AISLAR
A PIEDAD, TORTURA MÁS QUE MALTRATO
La
opinión del psicólogo
He leído la abundante
información que aparece en la web de Prodeni sobre el caso de Piedad. Resulta
doloroso comprobar una vez más que, al contrario de lo que dicta la Justicia
con mayúsculas, prevalece el derecho de los adultos sobre el de los
menores. La indolencia de los que administran la justicia con minúsculas se
reproduce de modo funesto, y -como en el caso del niño del Royo- me temo el
peor desenlace...
Como psicólogo y como ser
humano considero que el aislamiento brusco de una menor de cinco años de edad de
la que ha considerado -y felizmente disfrutado- como su familia a lo largo de
dos años supone, con una alta probabilidad, una experiencia emocional
traumática de tal calibre que podría catalogarse de tortura más que de simple
maltrato. Aplicar a Piedad en este contexto las técnicas de reestructuración
cognitiva que venimos usando los psicólogos como terapia para sustituir
creencias y pensamientos irracionales y no adaptativos por otros racionales y
adaptativos me parece poco menos que aberrante, dado que implica poner al
servicio de fines ajenos a la salud y el bienestar de la niña métodos psicológicos
que -por el contrario- la pueden perjudicar gravemente. No quiero entrar a
juzgar la labor de otros colegas sin conocer de primera mano sus puntos de
vista, pero me gustaría recordar -por si ayuda a tomar alguna decisión a algún
profesional- que en este país existe la posibilidad de inhibirse de una actuación
profesional impuesta alegando objeción de conciencia. Y se puede seguir
argumentando que desde el enfoque de la Salud y el Bienestar Social no se puede
ser cómplice del martirio afectivo de una niña indefensa que -si
alguien no lo remedia pronto- quedará marcada para siempre.
En
Granada, a 25 de mayo de 2007.
Fdo. Eduardo Riol Hernández.
Psicólogo Colegiado AO-2199.
Voluntario de la Asociación Prodeni.
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