PRODENI

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SATISFACCIÓN EN PRODENI POR EL ESTUDIO AUSPICIADO POR UNICEF QUE RECHAZA LA CREACIÓN DE CENTROS  EN MARRUECOS PARA REPATRIACIÓN DE MENORES INMIGRANTES.  

Málaga 16 de Febrero 2006

 Al igual que otras organizaciones como Pro Derechos Humanos y Andalucía Acoge, la asociación PRODENI acoge con plena satisfacción el estudio de UNICEF que rechaza la construcción de centros de menores en Marruecos para atender a la política de repatriación diseñada por el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales y algunas comunidades autónomas, entre ellas Andalucía.

La asociación PRODENI ya se opuso desde el primer momento en que se empezó a plantear la peculiar medida de repatriación, remitiendo escritos al Gobierno Central y a la Consejería Para la Igualdad y Bienestar Social de Andalucía. Decíamos entonces que la citada medida obedecía más a una política de impotencia e incapacidad de los sistemas de protección que a una apelación al interés superior del niño, como se nos quería hacer creer, y destapábamos los hipócritas y discriminatorios efectos, poniendo sobre la mesa que si se construyeran esos centros, sus residentes para haber accedido a ellos tendrían previamente que haberse jugado la vida y llegar a España, mientras quedarían vetados a los menores desasistidos de la zona.

Con el citado estudio, una organización de las Naciones Unidas como es UNICEF, deja en evidencia a los políticos españoles de bienestar social, a los que se les ve el plumero de un interés únicamente basado en razones económicas y en la propia incapacidad del sistema, unido al fracaso de las sociedades desarrolladas europeas en promover políticas de solidaridad en el continente africano que ayudarían a mitigar la presión de la actual inmigración irregular, por lo que después de este estudio a nuestros políticos les va a ser muy difícil seguir manteniendo un discurso de pretendida generosidad y solidaridad con los menores.

A tal efecto acusábamos a la titular de la Consejería andaluza para la Igualdad y Bienestar Social, Micaela Navarro, de manipulación interesada del problema al acudir al fácil recurso de que la mayoría de los menores aquí acogidos tienen familiares en su país y que por ello lo mejor es reintegrarlos con ellos, corriendo un tupido e hipócrita velo sobre la terrible situación de unas familias que prefieren ver a sus hijos adolescentes jugarse la vida en el estrecho a que vivan indignamente en un medio social degradante y sin futuro, mientras al otro lado de la frontera se presentan unas oportunidades allí inalcanzables. 

Por eso, más que en reclamar inversiones para construir centros en Marruecos y devolver a los menores que nos llegan, nuestros responsables deberían apostar por impulsar políticas de solidaridad en la zona, a la vez que a una dedicación solidaria con los menores aquí, diversificando las actuaciones sociales con imaginación y generosidad a fin de que nuestra sociedad pueda atenderlos sin costes excesivos. Por ejemplo, buscando medidas de acogimiento entre familias magrebíes regularizadas en España, con programas específicos de acogimiento familiar sostenidos con fondos autonómicos, estatales y de la Unión Europea, que resultarían más eficaces y más baratos que el actual hacinamiento en centros. Un hacinamiento que además de expresar una notoria falta de imaginación, se está utilizando para provocar el apoyo de la opinión pública a esa nefasta política de repatriación que el estudio de UNICEF ha puesto en evidencia como contraria a los derechos de los menores y falta de toda lógica y perspectiva.