Carmen Pérez-Lanzac Madrid
27 OCT 2014
Más de la mitad de los adolescentes de entre 14 y 17 años
han visto porno en Internet. / santi burgos
Almudena no
olvidará el impacto que sufrió el día que descubrió que su hija de 15
años tenía el pubis totalmente depilado. “Me quedé boquiabierta”, dice
esta madre que no quiere dar su apellido. “Me pregunté '¿De dónde ha
podido sacar esta idea?'. Dice que lo hace por estética, pero yo creo
que lo ha sacado de la pornografía, el único sitio donde se ve como lo
más normal del mundo”. A Elena, su hija, no hacerlo le daría vergüenza.
“Ellos ven raro que no estemos completamente depiladas”, cuenta ya a
solas.
La educación sexual
de los menores no vive un buen momento en España. Al contrario que en
muchos de nuestros países vecinos, aquí no figura en el currículum
escolar. Los expertos la califican de “desastrosa”. “Se deja al criterio
de los centros educativos, en muchas comunidades se necesita el
consentimiento paterno para que los menores la reciban y la puede
impartir cualquiera”, se duele Raquel Hurtado, de la
Federación
de Planificación Familiar Estatal. A pesar de que cada vez más
padres hablan de sexo con sus hijos, la desconexión sigue siendo
notable. Los menores tienen acceso a su principal fuente de información
sobre el asunto con un simple clic: más de la mitad (el 53,5%) de los
adolescentes españoles de entre 14 y 17 años ha visto porno en Internet
(el dato, de
Protégeles, incluye a chicos y chicas). Entre los 11 y los 12, el 4%
reciben contenidos sexuales en sus móviles. Y, mal digerido, el porno
provoca nuevos comportamientos que los adultos no entienden. “Nuestros
cerebros aprenden”, empieza Juan Madrid, el médico del Centro Joven del
Ayuntamiento de Madrid. “Si tú te acostumbras a excitarte viendo
determinados vídeos luego condiciona tus preferencias”.
Lo cierto es que los adolescentes
mantienen su primera relación sexual a la misma edad media de los
últimos años: los 17. Pero los que antes se animan a dar el paso, cada
vez son más numerosos. El porcentaje que ha tenido su primera relación
sexual antes de los 15 se ha más que duplicado entre 2004 y 2012 pasando
del 5,2% al 12,3%,
según el último informe de sexualidad del Injuve.
Las adolescentes están
acostumbradas a que chicos mayores que ellas las animen a mantener
relaciones antes de que les brote el deseo. Patricia es una de ellas. A
sus 17 años, esta alumna de un centro privado madrileño perdió la
virginidad hace unos meses porque su pareja de entonces le dijo “si no
lo hacemos lo vamos a tener que dejar”. “Al final di el paso y ahora que
ya no estamos juntos me arrepiento”. A ejemplos como este se refiere
Hurtado cuando dice que no le preocupa que los adolescentes tengan
relaciones pronto, “si estas son decididas y lo hacen porque les
apetece, y no porque hay gente en mi grupo diciendo que lo haga ya”.
Noemí Sánchez es educadora sexual
en institutos de Alcalá de Henares (Madrid). “Los chicos ven porno y
deducen que su vida sexual va a ser muy parecida”, dice. Ella tiene en
cuenta que las nuevas tecnologías, ahora masivas, están plenamente
integradas en sus vidas. El 16 de octubre, 35 alumnos de 12 y 13 años
del concertado Nuestra Señora de Los Ángeles, en Villaverde (Madrid)
escuchan a dos
policías del grupo de Participación Ciudadana de la comunidad que
les dan una clase de prevención en la que les advierten del peligro de
entablar conversación con desconocidos a través de la Red o de compartir
imágenes subidas de tono. Un agente les pregunta si utilizan Whatsapp.
Levanta la mano toda la clase menos tres chicos. “¿Y sabéis a partir de
qué edad es legal disponer de esta aplicación?”, pregunta de nuevo. Los
adolescentes se encogen de hombros. “Los 16 años”. Y recibe como
respuesta un montón de rostros sorprendidos.
Al este de Madrid, en Coslada,
chicas y chicos de entre 17 y 19 años charla en dos bancos enfrentados.
Hablan de un vídeo que ha visto todo el alumnado del centro público en
el que estudian: “Una chica se grabó tocándose y luego se lo mandó a su
novio. Cuando se pelearon, él se lo reenvió a varias personas hasta que
lo vio todo el instituto”. La joven se ha cambiado de instituto pero
sigue viviendo en el barrio. La consideran “una guarra y una cerda”. “¿Y
qué pensáis del chico que difundió las imágenes?”. Silencio sepulcral.
