PRODENI

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 CANARIAS - PIEDAD

 PRODENI TEME QUE PIEDAD PUEDA ESTAR SUFRIENDO UN LAVADO DE CEREBRO

  EN UN ESCRITO A LA CONSEJERA DE EMPLEO Y ASUNTOS SOCIALES PRODENI PIDE QUE NO SE APLIQUEN A PIEDAD LAS TÉCNICAS PROPIAS DE UN LAVADO DE CEREBRO PARA CAMBIAR SUS AFECTOS DE UNA FAMILIA A OTRA.

 LA ASOCIACIÓN APELA A LA RESPONSABILIDAD DE UNA INSTITUCIÓN CUYO FIN ES PROTEGER Y AMPARAR A LOS NIÑOS Y NIÑAS, Y NO DESESTRUCTURARLOS DE SUS FAMILIAS.

  23 de Mayo 2007.

La asociación tuvo conocimiento el lunes pasado de la prohibición de visita de los padres ex acogedores a PIEDAD, dictada por la Sección Tercera de la Audiencia Provincial. Justo antes de conocerlo, había remitido un escrito de reflexión a Marisa Zamora, Consejera de Empleo y Asuntos Sociales, acerca del papel de Protección de Menores y del riesgo que corre la niña de sufrir un lavado de cerebro a manos de la institución. Hoy son trece los días que PIEDAD sigue incomunicada de sus seres queridos.

 He aquí parte del escrito:

 “ (…) PIEDAD reside en un centro de menores permaneciendo incomunicada, por lo tanto aislada del mundo del que procede, pues además de que hasta ahora no se le permite ni siquiera un contacto telefónico, tampoco tiene con ella objetos personales, tipo juguete, osito de peluche o similar que le ayuden a compensar ese aislamiento.

 Es una niña abandonada porque ustedes no permiten que la visiten sus seres queridos. Ustedes la protegen, cuidan, y seguro, la miman, pero la mantienen alejada de su mundo, por eso decimos que es una niña abandonada.

 Sufre, por ello, el maltrato de estar sometida a un internamiento en contra de su voluntad. La tienen separada de su familia sin causa objetiva que lo justifique (malos tratos, situación de riesgo…) y le aplican la terapia de cero noticias, de cero comunicación, de cero contactos con objetos personales… para que se vaya haciendo a la idea.

 Es verdad que si PIEDAD está en un centro de menores es porque alguien muy poderoso así lo ha determinado, pero también es cierto que ese alguien muy poderoso en ningún momento ha dictado los modos y maneras de operar con la niña, cuestión sobre la que ustedes tienen la más amplia autonomía, por lo que si a PIEDAD no se le permite obtener información de su mundo, ni contacto alguno con él, es por la única responsabilidad del Servicio de Protección de Menores, y no de quienes han dictado la orden, sobre la que, curiosamente, ustedes han dicho hasta la saciedad que no compartían, que les parecía malo para la niña, etc., etc. y que luego, sin embargo, son ustedes mismos los que, según se desprende, la empeoran.

 El sistema de protección de Menores se ha creado y dispuesto para atender los casos de niños y niñas cuyas familias los desatienden, los abandonan, o los maltratan. El sistema de protección no está articulado para atender niños o niñas que están bien tratados por sus familias, bien integrados y relacionados, felices, estables y perfectamente educados, como es el caso de PIEDAD (seguramente no habrá entrado en (…) una niña tan bien educada como ésta)

 El sistema de Protección de Menores se ha creado para eso, para proteger, para amparar, para ayudar a los niños y niñas afectados a recuperar afectos, estabilidad, normalidad… no está para desprogramar cerebros de niños y niñas felices, bien estructurados en su familia.

 El sistema de Protección de Menores no se ha creado en nuestro país para someter a los niños y niñas a terapias solapadas de lavado de cerebro con el fin de cambiar sus afectos y reconvertir su mente en otros. De ahí, no es de extrañar que ustedes hayan puesto el grito en el cielo y públicamente en diversas ocasiones hayan manifestado su contrariedad con las pretensiones de la Audiencia Provincial de Las Palmas.

