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Deberes
escolares: Un factor para la desigualdad
Los ejercicios en casa siguen sin regularse en el desarrollo
de la Lomce pese a las advertencias de la OCDE. Expertos
dudan de la eficacia de estas tareas.
Diego J. Geniz | Actualizado 23.02.2015
El último informe de la Organización para el
Desarrollo y la Cooperación Económica (OCDE) ha
reabierto una vieja polémica que lleva años
asentada en la comunidad educativa ¿Deberes sí o
no? Los ejercicios que los docentes encargan a
los menores fuera del horario escolar han vuelto
a ocupar titulares tras el citado estudio, que
indica que dichas actividades pueden suponer un
factor de desigualdad entre los alumnos, pues
son muchos padres los que no cuentan con
conocimientos suficientes para ayudar a sus
hijos en dichos trabajos. Existen países
europeos cuyas leyes educativas regulan estos
deberes, algo que ocurre en algunas comunidades
españolas, aunque no en Andalucía, donde los
mencionados ejercicios quedan al arbitrio de los
centros docentes y los propios maestros.
Un ejemplo claro de lo expuesto en el
estudio de la OCDE lo constituye el caso de
Carmen Gutiérrez. Cuando llega de trabajar a
las 17:00 tiene que ayudar a su hijo de 9
años en las tareas escolares que le encargan
casi todos los días. Años atrás el tiempo
dedicado a dicha labor apenas superaba la
hora, pero en tercero de Primaria ya alcanza
los 120 minutos, duración que esta madre
considera "desorbitada". Lo peor, sin
embargo, no son esas dos horas que Carmen
Gutiérrez tiene que sacarse de su quehacer
diario, sino las dificultades cada vez
mayores que encuentra para ayudar a su hijo.
"En los primeros cursos mi
nivel de conocimiento en ciertas materias
era suficiente, por lo que cualquier duda de
mi hijo podía resolvérsela, pero ahora hay
muchos contenidos que escapan del
aprendizaje que recibí. Especialmente en
Inglés, ya que mi manejo es muy básico, pues
cuando iba al colegio se enseñaba con más
edad y un nivel no tan desarollado", explica
Gutiérrez. La situación de esta madre no es
ajena a la de muchas otras que se encuentran
con semejante dificultad.
El problema se complica
cuando se traslada al aula, pues este
espacio de enseñanza se convierte también en
el lugar donde el niño observa en numerosas
ocasiones cómo sus padres tienen un nivel de
conocimiento inferior al de los
progenitores o tutores de otros compañeros,
lo que conlleva a generar una sensación de
inferioridad que los expertos consideran la
raíz de una desigualdad escolar.
Éste es el punto en el que
incide un reciente estudio de la OCDE a
partir de los datos obtenidos del último
informe PISA. En concreto, los resultados
del referido análisis subrayan que los
deberes contribuyen a aumentar la brecha de
los estudiantes que proceden de familias con
nivel socieconómico alto (que, por lo
general, poseen un mayor nivel cultural) y
las de estatus inferior. El motivo de esta
desigualdad, como apuntaba con su ejemplo
Carmen Gutiérrez, obedece -según el estudio
de la OCDE- a que los escolares que reciben
ayuda en su casa (ya sea a través de clases
particulares o directamente de sus padres)
parten con ventaja respecto a aquéllos que
no cuentan con dicho apoyo, debido a que sus
familias no pueden sufragarle esas horas
extra o no poseen el nivel educativo
necesario.
Por todo ello, la OCDE
concluye que "los deberes son una carga para
los alumnos con desventajas socieconómicas,
pues la disparidad se refuerza en los logros
de los estudiantes". Esta desigualdad se
constata en España, donde el analista de
Políticas Educativas del citado organismo,
Daniel Salinas, refiere que "al igual que en
la mayoría de los países, en España los
alumnos de un entorno socieconómico más
aventajado destinan un promedio de 7,4 horas
a la semana a los deberes, mientras que los
de un contexto menos favorecido sólo emplean
5,6 horas". Esas 1,8 horas de diferencia
acaban marcando unos resultados académicos
bien distintos al final del ciclo formativo.
Salinas propone mayores apoyos a los
estudiantes vulnerables y a sus familias
después del horario escolar.
La Junta de Andalucía, que tiene
transferidas las competencias educativas,
desarrolla desde hace años el programa de
acompañamiento familiar, que tiene como fin
precisamente ése: mejorar el rendimiento y
la integración social de alumnos con
problemas en el aprendizaje. El presente
curso se benefician de este plan 1.576
centros educativos de toda la comunidad.
Sin embargo, ni la legislación estatal -con
la polémica Lomce- ni la autonómica -con el
decreto que desarrolla la ley aprobada por
el Gobierno de Rajoy- establecen nada sobre
los deberes fuera del aula. Esta alta
posición en poco contribuye -como constatan
los informes del PISA- a que los resultados
académicos del alumnado español se
encuentren entre los primeros. Sirva de
ejemplo el caso de Finlandia, que siempre ha
servido de país modelo en cuanto a logros
educativos. En sus centros educativos la
carga horaria de los deberes ha pasado en
nueve años de las cuatro horas semanales a
poco más de dos, lo que no le ha restado ni
un ápice a la hora de posicionarse en lo
alto de la tabla en cuanto a éxito
educativo.