LEVANTE
El Mercantil Valenciano
Violencia infantil en la red
Luis León Barreto
15.03.2014
Vivimos en una sociedad
individualista, competitiva, exhibicionista y con tendencia a practicar
y enaltecer los comportamientos agresivos. ¿Cómo explicar el hecho de
que una niña de 14 años agreda a otra y algún compañero o compañera de
clase grabe la secuencia, la cuelgue en Youtube y reciba miles y miles
de visitas? En las inmediaciones de un centro educativo en Sabadell la
agresora se enzarzó a golpes y patadas en la cara y la cabeza de la otra
chica, a la que arrastra por el pelo en presencia de otras jóvenes que
no intervienen para frenar la acción. Lejos de mostrar arrepentimiento,
la agresora se justificó escribiendo en su cuenta de una red social que
si pegó a la otra chica era porque tenía motivos para hacerlo, ya que lo
que le hizo antes la víctima a ella «no tenía perdón». Ese alguien que
grabó la escena, ¿con qué propósito actuó? ¿Y esa red social que ha
mantenido el vídeo, por qué lo ha hecho? Con el fin de conseguir el
mayor número posible de visitas. Este tipo de acciones constituye una
peligrosa moda en todo el mundo. Una parte del cine que se proyecta
ofrece un sutil elogio de la violencia y la soez televisión que
padecemos enaltece el escándalo, busca incrementar audiencias a base de
insultos, empujones, un griterío sin igual que en ocasiones llega
incluso a la agresión física. En el caldo de cultivo de una sociedad en
crisis que ha extraviado valores suceden múltiples acciones de acoso
que, la mayoría de las veces, son silenciadas.
Es lo que nos dicen las
estadísticas: el 90 % de los casos de maltrato o violencia infantil no
se denuncia. Hay acoso escolar que incluso llega a producir muertes por
suicidio. Así se desprende de los informes internacionales elaborados
por asociaciones que trabajan para evitar la violencia en los menores,
para superar el miedo a denunciar. Opinan algunos psicólogos que la
conducta humana agresiva es «normal» y se encuentra en el ser humano
como respuesta frente al ambiente. Es decir, que somos seres violentos
por naturaleza, primates evolucionados que hace mucho bajaron de los
árboles a la estepa africana y han alcanzado el actual desarrollo
tecnológico después de innumerables guerras y matanzas, pero según
nuestra educación y el medio en el que nos desarrollemos seremos capaces
o no de adaptar nuestra agresividad y controlar correctamente nuestras
conductas. ¿Sería exclusivamente el ejercicio de la violencia lo que ha
determinado la evolución de la especie, su perfeccionamiento a través de
los siglos?
Hay otros psicólogos que
se enfrentan a esta postura y aseguran que no somos violentos por
naturaleza, sino que ejercemos conductas violentas porque creemos que
son correctas. La letra con sangre entra, decían en las escuelas hasta
hace unas décadas, pero luego hemos pasado a un exceso de mimos a los
hijos, hasta el punto de que llegan a alzarse como pequeños tiranos. Dar
una torta a un niño sería una forma adecuada de corregir o de educar,
pero un juez de Pamplona ha dictado una sentencia que condena a un padre
a pagar una multa de 213 euros, seis meses de alejamiento de su hijo y
hacer trabajo social por haber pegado a su hijo de ocho años cuando este
se negaba a hacer los deberes escolares. Denunciado por su exmujer, el
acusado, de 36 años, en estado de máxima irritación, le dio una torta al
pequeño, lo levantó de la silla donde estaba sentado, lo tiró sobre una
cama y le dio varios azotes en las nalgas. Una sentencia polémica, la
cultura del esfuerzo entre los niños y los jóvenes parece que ha
desaparecido sin otros miramientos. Paralelamente, abundan los casos en
que, como venganza tras una relación rota, un novio despechado cuelga en
Youtube o Facebook vídeos o fotos de contenido erótico con su expareja.
Este «porno de venganza» debe ser denunciado y perseguido por los
tribunales.
Está claro que cuando el
ambiente en que se desarrolla un menor es violento, él asimilará ciertas
conductas agresivas y en el futuro las proyectará en su forma de actuar.
Somos una sociedad de pasarela, lo importante es exhibirse. Entonces
podríamos pensar que si queremos dejar de ser una sociedad
colectivamente predispuesta a enaltecer la violencia en internet,
debemos comprender el ambiente socioeconómico en que crece una
generación que ha perdido muchos derechos en el camino, identificar las
causas y crear las condiciones más adecuadas para dejar de producir
personas violentas o con tendencia a la violencia. Una generación, la
más preparada de la historia reciente, contempla ante sí el abultadísimo
paro juvenil, la restricción de becas, las dificultades cada vez más
duras para acceder a los programas Erasmus. ¿Estudiar, para qué? Para
abrir la maleta y emigrar. Se van los mejores, y difícilmente vuelven.
Eso también es violencia.
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