 Los médicos están para curar, no pueden dedicarse a perjudicar a las personas, si lo hicieren sería considerado una atrocidad castigada penalmente. Del mismo modo hay que entender el papel de Protección de Menores, que está para proteger a los niños y niñas necesitados de protección (valga la redundancia) no para maltratarlos, no para llevárselos contra natura por causas ajenas a las derivadas de una desprotección. Para eso no está el sistema de Protección de Menores y así debería de habérselo dicho su responsable a quienes desde la Audiencia Provincial no lo entendieron así.

 ¿Qué se tenía que haber hecho? “Señorías, busquen ustedes otra fórmula porque con PIEDAD no podemos trabajar en la dirección que se nos encomienda, nosotros estamos para los niños maltratados no para los bien tratados”, en resumidas cuentas, un conflicto de intereses, un conflicto institucional que habría que dirimir, que habría que resolver, sobre la base de que el sistema de Protección de Menores está para proteger a los niños y no para perjudicarlos o maltratarlos. En ningún caso, a un sistema de Protección de Menores le ha de estar permitido vulnerar los derechos del menor acogido, eso lo sabían muy bien ustedes cuando declaraban públicamente su oposición a la decisión judicial y esperamos que no se les haya olvidado.

 Eduardo Punset, en su libro “El alma está en el cerebro” al tratar el tema del lavado de cerebro habla de lo que puede hacer un manipulador respecto a su víctima: En primer lugar la aleja de sus seres queridos y de su entorno. Las creencias de la víctima son las de siempre, pero no hay nadie que las reafirme. Si el manipulador, además, controla todo lo que víctima ve, oye, piensa, la identidad del sujeto se verá debilitada”.

 Es el paso previo para conseguir que la víctima vaya aceptando como buena la alternativa que se le propone (la madre biológica en el caso de PIEDAD) de tal manera que el manipulador, siguiendo a Punset “aprovechando esos momentos de debilidad de la víctima pone en duda las creencias de la víctima. Le crea incertidumbre y, por lo tanto, estrés. Nuestro cerebro nos permite resistir a influencias externas, pero es muy vulnerable en situaciones prolongadas de intenso estrés. En estas circunstancias se bloquea la capacidad del cerebro de la víctima para detenerse y pensar. Si la víctima duda de sus creencias, necesita alternativas… y allí está el manipulador para ofrecerle una nueva creencia.” Claro que eso lo dice Eduardo Punset en su libro, si lo citamos es porque casualmente se parece mucho a lo que le pueda suceder a PIEDAD.

 De todos modos, dicen los expertos que quienes llevan a cabo técnicas de lavado de cerebro jamás lo van a reconocer, creen que están haciendo un bien al estructurar nuevos planos de la realidad en la mente de la víctima a costa de ir desmontando pieza a pieza el mundo del que proviene. Es decir, que aunque a PIEDAD se le esté aplicando cualquier variante de lavado de cerebro nunca los técnicos encargados lo van a reconocer y si se les señala con el dedo montarán en cólera y se sentirán ofendidos. 

 ¿Dónde están los límites para que podamos pensar que a PIEDAD le están lavando el cerebro, o por el contrario, aunque sometida a encierro institucional, no se lo están lavando? Los límites están en el trato que se le dispensa.

 Si a PIEDAD la mantienen en su aislamiento y no se le permite contacto alguno con sus seres queridos, a la vez que nadie en su actual entorno le ayuda a reafirmar sus afectos y se la va preparando para que acepte la nueva alternativa que la Audiencia Provincial le impone… podremos pensar que PIEDAD sufre un lavado de cerebro en toda regla, que podrá traerle en el futuro desastrosas consecuencias.

 Si a PIEDAD, aún en las circunstancias de internamiento institucional, le permiten y ayudan a detenerse, pensar y reflexionar (las tres reglas de oro de Kathleen Taylor para evitar el lavado de cerebro) a la vez que autorizan contactos con su pasado inmediato, pensaremos que no sufre un lavado de cerebro y que su mente permanece inalterable. 

 No hay que olvidar que aún cuando los técnicos simplemente se limiten a mantenerla sine die sin contactos y sin manipulación de sus afectos, la niña saldrá igualmente perjudicada porque ese no es el terreno natural que la equilibra y enriquece, sino un castigo de dimensiones psíquicas impredecibles.

 La cuestión a preguntarse es si le es dado a Protección de Menores actuar de esta forma, sin rechistar, a sabiendas de que está revirtiendo su papel de protector en el de maltratador.”