Miriam Ruiz Salmerón
9 de junio 2022
María Salmerón.- Jesús
Prieto / Europa Press(Foto de ARCHIVO) 23/3/2018
Carta abierta difundida por Miriam Ruiz ante el
ingreso en prisión de su madre, María Salmerón
En el día de hoy mi peor pesadilla se ha hecho
realidad. He tenido que ser testigo del ingreso de mi madre, María
Salmerón, en un centro penitenciario. He observado paralizada cómo
se cerraban tras ella las puertas de ese sitio que su maltratador,
pese a ser condenado, nunca pisó. Estoy rota y llena de rabia e
impotencia. Finalmente, esa persona que se propuso arruinarle la
vida a mi madre hace más de veinte años y con la que comparto
apellido, ha conseguido separarnos. Me ha arrebatado al pilar de mi
vida, a mi protectora, la mujer que me trajo al mundo y que desde
ese día no ha parado de luchar por mi felicidad ni un solo instante.
Pero no sólo eso, los representantes del Gobierno y jueces
implicados lo han permitido. La ministra de Igualdad dijo
públicamente "hemos fallado" en cuanto a la no concesión del indulto
a mi madre, pero nadie ha puesto solución ni corregido dicho fallo.
Pido la
dimisión de la ministra de Justicia, no sólo responsable de enviar a
mi madre a la cárcel, sino de humillarnos en medios de comunicación
achacando la denegación del indulto a unos supuestos "antecedentes"
-sin especificar de qué para ensuciar su imagen- de desobediencia ya
prescritos. Se están vulnerando todos los derechos de mi madre,
quien ni si quiera ha recibido una resolución de dicho indulto y
cuyo expediente se le está ocultando ilegalmente. Ella no es ninguna
delincuente, porque querer a una hija y anteponerla a todo no es
ningún delito.
No puedo evitar
sentir que soy yo la que debería estar allí dentro, pues siempre he
sido yo la que me he negado a ver a aquel que nunca se ha comportado
como un padre conmigo. Fui yo la que le supliqué cientos de veces a
mi madre que no me llevara a ese infierno. Y es ella ahora la que,
con 58 años y problemas de salud, es castigada y arrancada de su
casa por protegerme. No hay forma de reparar esta injusticia, nadie
puede borrar todo lo que hemos sufrido ambas, pero sí pueden dejar
libre a mi madre y devolverla a mi lado.
En 10 días
cumplo 22 años y mi madre no va a poder darme un abrazo. Supongo que
ese es el primer y único regalo de cumpleaños que recibiré por parte
de mi progenitor, la tremenda infelicidad de no poder estar con la
persona a la que más quiero.
Hace 7 años
escribí: ¿Cuándo va alguien a ayudarme? Lo único que quiero es vivir
tranquila junto a mi madre y que nadie nos moleste, ¿es mucho pedir?
Si realmente mi progenitor quisiera mi bien, pararía de hacerme daño
y me dejaría llevar una adolescencia normal, después de que la mayor
parte de mi infancia fuera fastidiada por el mismo.
Ojalá pudiera
decirle a esa Miriam de 15 años que todo va a ir a mejor, que por
fin conseguiría descansar. Pero sería mentira. Me siento desamparada
y sumida en un inmenso dolor. Pido justicia y medidas urgentes para
devolver a mi madre a mi lado.