“Piedad”
y el Estado de Derecho
AGAPITO DE CRUZ FRANCO
29/11/2008
Ha
tenido que ser PRODENI, quien, desde la península, informara tanto a la familia
acogente como a la sociedad canaria, del tremendo fracaso de la Justicia y de
los servicios de protección al menor del Gobierno de Canarias, en relación con
el caso “Piedad” de La Orotava. ¡Vaya cercanía al ciudadano, la de los políticos
que siempre hablan de transparencia informativa!
Retirada a su madre biológica a los
siete meses de nacer, “Piedad” pasó sus tres primeros años en dos centros
de menores hasta que fue dada en acogimiento preadoptivo. Durante tres años más
consolidó una estabilidad vital y emocional dentro de una familia que hizo
suya. De pronto y ante una demanda de la madre biológica, fue separada de la
familia donde ya había rehecho su corta vida. Ingresada nuevamente en un
centro, meses después sería entregada a la madre biológica. Un año con esta,
ha terminado con la criatura entregada por cuarta vez y con transtornos físicos
y de carácter a un centro de menores.
De
escándalo. Y más, cuando sigue en marcha el proceso judicial abierto a la
familia acogente, acusada de obstrucción y desobediencia a la justicia. Situación,
que ha sembrado su decisión por ayudar en esta causa humana y social, de
multas, condenas y nuevos juicios como el previsto para febrero de 2009. Todo,
por reivindicar el derecho de la menor a ser escuchada y hacer valer informes técnicos
y profesionales contrarios a la separación de la menor de la única familia que
había tenido en sus 6 años de vida. Los informes psicológicos, forenses, médicos
y pedagógicos del Gobierno y de los Hospitales afirmaban que con la decisión
de despegarla de la familia adoptiva se iba a exponer a la menor a un grave
riesgo, sufrir un retroceso y adquirir problemas psico-sociales de conducta además
de una regresión. Todo ignorado por quienes ahora debieran reconocer su error y
poner en práctica principios como el del interés superior del niño, y su
derecho a participar.
Porque, guárdame un cachorro con la
gestión institucional habida. Si la incompetencia fue el común denominador
hasta la separación de Piedad de su familia preadoptiva, la siguiente fase
clama al cielo en cuanto a informes y seguimiento de la menor se refiere: “ Entre el 10 de Mayo de 2007 y su vuelta a un centro
de acogida a finales del mes pasado –dice PRODENI-, el trayecto de esta niña
está sembrado de silencios y absoluta opacidad”.
Alguien tiene que
hacer algo y poner en su sitio a quien corresponda. El Ayuntamiento de La
Orotava, el Cabildo de Gran Canaria y el Parlamento Autónomo que dieron en su
momento apoyo institucional y se inhibieron después al entrar el conflicto en
el terreno de la vía judicial, tienen la obligación de intervenir. Por el bien
de la menor, por los derechos de la familia acogente, para que el optimismo y la
seguridad vuelvan a cualquier ciudadano o ciudadana que decide adoptar a un
menor, por una sociedad que observa atónita cómo se puede dar al traste con
una vida, y porque esa sociedad les ha votado y necesita respuestas.
¿Hasta cuándo
casos tan graves como el de “Piedad” van seguir siendo atendidos por un juez
o jueza de lo penal y sustituta, y no de lo familiar, al llegar a un Tribunal de
Familia como el de Primera Instancia nº 5 de Las Palmas?
¿Hasta cuándo el
niño y la niña van a seguir siendo meros objetos jurídicos, en lugar de
sujetos de derechos como ordena la Convención del Niño ratificada por el
Estado español?
¿Hasta cuándo la
Ley del Menor va a seguir siendo una ley menor y la Dirección General del
Protección al Menor y la Familia un caos?
¿Hasta cuándo
las Instituciones municipales, insulares y autonómicas aquí enunciadas van
seguir mirando, en situaciones como esta, para otro lado? ¿Es que las personas
–incluido niñas como Piedad- ¿no son acaso más importantes que los
proyectos urbanísticos o cualquier caso de presunta corrupción con salmonelosis o sin ella?
“¿Quo usque tandem abutere, Catilina, patientia
nostra?” Ciceron dixit.
Vivimos en un
Estado democrático de derecho. Hay una Constitución que nos ampara. Los
poderes judicial, ejecutivo y legislativo deben equilibrarse. Menos cócteles
festivos con motivo del 6 de diciembre y más responsabilidad. ¿Democracia o
burocracia? ¡Ya está bien!
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