
No a la educación financiera en los colegios
- Por José Antonio Marina
- 24
de marzo 2015
Cada vez más
organizaciones y proyectos educativos reservan un lugar privilegiado
para la educación financiera, cuya ausencia ocasionó, para muchos,
la crisis. José Antonio Marina no está de acuerdo.
La OCDE está muy interesada en introducir la “educación financiera” en la escuela. Para conseguirlo, ha promovido la International Network on Financial Education (INFE). La iniciativa ha obtenido gran respaldo. Fue apoyada en 2012 por la APEC (AsiaPacific Economic Cooperation) y en 2013 por la cumbre del G20 en San Petersburgo. Les daré noticias en formato tuit. El Russia/WB/OECD Trust for Financial Literacy and Education financia la evaluación de los programas. Se va a introducir en los informes PISA a partir de 2015. La nueva ley de educación española introduce la enseñanza financiera tanto en Educación Primaria como en la Educación Secundaria Obligatoria. Desde hace años el BBVA ha puesto en marcha el programa Valores de futuro, que se ha impartido en miles de escuelas. El Banco de España y la Comisión Nacional del Mercado de Valores han publicado unos materiales didácticos para una posible asignatura de “Educación Financiera”. Algunas comunidades autónomas, como la de Andalucía, la han incluido ya en su oferta educativa.
Lo que necesitamos es que nuestros estudiantes tengan una formación económica básica, y no una mera educación financiera
¿Por qué me opongo a una iniciativa tan poderosamente apoyada? Soy docente, y creo que los docentes deberíamos ser la conciencia crítica de la sociedad en temas educativos. Comenzaré analizando los objetivos de la “educación financiera”, tal como los expone el documento Financial Education in the School. Las generaciones más jóvenes –señala– no solo van a enfrentarse a una mayor complejidad de los productos financieros, servicios y mercados, sino que, además, una vez adultos, posiblemente afrontarán más riesgos financieros que sus padres. En particular, las futuras generaciones se van a enfrentar a retos importantes a la hora de planificar su ahorro para la jubilación y la cobertura de sus necesidades de salud. Espero que reconozcan el sesgo ideológico de estas afirmaciones. El documento incluye una cita de un “emprendedor educativo”, para mí desconocido, llamado Robert Kiyosaki: “Una de las razones de que los ricos sean ricos y de que los pobres sean pobres y que las clases medias luchen con sus deudas es que el tema del dinero se enseña en casa y no en la escuela”. ¿Qué opinan de esta afirmación?
La OCDE –y nuestro Ministerio de Educación– considera que la buena educación acerca del dinero consiste en que los alumnos tengan los conocimientos, habilidades, comportamientos, valores y aptitudes que les permitan “tomar decisiones financieras informadas y sensatas en su vida diaria, preparándolos para afrontar en una mejor posición los retos básicos de índole financiera con los que se encontrarán a lo largo de su ciclo vital”. Un correcto plan educativo deberá prestar especial atención a las reformas que puedan proponerse en los programas de estudio con la finalidad de lograr y mantener el reconocimiento de la educación financiera como una materia nueva, cuyos temas centrales serán: (1) Dinero y transacciones, (2) Planificación y gestión del dinero, (3) Riesgo y diversificación y (4) Perspectivas financieras.
Esto, sin
duda, es útil, pero creo que lo que necesitamos es que nuestros
estudiantes tengan una formación económica básica, y no una mera
educación financiera. Como saben los especialistas, la
Economía financiera
es una disciplina que trata del funcionamiento básico de los
mercados financieros y de sus instituciones (por ejemplo, los
bancos), de la asignación de recursos monetarios, de los riesgos,
y de los instrumentos financieros y su uso. Es sólo una parte de
la economía, y reducir la educación económica a ella implica un
sesgo que me parece sectario y perjudicial, porque somos víctimas
de una hipertrofia de la economía financiera. La economía
financiera ha tomado un auge exagerado en relación con la economía
real. La crisis que
padecemos no ha sido económica, sino financiera. Por eso,
las recomendaciones de la OCDE sobre la necesidad de que los
consumidores tengan educación financiera me parecen un intento de
descargar la responsabilidad en ellos, y no en el sistema
financiero. Es el complejo político-financiero quien debe recibir
una mejor educación. Al estallar la crisis económica –que,
repito, ha sido una crisis financiera– Alan Greenspan,
expresidente de la Reserva Federal de EEUU, un hombre que
disfrutaba de prestigio mundial por su sabiduría financiera, dijo
que “no comprendía lo que había pasado”. ¡Es para echarse a
temblar! Desde la “teoría de la ciencia” me atrevo a decir que la
economía está ideologizada y no alcanza por ello la dignidad
científica. Que la OCDE advierta que los instrumentos financieros
se van a hacer cada vez más complicados –la hipotecas basuras
fueron complicadas "innovaciones financieras”–, y que pretenda
que los consumidores se defiendan de esos sofisticados
instrumentos que en ocasiones ni quienes los comercializan los
entienden, me suena a impostura. Es como si dijera que la
educación sanitaria de los ciudadanos debería decidir qué bisturí
utiliza el cirujano que va a operarle.
¿Educación económica? Indispensable. ¿Educación financiera? Ideológicamente sectaria
¡Claro que debemos enseñar nociones básicas de economía a nuestros alumnos! Pero no para que sean dóciles consumidores, sino para que desarrollen su pensamiento crítico. Recuerdo que el sabio José Luis Sampedro –economista de profesión antes de convertirse en literato– decía: “No parece sensato que un alumno salga del bachillerato sabiendo qué es la calcopirita –conocimiento que le va a ser inútil–, pero sin saber nada de economía”. Estoy de acuerdo. Hace más de veinte años gané el Premio de Innovación Educativa Giner de los Ríos por un programa para introducir en secundaria las nociones necesarias para comprender las noticias económicas de los periódicos. El programa ocupaba sólo cinco horas y mi propuesta era que se impartiera en la clase de Filosofía. Pensé que podría introducirse en nuestro sistema educativo, pero fracasé. No he cambiado de idea. Me parece necesario que los alumnos conozcan el funcionamiento de todo el sistema económico: los factores productivos, las leyes de la oferta y la demanda, la creación de dinero, el papel del Estado en la economía, los agentes económicos. Y en especial, deben saber dos cosas: que la economía financiera no es toda la economía, y que el mercado es una institución necesaria pero suicida –o asesina– si no está sometida a un marco ético. Esto es lo que deben saber nuestros alumnos si queremos que sean ciudadanos libres, porque los vacunaría contra los intentos de manipulación de las derechas y de las izquierdas.
Mi conclusión es clara. ¿Educación económica? Indispensable. ¿Educación financiera? Ideológicamente sectaria. El artículo no da para más, pero ya saben que les espero en el foro si quieren que profundicemos en algún aspecto.