PRODENI

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MARI LUZ. HASTA LAS ÚLTIMAS CONSECUENCIAS.

 José Luís Calvo Casal  (Portavoz de PRODENI)

Málaga, 31 de Marzo 2008

“La actitud del pederasta hacia las menores llamó desde el principio la atención de los responsables del centro educativo. Por ello, y para evitar males mayores, decidieron expulsarle. Era otra prueba de que se trataba de un individuo repulsivo, pero tampoco se pudo ir más allá porque no se había producido ningún hecho delictivo.”

(ABC.es -30/03/08- “El asesino de Mari Luz merodeaba desde hace meses por varios colegios”.- Cruz Morcillo/Pablo Muñoz. Madrid)

La familia de Mari Luz (Huelva) puede decir y acusar con toda la razón que si el sistema judicial no hubiera fracasado estrepitosamente como lo hizo, su niña seguiría con vida. Pero si nos atenemos a otras circunstancias que rodean el caso también podría decir que su hija con toda probabilidad seguiría con vida si los responsables del colegio de Mari Luz, o miembros del mismo,  hubiesen alertado a la policía de sus sospechas al llamarles la atención la actitud de Santiago del Valle hacia las niñas, motivo por el cual fue expulsado de las clases a las que se había apuntado en el mismo colegio “para evitar males mayores”. Males mayores, de los que, sin embargo, no se libraron ni Mari Luz ni su familia, en buena parte precisamente por no haber alertado a la policía, poniendo a su disposición los indicios y sospechas que motivaron la expulsión del centro del citado individuo, siendo del todo probable que la policía una vez alertada por el centro hubiera dado con la situación irregular del pederasta y ya nada hubiera sido igual.

En esta reflexión colectiva que a lo largo y ancho del país se viene produciendo en torno a la enorme tragedia de Mari Luz y su familia,  queremos poner el acento también en ese otro ámbito de la protección de Mari Luz que significaría ese “ir más allá” por parte del centro escolar aunque “no se hubiera producido ningún hecho delictivo”, para impedir que el supuesto abusador de niñas siguiera manejándose libremente para que lo irremediable no llegara a suceder. 

Por lo tanto, no creemos que únicamente haya que fijar toda la responsabilidad en el ámbito judicial, que evidentemente la tiene y mucha, sino también en la cortedad de miras de quienes habiendo advertido cuáles eran las intenciones de Santiago del Valle prefirieron limitarse a sacárselo de encima y no hicieron más.

Mari Luz ha sido víctima y su familia lo seguirá siendo el resto de sus días del pederasta depredador que acabó vilmente con su vida y de quien o quienes han colaborado con él. Eso en primer lugar, pero también hay que situar en la lista de responsabilidades a aquellas instituciones y personas que habiendo tenido en sus manos la oportunidad de poner a este individuo a buen recaudo no lo hicieron dejando a la niña a los pies de los caballos. Unos, por supuesta negligencia (ámbito judicial) otros, por quedarse cortos (institución educativa) y, por supuesto, el Estado y sus órganos de representación (ejecutivo, legislativo) por no haber dispuesto iniciativas y reformas para el control y seguimiento de por vida de aquellos pederastas crónicos y violadores en serie que cumplida su condena estuvieran sin rehabilitar, a pesar de que en la historia negra de los derechos del niño en España, clavados sobre nuestras conciencias, otras niñas víctimas como Mari Luz sufrieron el mismo abandono institucional al haber caído a manos de depredadores sexuales que estaban bajo el ámbito de la Justicia. Nos referimos a Olga Sangrador, 9 años, Villalón de Campos (Valladolid) Junio de 1992, salvajemente violada y asesinada por un malvado que cumplía condena por varias violaciones y gozaba de seis días de permiso penitenciario, y a las niñas de Alcàsser (Valencia) seis meses después (Noviembre 1992) Miriam, Desirée y Toñi, salvajemente torturadas y asesinadas, entre otros, por un individuo (Anglés) que estaba igualmente de permiso penitenciario. 

Por tanto, no puede alegar ningún gobierno de este país desde 1992 ignorancia o apelar a la excepcionalidad de las circunstancias de crímenes tan execrables cometidos por individuos perfectamente conocidos por el sistema e, incluso bajo su control, o, acudir al auxilio de rasgarse las vestiduras y prometer llegar hasta las últimas consecuencias que hace ahora el gobierno interino, pues tiempo tuvieron nuestros gobiernos desde 1992, incluso el actual, para que se adoptasen medidas de control de pederastas y violadores sin rehabilitar, y por ende proteger a las potenciales víctimas de los mismos.

De hecho, y para que conste como prueba de lo que venimos diciendo, el Estado se hizo cargo de una indemnización de 600.000 euros a favor de las familias de Miriam, Desirée y Toñi, por el mal funcionamiento de la Administración en el caso de Anglés, lo que deja la puerta abierta para que tenga que responder igualmente con la familia de Mari Luz.  Y en el 2004, doce años después del asesinato de Villalón de Campos, el señor Rodríguez Zapatero, flamante presidente del Gobierno, recibió a los padres de la niña Olga, que le expusieron la petición avalada por el sentir general de la sociedad, especialmente de los ciudadanos de la comunidad castellano leonesa, de un cumplimiento íntegro de las penas de violadores en serie y el máximo control sobre ellos una vez en la calle para proteger a sus potenciales víctimas.

Lo que nos tememos es que una vez haya pasado el calentón del escándalo judicial que se acaba de destapar, las medidas que se adopten  queden limitadas a soluciones parciales y no se plantee una profunda reforma de la administración de Justicia, sin lo cual no tendrán la necesaria eficacia.

Se habla así de un registro de pederastas, pero no se dice nada de los violadores y, de momento, no se asumen las graves carencias de recursos humanos, materiales, de los juzgados y de formación de jueces, así como especialización de fiscales y coordinación entre departamentos y sistemas, dotando de agilidad la comunicación entre los mismos. Y tampoco se alude a la necesidad de equipos especializados de terapeutas para trabajar con los delincuentes sexuales, ni de que tipo de control posterior a su salida de prisión tendrán, ni de que otro tratamiento, ni de la dotación policial especializada, ni de la necesidad de llevar a cabo un plan integral con las comunidades autónomas de prevención y alerta en torno a los centros escolares y otras instalaciones o lugares de ocio que frecuenten niños y niñas, así como los protocolos a seguir por quienes detecten movimientos sospechosos de potenciales depredadores sexuales y los pasos a seguir por las Fuerzas de Seguridad del Estado cuando sean alertadas…  

Desde Olga, Miriam, Desirée, Toñi, y esta vez Mari Luz, la presión social empuja cada vez más al ejecutivo y al legislativo de este país, y ya no pueden seguir mirando para otro lado. Lo que hace falta es que “las últimas consecuencias” a las que el presidente interino del Gobierno se viene a referir, contemplen una solución global del problema y no se queden, como parece, en un mero parcheo, pues ahí tenemos las  declaraciones del ejecutivo parcializando la solución y las del partido popular colocando el acento en el endurecimiento de las penas.