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"Me sentí muy sola: Mis compañeros y los profesores me dieron la espalda"

diario abc.es   Sábado , 30-01-10

ESTHER ARMORA

BARCELONA. El caso de Paula A. C. no es el primero ni, lamentablemente, será el último de acoso escolar. Su pesadilla comenzó cuando cursaba tercero de Primaria y duró ocho interminables meses en los que la niña -entonces tenía ocho años- fue objeto de todo tipo de insultos y agresiones por parte de sus compañeros en el colegio Joan Pelegrí de Barcelona. Ahora, con los ánimos más calmados y en otro centro escolar -sus padres se vieron obligados a cambiarla de colegio-, la joven, de diez años, se sincera con ABC. Reforzando sus palabras hay un informe del Síndic de Greuges en el que se conmina a las altas instancias educativas a que revisen su historia porque hay claros indicios de veracidad.

-¿Recuerda cuando empezó a sentirse acosada?

-Hacía días que un niño de mi clase me insultaba y amenazaba, pero cuando me asusté más fue cuando me tiró a la piscina y me hizo daño.

-¿Por qué cree que lo hizo?, ¿por qué la tomó con usted?

-Todavía no lo sé porque llevaba en este colegio desde P3 y nunca había tenido problemas, aunque él y sus amigos empezaron a acosarme cuando vieron que era buena en natación. Imagino que fue por eso,... o porque sacaba buenas notas. No sé, todavía no sé porque me pasó a mi.

-Habla de más de un niño...

-Sí, el lideraba un grupo y consiguió llevarse también a mis amigas. Eso me dolió muchísimo, aunque luego supe que él les amenazaba con agredirles si no iban a por mí. Al salir de clase no sólo me amenaza él y su grupo sino que sus padres también hacían lo mismo cuando me encontraban por la calle.

-¿Cuándo se lo comentó a sus padres?

-Al principio, porque me afectaba mucho, aunque sabía que se preocuparían.

-¿Y a sus profesores?

-Se lo dije a mi tutora porque ya no podía más aunque no me ayudó. Al contrario. me dijo que mentía. Incluso me amenazó con no dejarme entrar en clase si no decía que me lo había inventado todo.

-¿Y qué hizo?

-Pues tuve que decirlo pero luego avisé a mis padres llorando y ellos fueron a hablar con ella y me apoyaron.

-¿Se sintió sola en el proceso?

-Sí. Me sentí muy sola, pensé que nadie me creía. Mis compañeros y los maestros, me dieron la espalda.

-¿Duerme ya de un tirón?

-No, aún tengo pesadillas porque mi abuela que va a recogerme al colegio cada día vive en la misma calle del niño que me agredía y temo encontrármelo.