https://www.malagahoy.es/malaga/Alumnos-Sordos-Institutos-Interpretes-Malaga_0_1295870793.html
La sordera, carrera de obstáculos en el aula
En los institutos de la provincia muchos estudiantes
sordos pasan horas de clase sin intérprete. Cuatro de ellos relatan las
dificultades para desarrollar su ciclo formativo
Antonio Sepúlveda, Oumaima Erajai, Irene García y Luis Miguel Cordón piden
más intérpretes.
CRISTINA FERNANDEZ
5 de noviembre 2018
Suena el despertador para ir al instituto y pasarse seis
horas en clase, escuchando las explicaciones del profesorado, aprendiendo una
profesión para el futuro. Las bromas de los compañeros, las indicaciones de la
tutora, la conversación en idiomas. Todo el sistema está pensado para oyentes,
la inmensa mayoría. Pero una minoría se queda
completamente a oscuras, al margen, excluida, si
no tiene a su lado a un intérprete que les traslade lo que se dice en
clase. La comunidad de alumnos sordos en los institutos de la provincia sufre
cada año la falta de horas de estos profesionales, algo que en muchos casos
les lleva al fracaso escolar y, posteriormente, al abandono. Cuatro estudiantes
relatan en primera persona su carrera de
obstáculos diaria y el afán de superación para poder seguir estudiando.
Antonio Sepúlveda tiene
24 años y estudia segundo curso del Ciclo Medio de Cocina en el IES Universidad
Laboral. Este año, durante 14 horas a la semana
no cuenta con intérprete. “Voy a clase pero no entiendo nada, pregunto
a los compañeros pero me siento incómodo, no sé si se van a molestar con tanta
pregunta, eso para un día puede valer pero si son todos hace que no me sienta
bien”, relata. Aunque pierde mucha información, intenta suplir la carencia
investigando por su cuenta, buscando en internet o consultando al profesor fuera
de hora. “Me tengo que buscar la vida”, dice.
"Voy a clase pero no
entiendo nada, pregunto a los compañeros pero me siento incómodo, me tengo que
buscar la vida"
En el mismo centro estudia Irene
García, de 27 años, el Ciclo Superior de Mediación Comunicativa.
Después de afrontar tantas dificultades en sus estudios, su aspiración
profesional es poder ayudar a integrarse en el aula a escolares sordos,
sordociegos y autistas. A principios de curso ha estado casi
un mes sin intérprete. Actualmente le faltan tres horas por cubrir.
“Hace unas semanas había un intérprete a jornada completa y otra a media jornada
para ocho personas sordas”, comenta Irene. Así que “no tenía la información
adecuada, me aburría en clase, quería
saber lo que estaban diciendo, por qué se reían mis compañeros, qué decían,
estar dentro de la clase y no lo estaba”, agrega esta estudiante que hace un año
quiso abandonar ante las dificultades. Su familia la convenció para seguir
luchando y ha tenido que presentar varias reclamaciones para que su situación
mejore.
"No tenía la información
adecuada, me aburría en clase, quería saber lo que decían, estar dentro y no
lo estaba"
Los alumnos charlan en una clase. / Javier
Albiñana
Estás sin intérprete un día tras otro y cuando por fin
llega tienes un examen y has perdido toda la información”, apunta la alumna que
igualmente indica que en los Ciclos Formativos en los que ha estado no ha tenido
ningún tipo de adaptación curricular. “Nosotros solos nos tenemos que buscar
nuestros propios recursos y si tenemos dudas no las podemos resolver como el
resto”, añade Antonio.
Oumaima Erajai,
de 21 años, estudia un Grado Medio de Auxiliar de Enfermería en el IES Santa
Bárbara. “Este año me faltan dos horas de intérprete y estoy mucho mejor que el
pasado, que me pusieron una a finales de octubre”, señala. “Tuve problemas en el
primer trimestre, había muchísima teoría y podía entender algo pero el profesor
no tenía paciencia para que pudiera leerle los labios, tenía que preguntar a los
compañeros, estaba perdida”, dice y cuando llegó por fin la intérprete “iba
mucho más retrasada que el resto”. Oumaima afirma que se siente muy
incómoda cuando sus iguales se enteran de todo y “yo me siento como si me
excluyeran, como si me marginaran”. Aunque algunos estudiantes intenten ayudarla
“tampoco quiero estar siempre molestando porque pierden el hilo de la clase,
además suelen explicarme un resumen no en profundidad lo que ha dicho el
profesor”.
"Yo me siento como si me
excluyeran, como si me marginaran, no quiero estar siempre molestando a mis
compañeros"
En el IES Profesor Isidoro Sánchez, Luis
Miguel Cordón estudia el Superior de Caracterización y Maquillaje. Este
curso tiene intérprete todas las horas pero hace
dos años estuvo sin asistencia durante cuatro meses. Las reclamaciones
y protestas incesantes dieron fruto aunque tarde. “Iba a clase para nada,
suspendía una y otra vez hasta que en enero intenté coger el ritmo de la clase”,
recuerda. “He aguantado mucho, reclamado, insistido y todo ello me enfadaba
muchísimo, este es un problema grave que cada año se repite”, asegura.
"Iba a clase para nada,
suspendía una y otra vez hasta que llegó el intérprete en enero e intenté
coger el ritmo"
“Es muy frustrante madrugar,
sentarte en un clase y no entender nada, perdemos la motivación”, comentan los
alumnos. Y si para estudiar les falta el ánimo necesario, tampoco lo tendrán
para enfrentarse a la dura etapa que llega después, el mercado laboral. “Yo
quiero ser jefe de cocina y creo que soy capaz de conseguirlo, como un oyente,
pero no nos pueden estar bajando constantemente la autoestima”, considera
Antonio. Y Oumaima reclama: “tengo los mismos
derechos que cualquiera y no tengo más problemas que mi audición,
quiero tener una profesión como todo el mundo” y “no tener tantas barreras”,
como añade Antonio.
Solo el 30% de alumnos sordos titula en la ESO
El presidente de la Sociedad Federada de Sordos, Daniel
Aguilar, explica que si bien el 75% de los alumnos
sordos pasan la Primaria, tan sólo el 30%
titula en Secundaria. Muchos menos, el
5%, son los que acceden a la universidad. “Hay mucho abandono por la falta
de accesibilidad”, considera. También porque no cuentan con una
orientación adecuada. “Al departamento de orientación de los institutos le falta
conocer mejor a la comunidad sorda para poder guiarla”, apunta. En cuanto a los
datos, como ejemplo, explica que en el IES Universidad Laboral faltan 60 horas
de intérprete por cubrir, que en el IES Jesús Marín hay siete alumnos sordos y
tres intérpretes en diurno y en La Rosaleda tres alumnos y un intérprete. En
este centro, por la tarde faltan 14 horas por cubrir.
|