“Investigo la dislexia para tratar de evitar que se repita la historia
que yo he vivido”
Manuel Ansede
31 DIC 2015

La lingüista Luz Rello, investigadora de la dislexia, en Madrid. /
Carlos Rosillo
En los últimos tiempos han proliferado en las
redes sociales los chistes sobre la dislexia. La lingüista española
Luz Rello, disléxica e investigadora de esta dificultad para leer
y escribir, recuerda uno de ellos en inglés: I have sexdaily, I mean
dyslexia (tengo sexo a diario, digo dislexia). Sonríe con la broma
sobre el tópico baile de letras de los disléxicos, pero Rello,
actualmente en la Universidad Carnegie Mellon de EE UU, sabe que el
asunto no tiene ninguna gracia. “Alrededor del 10% de la población
tiene dislexia. Hay 600.000 niños escolarizados con dislexia en España
y no lo saben. Ese es el problema”, subraya.
La dislexia —que suele pasar desapercibida
tanto para los padres, como para los profesores, como para los propios
afectados— es una máquina trituradora de niños. “Se quedan por el
camino pensando que son tontos y no valen”, lamenta Rello. El 40% del
abandono escolar está relacionado con dificultades del lenguaje. Y la
dislexia, cuyo origen
está en el cerebro, es la más frecuente. Los disléxicos poseen una
inteligencia normal
o superior a la media, pero son como ciegos para las palabras,
igual que un daltónico no puede ver determinados colores. Si no se
detecta su problema, el sistema educativo les pasa por encima: para
aprender hay que leer y para demostrar lo aprendido hay que escribir.
Otros disléxicos, como el estadounidense Steve Jobs, cofundador de
Apple, sí logran el éxito profesional.
Rello cree que tiene una solución al problema.
Junto a su equipo, ha desarrollado
Dytective, una aplicación que mezcla juegos lingüísticos con
inteligencia artificial, para detectar dificultades de lectura y
escritura. “Tiene un 86% de precisión”, afirma la lingüista, primera
persona española en recibir
el premio Joven Investigador Europeo de la organización
Euroscience, en 2013, y también nombrada
Innovadora Social del Año menor de 35 años en España por el MIT
Technology Review, en 2014, por sus anteriores investigaciones sobre
la dislexia.
Hay 600.000
niños escolarizados con dislexia en España y no lo saben. Ese es el
problema”, subraya la lingüista Luz Rello
La eficacia de Dytective se ha evaluado con más
de 5.000 participantes en 71 colegios de España, Chile y Colombia. La
aplicación, calcula Rello, estará totalmente lista en abril de 2016,
aunque ya cosecha éxitos. El juego es finalista en
el premio AI & Robotic Award for Good, un galardón otorgado por
Emiratos Árabes Unidos y dotado con un millón de dólares. “La
Consejería de Educación de Murcia quiere implantar Dytective en cuanto
esté disponible. Son 250.000 niños escolarizados”, adelanta la
lingüista.
“En la mayoría de los casos la dislexia, con un
poco de atención y que te enseñen a leer y a escribir más
pausadamente, se puede superar sin ningún problema. Yo tengo un
doctorado. Pero tienes que saberlo. La idea es encontrar algo que te
diga, antes de que surja el problema, si tienes riesgo de tener
dislexia o no. Y esto es lo que hemos hecho en Carnegie Mellon”,
explica Rello. La investigadora ya ha puesto a disposición de la
comunidad educativa otras herramientas contra la dislexia, como
Piruletras, una aplicación para mejorar la escritura que va por
las 30.000 descargas. En niños de 9 a 11 años, el número de errores se
reduce un 42% tras cuatro semanas jugando. Rello pide que los centros
educativos “no den tanta importancia a las faltas de ortografía”
cometidas por las personas con dislexia.
Algunos juegos de
la aplicación Dytective.
El juego Dytective, de apenas 15 minutos,
analiza 200 variables, desde el movimiento del ratón a su aceleración,
pasando por el número de errores y el tiempo de reacción. Gracias al
cotejo con una base de datos de miles de niños diagnosticados, un
algoritmo de aprendizaje automático alerta de posibles dificultades de
lenguaje y escritura, antes de que el niño entre en la trituradora del
fracaso escolar.
“Ahora mismo un
diagnóstico de dislexia te cuesta de 150 a 1.000 euros. Hay muy pocas
personas que se pueden permitir esto. La idea es democratizar el
acceso a la detección y a la intervención de la dislexia. Dytective
tendrá un precio mínimo sostenible de unos pocos euros”, sostiene
Rello, que ha llegado a un acuerdo con la Universidad Carnegie Mellon
para explotar la patente sin ánimo de lucro, a través de la
organización
Change Dyslexia, fundada por la propia lingüista.