Público
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Yo también pido la palabra por la educación
Federico Mayor Zaragoza
Presidente de la Fundación Cultura de Paz y ex Director General de la UNESCO
(1987-1999)
29 de abril 2017
La Semana Mundial por la Educación (SAME 2017) tiene
un lema que debemos procurar retener a lo largo del año para nuestro
comportamiento cotidiano: “Pido la palabra por la educación”.
Es cierto que únicamente seres educados, es decir
“libres y responsables”, como magistralmente los define el artículo 1º de la
Constitución de la UNESCO, serán capaces -en estos momentos históricos en
que si no rectificamos las tendencias actuales podrían alcanzarse punto de
no retorno- de adoptar las medidas adecuadas y oportunas para que nuestro
legado a las generaciones venideras no sea el de una Tierra deteriorada, de
u na habitabilidad reducida.
Educación para actuar a tiempo, para ser y no para
tener. Educación para ejercer plenamente las facultades distintivas de la
especie humana (pensar, imaginar anticiparse, ¡crear!) que son nuestra
esperanza. Cada ser humano único capaz de inventar el mañana y demostrar que
muchos imposibles hoy pueden convertirse en realidad.
¿Educación por quién? Por los progenitores, por los
maestros, por los medios de comunicación… teniendo siempre muy claro que, en
todos estos casos, “más vale un ejemplo que cien sermones”, porque lo que no
puede pretenderse es que lo que se explica en las aulas como pautas a seguir
no se corresponda con la conducta de quienes, próximos o distantes, aparecen
como referentes.
Educación para todos a lo largo de toda la vida:
Educación para la mediación y el diálogo. Educación para la conciliación,
porque gracias a la tecnología digital ya podemos expresarnos, ya sabemos lo
que acontece en todos los rincones de la tierra y, sobre todo, la mujer,
marginada desde el origen de los tiempos, tiene progresivamente el papel
que le corresponde en la toma de decisiones. No me canso de repetirlo: la
transición de la razón de la fuerza a la fuerza de la razón, de la
imposición a la palabra, sólo tendrá lugar cuando la mujer –“que sólo
excepcionalmente utiliza la fuerza cuando el hombre sólo excepcionalmente no
la utiliza”, en palabras del Presidente Nelson Mandela- ocupe el lugar que
le corresponde en el diseño de la sociedad futura.
Pido la palabra por la Educación: que todos tengan
acceso, en cualquier momento de su vida, porque si hay algún tren que nunca
nadie debe perder es el del pleno desarrollo de las inverosímiles
capacidades intelectuales humanas.
Todos los seres humanos iguales en dignidad.
Será una educación inclusiva, durante toda la vida,
equitativa, de calidad, la que nos permitirá aprender a vivir juntos, a
conocer y hacer para que, como lo recuerda el artículo 1º de la Declaración
Universal, vivamos “fraternalmente”.
¡Pido la palabra por la Educación!
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