JOSÉ PALAZÓN, DE NUEVO
José
Palazón está de nuevo en el ajo tras una obligada pausa por el ictus que
sufrió del que temimos lo peor. Mi agradable sorpresa fue hace unas semanas
cuando llamé a su móvil y me salió tan pancho, como si nada. Dice que se
encuentra bien y con el mismo ímpetu de seguir defendiendo los derechos de
los migrantes, en particular de los niños. Conozco a Palazón desde que
comenzó su lucha personal con el apoyo de Maite, su mujer, allá por los
noventa. Precisamente mi primer contacto fue su llamada para pedirme opinión
sobre como meterse en esto. Desde mi experiencia de unos cuantos años de
bregaje forcejeando con la Administración y los políticos, le di mis
impresiones y desde entonces hemos colaborado y lo llevo siguiendo con
profunda admiración por incombustible, honesto y solidario. Nunca persiguió
otra cosa que defender a los menores desamparados, y después a los
migrantes, sin requerir nada a cambio (suya fue la premiada foto de unos
subsaharianos encaramados en la tristemente famosa valla mientras a este
lado unos turistas jugaban felizmente al golf). En aquel tiempo tenía una
boyante academia en la que daba clases a funcionarios en cursos de formación
que subvencionaba la administración melillense y a aspirantes a serlo, y no
dudó en fundamentar su vida en ayudar a esos chavales, enfrentándose, de
ser necesario, a la Administración y a los políticos, pese a la pérdida de
alumnos por las presiones y el boicot institucional. Al sufrir el ictus, el
consejero de Bienestar Social de Melilla, Daniel Ventura, y sus acólitos aduladores brindaron con cava
presumiendo que si ellos no habían acabado con él, lo conseguía la
naturaleza, acudiendo a aquello de que muerto el perro se acabó la rabia.
Pues miren, pues no, porque Palazón ha superado su achaque y resurgido si
cabe con más ahínco, como el Ave Fénix, reafirmándose en señalar con el dedo
la maldad institucional sin miedo a nada. Eso se desprende de la conmoción
de las autoridades y la intempestiva e impresentable reacción del consejero de la
ciudad autónoma, su altanería y pérdida de papeles. Reían cuando Palazón
ingresó en la UCI del hospital y ahora se desesperan mesándose los cabellos
y rasgándose las vestiduras. Así que, gracias José Palazón, y gracias a la
vida.
José
Luís Calvo
12.01.2018
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