidencialidad para que
nadie pueda salirles al paso de las barbaridades que se pueden estar cometiendo?
Una cosa es la crítica del
tratamiento que la niña recibe o del abandono institucional que puede estar
sufriendo, y otra muy distinta, que se vulnere el derecho a preservar su imagen,
a preservar su identidad… Nada que ver con lo que ustedes se aplican con eso
de la confidencialidad, un principio que, como antes dije, les sirve no pocas
veces de coartada para evitar que se sepan ciertas cosas, y no precisamente de
los niños y niñas, sino de ustedes, de la falta de humanidad de algunos técnicos,
de esa burocracia maltratadora, como ayer dejaba constancia el diario La
Provincia de una abuela y su nieto a los que Protección de Menores de Las
Palmas humilló y maltrato, teniendo el Ministerio Fiscal que acudir en su
socorro.
Que
se pare, por piedad, esa máquina de hacer daño y devuelvan esta niña a su
mundo de La Orotava.
Atte.
José
Luís Calvo Casal
Portavoz
de PRODENI
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