El machismo que condena a la mujer
atrevida frente al hombre va a más en los adolescentes. “La mujer se ve
como un elemento de posesión del hombre y el poder de controlar que nos
dan las nuevas tecnologías se usa cada vez más”, dice Madrid. Un estudio
del Ministerio de Sanidad sobre la evolución de conductas violentas y
patrones sexistas entre menores concluía que el porcentaje de chicas que
reconocía haber sufrido insultos subió del 14% al 23% entre 2010 y 2013.
Por esas fechas una encuesta de la Comunidad de Madrid desveló que al
5,3% de las adolescentes de entre 14 y 16 años “el chico con el que
salían le había impuesto conductas de tipo sexual” que ella rechazaba.
Tres adolescentes —alumnas de un
centro público madrileño— confirman que reciben comentarios machistas:
“Nos lo sueltan en plan bromita: 'Vete a fregar. Y luego, si ya somos
pareja, pueden decirte: 'Eres solo mía'. 'No hables con otros
chicos'...”. Varios educadores sexuales se confiesan escandalizados por
la aceptación que hay entre los menores hacia los celos. “Sus patrones
de pareja son muy chapados a la antigua, el chico se entiende que es
superior y muy posesivo”, dice Sánchez. “Ellos intentan controlar como
visten y ellas los justifican”. Sánchez culpa en parte a los modelos que
reciben desde fuera en canciones, películas y televisión.
Depilarse integralmente el pubis
se ha puesto de moda entre las adolescentes (y también entre algunas
adultas). “Los directores de nuestros centros de belleza lo confirman”,
dice Juan Carlos Lorenzo,
de la
cadena Aires. “Lo hago por estética” es la respuesta más habitual de
las menores. Aunque también dan otras: “Lo hago por si ligo”, dice una
chica de 16 años. “Yo por higiene”, dice una joven de 17 que se está
haciendo la zona con láser gracias a 650 euros que sus padres le
regalaron para el tratamiento. “¿Y duele?”, pregunta una amiga. “Un
poco. Quema”. Álvaro, de 18 años, sostiene que la exigencia va en ambos
sentidos: “¡Yo cada tres días me afeito mis partes porque ellas también
lo demandan!”, dice. “Si me topo con una que no está integralmente
depilada, me da asco”. Isabel Serrano, ginecóloga, no está segura de que
el porno haya impuesto esta moda; ella ve otro motivo de preocupación:
“Yo lo ubico en el modelo estético actual de gustar al otro, lo que
incluye gustarle desde los genitales. 'Si le gusto más, no se irá con
otras”.
En 2012, la Comunidad de Madrid
encargó un informe sobre la violencia hacia las adolescentes.
“Queríamos entender qué estaba pasando en edades tempranas”, dice Marisa
Pires, de Acciones de Salud contra la violencia de género. “Todos los
jóvenes creen en la igualdad de sexos”, reza el informe; “pero la forma
en que se desenvuelven sus afectos no demuestra que la igualdad presida
habitualmente sus relaciones mutuas. La violencia de pareja hacia las
mujeres se cuela por la afectividad y no por la ideología”.
Es habitual que los adolescentes
sufran (y emitan) agresiones verbales imponiendo modelos femeninos y
masculinos que han interiorizado desde la infancia. “La agresión de
género se está empezando a poner de moda en determinados ambientes”,
dice el informe. “Ser 'guay' cada vez está más vinculado a ser agresivo
con ellas”. Al autor del estudio, el sociólogo Luis Seoane, le preocupa
que los adultos estemos dejando que la educación sexual de los menores
evolucione sola y sin control. “Impera una gran hipocresía”, explica
Serrano. “Estudiamos la violencia, pero luego no somos consecuentes con
nuestros informes. El Gobierno cree, equivocadamente, que impartir
educación sexual hará que aumente el sexo entre adolescentes, cuando es
al revés: con una buena educación en la materia son más capaces de decir
no”.
En cifras
El 53,5% de los adolescentes
españoles de entre 14 y 17 años ha visto porno en Internet. Entre los
11 y los 12, el 4,1% recibe contenidos sexuales en el móvil.
El porcentaje que
ha tenido su primera relación sexual antes de los 15 se duplicó entre
2004 y 2012: pasó del 5,2% al 12,3%.
En 2012 aumentó
un 30% el número de procesos judiciales por violencia machista en
adolescentes en España: pasó de 473 a 632. En 2013, se redujo la
cifra: 327.